Esta historia se trata de un profeta llamado Elías. Él era un hombre corriente que cometía errores, que tenía miedo a veces, pero cuando se trataba de las cosas realmente importantes, confiaba en Dios.
Conozcamos su historia...
Elías era un profeta de Dios y le dijo a Acab y a su pueblo que se arrepintieran, porque si no lo hacían, Dios les mandaría hambre. No habría agua y la gente no tendría qué comer.
El rey Acab tenía una esposa llamada Jezabel, que no creía en Dios y mataba a los profetas, por lo que quería matar a Elías.
Dios le dijo a Elías que se escondiera de Jezabel, y él se escondió cerca de un arroyo. Bebía agua del arroyo, y Dios mandó a los pájaros que le llevaran comida.
Luego vino la sequía; no hubo más agua en el arroyo, y Elías no tenía nada que beber o comer.
Dios le dijo a Elías que fuera a una ciudad donde conocería a una mujer que le daría agua y comida.
Elías encontró a la mujer, que era viuda que vivía con su hijo. Elías le pidió agua y pan, pero la mujer le dijo que no tenía. Sólo tenía un poco de harina y aceite para hacer pan a su hijo.
Elías le dijo que hiciera pan para él primero y que Dios le daría más harina y aceite y que tendría alimentos hasta que se pasara el hambre. La mujer le hizo pan.
Elías comió junto con la mujer y su hijo y se quedó con ellos por muchos días. Dios los bendijo, y siempre tuvieron harina y aceite.
Un día el hijo de la mujer se enfermó y murió; ella estaba muy triste.
Elías tenía el sacerdocio, el poder de Dios, y oró pidiéndole que permitiera que el niño volviera a la vida. Dios escuchó la oración de Elías, y sucedió un milagro: el niño resucitó. Elías lo llevó donde su madre, y ella supo que él era un profeta de Dios.
¿Quién fue Elías?
Esta historia se trata de un profeta llamado Elías. Él era un hombre corriente que cometía errores, que tenía miedo a veces, pero cuando se trataba de las cosas realmente importantes, confiaba en Dios.
Conozcamos su historia...
Elías era un profeta de Dios y le dijo a Acab y a su pueblo que se arrepintieran, porque si no lo hacían, Dios les mandaría hambre. No habría agua y la gente no tendría qué comer.
El rey Acab tenía una esposa llamada Jezabel, que no creía en Dios y mataba a los profetas, por lo que quería matar a Elías.
Dios le dijo a Elías que se escondiera de Jezabel, y él se escondió cerca de un arroyo. Bebía agua del arroyo, y Dios mandó a los pájaros que le llevaran comida.
Luego vino la sequía; no hubo más agua en el arroyo, y Elías no tenía nada que beber o comer.
Dios le dijo a Elías que fuera a una ciudad donde conocería a una mujer que le daría agua y comida.
Elías encontró a la mujer, que era viuda que vivía con su hijo. Elías le pidió agua y pan, pero la mujer le dijo que no tenía. Sólo tenía un poco de harina y aceite para hacer pan a su hijo.
Elías le dijo que hiciera pan para él primero y que Dios le daría más harina y aceite y que tendría alimentos hasta que se pasara el hambre. La mujer le hizo pan.
Elías comió junto con la mujer y su hijo y se quedó con ellos por muchos días. Dios los bendijo, y siempre tuvieron harina y aceite.
Un día el hijo de la mujer se enfermó y murió; ella estaba muy triste.
Elías tenía el sacerdocio, el poder de Dios, y oró pidiéndole que permitiera que el niño volviera a la vida. Dios escuchó la oración de Elías, y sucedió un milagro: el niño resucitó. Elías lo llevó donde su madre, y ella supo que él era un profeta de Dios.
⭐Atte. Aracelly