En la empresa Servicios Diseños Mágicos 123 se presentó un problema de comunicación con una empleada de 25 años y con 2 años en la organización.
La empleada señalada ingresó en octubre de 2017 con un contrato de seis meses, y en enero de 2018 se le renovó el contrato por un año. Luego de esto su rendimiento bajó mucho. Llegaba siempre tarde, pedía permiso frecuentemente y, trataba mal a algunos clientes.
Faltando tres (3) semanas para vencerse su contrato es citada por la subgerente para escuchar las razones de su comportamiento. Al principio se mostró preocupada y dijo que trataría de cambiar pero siguió igual.
En virtud de ello, se le envía un correo electrónico donde se le informa que debido a su deficiente desempeño laboral su contrato no será renovado, ante lo cual la empleada pide una nueva entrevista con la subgerente donde al principio se muestra molesta pero luego explica que su mal comportamiento obedece a problemas familiares que la han llevado a sentirse muy estresada.
La subgerente dice entender su situación pero le explica que la renovación del contrato no depende de ella sino de la gerencia, quien está al tanto de su comportamiento, además le recuerda que ya se la había dado una oportunidad.
La empleada le ruega que interceda por ella ante la gerencia porque realmente necesita el empleo, ante lo cual la subgerente sostiene que hará lo posible pero en todo caso sería un contrato de 3 meses para evaluar su desempeño, a lo cual accede la empleada en cuestión.
Tal como se observa, al principio la situación es manejada emocionalmente de manera incorrecta y por ello la empleada no corrigió su errado proceder, pero una vez que la subgerente toma el control de la situación procede a aplicar como técnica de resolución de conflictos la rutina del bueno y el malo. Una estrategia donde pone como el malo a la gerencia y a ella como el bueno.
Asimismo, la subgerente emplea dentro de la negociación el modelo clausewiano, dejándole ver a la empleada que si declinaba en su actitud vendrían momentos más favorables
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En la empresa Servicios Diseños Mágicos 123 se presentó un problema de comunicación con una empleada de 25 años y con 2 años en la organización.
La empleada señalada ingresó en octubre de 2017 con un contrato de seis meses, y en enero de 2018 se le renovó el contrato por un año. Luego de esto su rendimiento bajó mucho. Llegaba siempre tarde, pedía permiso frecuentemente y, trataba mal a algunos clientes.
Faltando tres (3) semanas para vencerse su contrato es citada por la subgerente para escuchar las razones de su comportamiento. Al principio se mostró preocupada y dijo que trataría de cambiar pero siguió igual.
En virtud de ello, se le envía un correo electrónico donde se le informa que debido a su deficiente desempeño laboral su contrato no será renovado, ante lo cual la empleada pide una nueva entrevista con la subgerente donde al principio se muestra molesta pero luego explica que su mal comportamiento obedece a problemas familiares que la han llevado a sentirse muy estresada.
La subgerente dice entender su situación pero le explica que la renovación del contrato no depende de ella sino de la gerencia, quien está al tanto de su comportamiento, además le recuerda que ya se la había dado una oportunidad.
La empleada le ruega que interceda por ella ante la gerencia porque realmente necesita el empleo, ante lo cual la subgerente sostiene que hará lo posible pero en todo caso sería un contrato de 3 meses para evaluar su desempeño, a lo cual accede la empleada en cuestión.
Tal como se observa, al principio la situación es manejada emocionalmente de manera incorrecta y por ello la empleada no corrigió su errado proceder, pero una vez que la subgerente toma el control de la situación procede a aplicar como técnica de resolución de conflictos la rutina del bueno y el malo. Una estrategia donde pone como el malo a la gerencia y a ella como el bueno.
Asimismo, la subgerente emplea dentro de la negociación el modelo clausewiano, dejándole ver a la empleada que si declinaba en su actitud vendrían momentos más favorables