Erase una vez en el fondo del océano una hermosa mujer de piel bronceada y de cabellos verdosos coqueta y encantadora, la cual vio salir un día resplandeciente de ese inmenso mar un pescador llamado Manuel, cuando observo aquella bella criatura pensó ¿será un hipopótamo? O quizás una danta?, llegó a pensar que tal vez podría ser una creación mágica, su cabeza pensaba en infinidades de cosas que también lo hacían dudar, podría ser algo malvado o de pronto no.
El pescador se acercó a unas rocas que había cerca de la playa para poder observar mejor y de repente se dio cuenta que aquella bella criatura no era más que una majestuosa sirena la cual estaba atada, pues otros pescadores querían cazarla, ella vio con clemencia aquel hombre y pidió auxilio, que la rescatara de aquellos malos hombres que querían mostrarla ante el mundo y ella no podía ser descubierta, porque su naturaleza no se lo permitía, si esto llegaba a suceder ella moriría.
Fue entonces cuando el pescador busco la manera para desatarla y enviarla de nuevo al fondo del mar, pero a cambio quería que ella le permitiera un anhelado deseo: tener un gran barco; aquella sirena le dijo que ella no podía darle lo que le pedía porque no se le estaba permitido satisfacer las necesidades materiales de los humanos, así que solo le dijo, si logras desatarme te permitiré a ti y a los tuyos una abundante pesca por el resto de tu vida, este noble hombre accedió en gratitud a la propuesta ofrecida por la Sirena.
Logró liberarla y enviarla de nuevo a sus raíces marinas, y desde entonces cumple aquella propuesta ofrecida al pescador.
La Dama de las profundidades del océano.
Erase una vez en el fondo del océano una hermosa mujer de piel bronceada y de cabellos verdosos coqueta y encantadora, la cual vio salir un día resplandeciente de ese inmenso mar un pescador llamado Manuel, cuando observo aquella bella criatura pensó ¿será un hipopótamo? O quizás una danta?, llegó a pensar que tal vez podría ser una creación mágica, su cabeza pensaba en infinidades de cosas que también lo hacían dudar, podría ser algo malvado o de pronto no.
El pescador se acercó a unas rocas que había cerca de la playa para poder observar mejor y de repente se dio cuenta que aquella bella criatura no era más que una majestuosa sirena la cual estaba atada, pues otros pescadores querían cazarla, ella vio con clemencia aquel hombre y pidió auxilio, que la rescatara de aquellos malos hombres que querían mostrarla ante el mundo y ella no podía ser descubierta, porque su naturaleza no se lo permitía, si esto llegaba a suceder ella moriría.
Fue entonces cuando el pescador busco la manera para desatarla y enviarla de nuevo al fondo del mar, pero a cambio quería que ella le permitiera un anhelado deseo: tener un gran barco; aquella sirena le dijo que ella no podía darle lo que le pedía porque no se le estaba permitido satisfacer las necesidades materiales de los humanos, así que solo le dijo, si logras desatarme te permitiré a ti y a los tuyos una abundante pesca por el resto de tu vida, este noble hombre accedió en gratitud a la propuesta ofrecida por la Sirena.
Logró liberarla y enviarla de nuevo a sus raíces marinas, y desde entonces cumple aquella propuesta ofrecida al pescador.