Historia de la revolución rusa (Istoria ruscoi revolutsii) fue escrita en ruso en el destierro de Trotsky en la isla de Prinkipo, mar de Mármara, Turquía. Iniciada por él en 1929 y acabada el 29 de junio de 1932, la obra se publica por primera vez, en traducción de Max Eastman, como The History of the Russian Revolution t. I-III, en Londres 1932-33. Digitalizado por Julagaray en julio de 1997, para la Red Vasca Roja, con cuyo permiso aparece aquí. El formato del documento fue ajustado al del MIA por Juan R. Fajardo en octubre de 1999.
Explicación:
En los dos primeros meses del año 1917 reinaba todavía en Rusia la dinastía de los Romanov. Ocho meses después estaban ya en el timón los bolcheviques, un partido ignorado por casi todo el mundo a principios de año y cuyos jefes, en el momento mismo de subir al poder, se hallaban aún acusados de alta traición. La historia no registra otro cambio de frente tan radical, sobre todo si se tiene en cuenta que estamos ante una nación de ciento cincuenta millones de habitantes. Es evidente que los acontecimientos de 1917, sea cual fuere el juicio que merezcan, son dignos de ser investigados.
Respuesta:
Historia de la revolución rusa (Istoria ruscoi revolutsii) fue escrita en ruso en el destierro de Trotsky en la isla de Prinkipo, mar de Mármara, Turquía. Iniciada por él en 1929 y acabada el 29 de junio de 1932, la obra se publica por primera vez, en traducción de Max Eastman, como The History of the Russian Revolution t. I-III, en Londres 1932-33. Digitalizado por Julagaray en julio de 1997, para la Red Vasca Roja, con cuyo permiso aparece aquí. El formato del documento fue ajustado al del MIA por Juan R. Fajardo en octubre de 1999.
Explicación:
En los dos primeros meses del año 1917 reinaba todavía en Rusia la dinastía de los Romanov. Ocho meses después estaban ya en el timón los bolcheviques, un partido ignorado por casi todo el mundo a principios de año y cuyos jefes, en el momento mismo de subir al poder, se hallaban aún acusados de alta traición. La historia no registra otro cambio de frente tan radical, sobre todo si se tiene en cuenta que estamos ante una nación de ciento cincuenta millones de habitantes. Es evidente que los acontecimientos de 1917, sea cual fuere el juicio que merezcan, son dignos de ser investigados.