En ese día del año 1854 fue cuando el velero “Sea Witch” llegó a Panamá con el tercer grupo de trabajadores varones chinos que habían sido contratados para trabajar en la construcción del primer ferrocarril transcontinental. En ningún momento ellos habían sido informados sobre los problemas que enfrentarían, tales como las condiciones climáticas, las enfermedades o los cambios socioculturales, y la añoranza de la familia. En aquella época, los chinos eran una leyenda; venían de una sociedad desarrollada, protegida por la Gran Muralla. Cuando desembarcaron en la Ciudad de Panamá, se les consideró extraños por su aspecto físico y su comportamiento. Con sus cabellos trenzados en una coleta, cubiertos con sombreros cónicos de ratán y bambú, vestían pantalones azules y caminaban silenciosamente con la cabeza inclinada y con sus delicadas manos dentro de sus ondulantes mangas. Sus esfuerzos y sacrificios, al igual que los de muchos otros trabajadores de otros países, hizo posible que un año después se escucharan el extraordinario estruendo del ferrocarril y el silbido de la locomotora, que a todo vapor cruzaba por primera vez la distancia que separaba el Atlántico del Pacífico.
Con el propósito de resaltar en todo el territorio nacional los valores y aportes de los chinos a la cultura y al desarrollo de Panamá, la Asamblea Legislativa declaró el 30 de marzo como el Día Cívico y de Conmemoración de la Etnia China Nacional, mediante la Ley N°15 de 2004.
En ese día del año 1854 fue cuando el velero “Sea Witch” llegó a Panamá con el tercer grupo de trabajadores varones chinos que habían sido contratados para trabajar en la construcción del primer ferrocarril transcontinental. En ningún momento ellos habían sido informados sobre los problemas que enfrentarían, tales como las condiciones climáticas, las enfermedades o los cambios socioculturales, y la añoranza de la familia. En aquella época, los chinos eran una leyenda; venían de una sociedad desarrollada, protegida por la Gran Muralla. Cuando desembarcaron en la Ciudad de Panamá, se les consideró extraños por su aspecto físico y su comportamiento. Con sus cabellos trenzados en una coleta, cubiertos con sombreros cónicos de ratán y bambú, vestían pantalones azules y caminaban silenciosamente con la cabeza inclinada y con sus delicadas manos dentro de sus ondulantes mangas. Sus esfuerzos y sacrificios, al igual que los de muchos otros trabajadores de otros países, hizo posible que un año después se escucharan el extraordinario estruendo del ferrocarril y el silbido de la locomotora, que a todo vapor cruzaba por primera vez la distancia que separaba el Atlántico del Pacífico.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, más grupos de chinos salieron con destino a tierras desconocidas para ellos. Su historia, al igual que la de muchos otros grupos étnicos que llegaron a estas tierras, constituye un capítulo digno de conocer, apreciar y valorar. Como la gran mayoría de los que han emigrado, forzosa o voluntariamente, los chinos se han visto obligados a enfrentar carencias, discriminaciones, problemas de asimilación y adaptación y legislaciones injustas. A pesar de estas dificultades, este grupo étnico realiza valiosas contribuciones en todos los países donde han sido acogidos, esto es un fenómeno que pasó en EEUU, Perú, y otros países, además de Panamá.
La mayoría de nuestros jóvenes paisanos ignoran las penalidades sufridas en esos siglos. Por muchos años sufrieron aislamiento, la indiferencia de sus gobernantes, el aprovechamiento por parte de otras naciones, los desastres naturales y la falta de recursos; lo que limitó el desarrollo de este pueblo en términos de inventiva o iniciativa. Ahora, desde finales del siglo XX, ante la globalización político-económica, la situación de los chinos ha mejorado si se compara con siglos anteriores. La tecnología en todos los campos ha contribuido a que la percepción de los aspectos asociados a los chinos, como el idioma mandarín, el feng shui, la medicina china, las artes marciales y otras tradiciones sean más conocidas y mejor comprendidas.
Por su deseo de superación, su honradez, su lealtad y su espíritu emprendedor, los chinos en Panamá son apreciados por todos aquellos con quienes se relacionan. Muchos panameños de origen o ascendencia china han alcanzado altas posiciones en el gobierno y en puestos de elección popular y otros se han destacado tanto a nivel nacional como internacional por sus aportes en diversos campos. En el sector privado, la miembros de la comunidad china desempeñan papeles importantes en el comercio, la industria, la medicina, la ingeniería, la abogacía, la administración, la contabilidad, el deporte, la literatura, la música y muchos otros servicios y actividades.
En Julio 2018 tuve la oportunidad de presentar esta recolección de datos de la emigración china a Panamá en la ciudad de San Francisco, California, EEUU, frente a la Sociedad Histórica de Chinos. Con este seminario notaron las similitudes en el sacrificio en la migración.
Al recordar a los primeros chinos que llegaron a Panamá y la convirtieron en su nuevo hogar, queremos expresar nuestro agradecimiento por su legado y orgullo de ser panameños de ascendencia china. En muchas ocasiones, los primeros inmigrantes y sus ocho generaciones de panameños de origen chino no hemos sido aceptados o tratados con justicia e igualdad. Sin embargo, con perseverancia, paciencia, honestidad, lealtad, amor por este nuevo hogar, participamos cada día en todos los campos para contribuir al desarrollo político, cultural, social y ambiental de Panamá.
Hoy, todos los panameños de ascendencia china estamos haciendo Patria a través de nuestros esfuerzos, nuestras tradiciones, nuestros valores, nuestra cultura milenaria, nuestros recursos, nuestras iniciativas y nuestros conocimientos. Así como nuestros antepasados chinos nos transmitieron su valioso legado, nosotros también le dejaremos a las futuras generaciones un país en el que todos convivamos en armonía y prosperidad.
Respuesta:
En ese día del año 1854 fue cuando el velero “Sea Witch” llegó a Panamá con el tercer grupo de trabajadores varones chinos que habían sido contratados para trabajar en la construcción del primer ferrocarril transcontinental. En ningún momento ellos habían sido informados sobre los problemas que enfrentarían, tales como las condiciones climáticas, las enfermedades o los cambios socioculturales, y la añoranza de la familia. En aquella época, los chinos eran una leyenda; venían de una sociedad desarrollada, protegida por la Gran Muralla. Cuando desembarcaron en la Ciudad de Panamá, se les consideró extraños por su aspecto físico y su comportamiento. Con sus cabellos trenzados en una coleta, cubiertos con sombreros cónicos de ratán y bambú, vestían pantalones azules y caminaban silenciosamente con la cabeza inclinada y con sus delicadas manos dentro de sus ondulantes mangas. Sus esfuerzos y sacrificios, al igual que los de muchos otros trabajadores de otros países, hizo posible que un año después se escucharan el extraordinario estruendo del ferrocarril y el silbido de la locomotora, que a todo vapor cruzaba por primera vez la distancia que separaba el Atlántico del Pacífico.
Con el propósito de resaltar en todo el territorio nacional los valores y aportes de los chinos a la cultura y al desarrollo de Panamá, la Asamblea Legislativa declaró el 30 de marzo como el Día Cívico y de Conmemoración de la Etnia China Nacional, mediante la Ley N°15 de 2004.
Explicación:
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En ese día del año 1854 fue cuando el velero “Sea Witch” llegó a Panamá con el tercer grupo de trabajadores varones chinos que habían sido contratados para trabajar en la construcción del primer ferrocarril transcontinental. En ningún momento ellos habían sido informados sobre los problemas que enfrentarían, tales como las condiciones climáticas, las enfermedades o los cambios socioculturales, y la añoranza de la familia. En aquella época, los chinos eran una leyenda; venían de una sociedad desarrollada, protegida por la Gran Muralla. Cuando desembarcaron en la Ciudad de Panamá, se les consideró extraños por su aspecto físico y su comportamiento. Con sus cabellos trenzados en una coleta, cubiertos con sombreros cónicos de ratán y bambú, vestían pantalones azules y caminaban silenciosamente con la cabeza inclinada y con sus delicadas manos dentro de sus ondulantes mangas. Sus esfuerzos y sacrificios, al igual que los de muchos otros trabajadores de otros países, hizo posible que un año después se escucharan el extraordinario estruendo del ferrocarril y el silbido de la locomotora, que a todo vapor cruzaba por primera vez la distancia que separaba el Atlántico del Pacífico.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, más grupos de chinos salieron con destino a tierras desconocidas para ellos. Su historia, al igual que la de muchos otros grupos étnicos que llegaron a estas tierras, constituye un capítulo digno de conocer, apreciar y valorar. Como la gran mayoría de los que han emigrado, forzosa o voluntariamente, los chinos se han visto obligados a enfrentar carencias, discriminaciones, problemas de asimilación y adaptación y legislaciones injustas. A pesar de estas dificultades, este grupo étnico realiza valiosas contribuciones en todos los países donde han sido acogidos, esto es un fenómeno que pasó en EEUU, Perú, y otros países, además de Panamá.
La mayoría de nuestros jóvenes paisanos ignoran las penalidades sufridas en esos siglos. Por muchos años sufrieron aislamiento, la indiferencia de sus gobernantes, el aprovechamiento por parte de otras naciones, los desastres naturales y la falta de recursos; lo que limitó el desarrollo de este pueblo en términos de inventiva o iniciativa. Ahora, desde finales del siglo XX, ante la globalización político-económica, la situación de los chinos ha mejorado si se compara con siglos anteriores. La tecnología en todos los campos ha contribuido a que la percepción de los aspectos asociados a los chinos, como el idioma mandarín, el feng shui, la medicina china, las artes marciales y otras tradiciones sean más conocidas y mejor comprendidas.
Por su deseo de superación, su honradez, su lealtad y su espíritu emprendedor, los chinos en Panamá son apreciados por todos aquellos con quienes se relacionan. Muchos panameños de origen o ascendencia china han alcanzado altas posiciones en el gobierno y en puestos de elección popular y otros se han destacado tanto a nivel nacional como internacional por sus aportes en diversos campos. En el sector privado, la miembros de la comunidad china desempeñan papeles importantes en el comercio, la industria, la medicina, la ingeniería, la abogacía, la administración, la contabilidad, el deporte, la literatura, la música y muchos otros servicios y actividades.
En Julio 2018 tuve la oportunidad de presentar esta recolección de datos de la emigración china a Panamá en la ciudad de San Francisco, California, EEUU, frente a la Sociedad Histórica de Chinos. Con este seminario notaron las similitudes en el sacrificio en la migración.
Al recordar a los primeros chinos que llegaron a Panamá y la convirtieron en su nuevo hogar, queremos expresar nuestro agradecimiento por su legado y orgullo de ser panameños de ascendencia china. En muchas ocasiones, los primeros inmigrantes y sus ocho generaciones de panameños de origen chino no hemos sido aceptados o tratados con justicia e igualdad. Sin embargo, con perseverancia, paciencia, honestidad, lealtad, amor por este nuevo hogar, participamos cada día en todos los campos para contribuir al desarrollo político, cultural, social y ambiental de Panamá.
Hoy, todos los panameños de ascendencia china estamos haciendo Patria a través de nuestros esfuerzos, nuestras tradiciones, nuestros valores, nuestra cultura milenaria, nuestros recursos, nuestras iniciativas y nuestros conocimientos. Así como nuestros antepasados chinos nos transmitieron su valioso legado, nosotros también le dejaremos a las futuras generaciones un país en el que todos convivamos en armonía y prosperidad.
Explicación: