En medio de un camino, el rey, con gran esfuerzo, empuja una enorme roca.
Rey: (Hablando solo). Necesito un ministro que sea generoso y creativo. Para encontrarlo, colocaré esta roca obstaculizando el paso. Quien la retire será el elegido.
El rey se esconde bajo unos arbustos. Entra un mercader.
Mercader: ¡Una roca! ¡Qué escándalo!(Con aires de importancia). Si el rey supiera que yo tenía que pasar por aquí, habría mandado quitarla. En fin, la esquivaré.
El mercader esquiva la piedra y continúa su camino. Entra una dama.
Dama: ¿Y esto? ¡Una roca me impide el paso! Tendré que bordearla y... ¡se me ensuciará el vestido!
La dama bordea la roca y se aleja quejándose. Entra un anciano con bastón.
Anciano: ¡Qué piedra tan grande! (Con tono lastimero). ¡Ya casi no tengo fuerzas para moverme! ¡No podré retirar la piedra para continuar mi camino!
Entra una campesina
Campesina: Buenos días, señor. ¿Le ocurre algo?
Anciano: Esta roca me cierra el paso y no puedo atravesar los matorrales. ¡Tendré que volver por donde he venido! ¡Con lo cansado que estoy...!
Campesina: Espere un momento, intentaré quitarla para dejar el camino libre. Por favor, présteme su bastón. (Utiliza el bastón como palanca y, con un enorme esfuerzo, consigue retirar la roca). ¡Uf! ¡Ya puede pasar!
En ese momento, el rey sale de su escondite.
Rey: (Se dirige a la campesina).Buena mujer, eres la única que ha pensado en los demás y ha retirado el obstáculo del camino. Vendrás conmigo a palacio y serás mi ministra.
LA ROCA DEL CAMINO
En medio de un camino, el rey, con gran esfuerzo, empuja una enorme roca.
Rey: (Hablando solo). Necesito un ministro que sea generoso y creativo. Para encontrarlo, colocaré esta roca obstaculizando el paso. Quien la retire será el elegido.
El rey se esconde bajo unos arbustos. Entra un mercader.
Mercader: ¡Una roca! ¡Qué escándalo!(Con aires de importancia). Si el rey supiera que yo tenía que pasar por aquí, habría mandado quitarla. En fin, la esquivaré.
El mercader esquiva la piedra y continúa su camino. Entra una dama.
Dama: ¿Y esto? ¡Una roca me impide el paso! Tendré que bordearla y... ¡se me ensuciará el vestido!
La dama bordea la roca y se aleja quejándose. Entra un anciano con bastón.
Anciano: ¡Qué piedra tan grande! (Con tono lastimero). ¡Ya casi no tengo fuerzas para moverme! ¡No podré retirar la piedra para continuar mi camino!
Entra una campesina
Campesina: Buenos días, señor. ¿Le ocurre algo?
Anciano: Esta roca me cierra el paso y no puedo atravesar los matorrales. ¡Tendré que volver por donde he venido! ¡Con lo cansado que estoy...!
Campesina: Espere un momento, intentaré quitarla para dejar el camino libre. Por favor, présteme su bastón. (Utiliza el bastón como palanca y, con un enorme esfuerzo, consigue retirar la roca). ¡Uf! ¡Ya puede pasar!
En ese momento, el rey sale de su escondite.
Rey: (Se dirige a la campesina).Buena mujer, eres la única que ha pensado en los demás y ha retirado el obstáculo del camino. Vendrás conmigo a palacio y serás mi ministra.