Yo he escuchado una vez en el norte del Perú que hay una carretera que tiene una curva con lápidas, porque la gente ha tenido accidentes allí. Es como una piedra, y tiene piedras dibujaditas, porque de un accidente murió mucha gente. Al voltear allí, dicen que tienes que rezar tú un padrenuestro para estas almas, y seguir tu camino. Si no rezas, dicen que hay una mujer que hace auto-stop, y un amigo me contó que un hombre se pasó de largo el camino sin hacerle un rezo, y la mujer estaba con una bata blanca; se notaban todos los pechos. Y el hombre para, y la sube al coche. Entonces, la mujer le decía:
-Vente conmigo, vamos, vente conmigo.
Y él decía que no podía.
Y el hombre dice que la veía alta, aunque estaba sentada. Y se reía de una manera muy rara. Y el hombre, disimuladamente, pasa la mano por el asiento, y la mujer estaba en el aire. El hombre, de miedo, dice que ha volteado y ha tenido un accidente, y la mujer dice que le dijo:
-¿Ves? Yo te dije que te vinieras conmigo, y ahora te voy a llevar...
Y se lo llevó, lo encontraron muerto.
Yo he pasado por esa esquina. Está la piedra con lápidas dibujadas, y tienes que rezar. Y cuando yo he ido en autocar, el chófer se ha parado y ha rezado.
Y el que pasa sin rezar, la mujer va al lado del coche, y para no dejarla subir, el coche debe acelerar, mientras el conductor reza. Si la mujer sube, te mueres y te lleva.
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Respuesta:
EL FANTASMA DEL AUTO-STOP
Yo he escuchado una vez en el norte del Perú que hay una carretera que tiene una curva con lápidas, porque la gente ha tenido accidentes allí. Es como una piedra, y tiene piedras dibujaditas, porque de un accidente murió mucha gente. Al voltear allí, dicen que tienes que rezar tú un padrenuestro para estas almas, y seguir tu camino. Si no rezas, dicen que hay una mujer que hace auto-stop, y un amigo me contó que un hombre se pasó de largo el camino sin hacerle un rezo, y la mujer estaba con una bata blanca; se notaban todos los pechos. Y el hombre para, y la sube al coche. Entonces, la mujer le decía:
-Vente conmigo, vamos, vente conmigo.
Y él decía que no podía.
Y el hombre dice que la veía alta, aunque estaba sentada. Y se reía de una manera muy rara. Y el hombre, disimuladamente, pasa la mano por el asiento, y la mujer estaba en el aire. El hombre, de miedo, dice que ha volteado y ha tenido un accidente, y la mujer dice que le dijo:
-¿Ves? Yo te dije que te vinieras conmigo, y ahora te voy a llevar...
Y se lo llevó, lo encontraron muerto.
Yo he pasado por esa esquina. Está la piedra con lápidas dibujadas, y tienes que rezar. Y cuando yo he ido en autocar, el chófer se ha parado y ha rezado.
Y el que pasa sin rezar, la mujer va al lado del coche, y para no dejarla subir, el coche debe acelerar, mientras el conductor reza. Si la mujer sube, te mueres y te lleva.