Érase una vez una gaviota llamada Kengah, que sumergió el pico en las aguas del Mar del Norte para atrapar un arenque y no escuchó por ello el graznido de alarma de sus compañeras, y así fue que se convirtió en víctima de cualquiera de las muchas mareas negras que asuelan aquellas latitudes. Agotando sus ultimísimas fuerzas, consigue llegar hasta un balcón de una casa de Hamburgo donde reposa un gato, Zorbas, único habitante de la vivienda a causa de las vacaciones de sus dueños. Antes de morir, Kengah logra poner un huevo y le hace prometer a Zorbas tres cosas: que no se comerá el huevo, que lo cuidará hasta que nazca el pollito y que lo enseñará a volar (al pollito, no al huevo).
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Érase una vez una gaviota llamada Kengah, que sumergió el pico en las aguas del Mar del Norte para atrapar un arenque y no escuchó por ello el graznido de alarma de sus compañeras, y así fue que se convirtió en víctima de cualquiera de las muchas mareas negras que asuelan aquellas latitudes. Agotando sus ultimísimas fuerzas, consigue llegar hasta un balcón de una casa de Hamburgo donde reposa un gato, Zorbas, único habitante de la vivienda a causa de las vacaciones de sus dueños. Antes de morir, Kengah logra poner un huevo y le hace prometer a Zorbas tres cosas: que no se comerá el huevo, que lo cuidará hasta que nazca el pollito y que lo enseñará a volar (al pollito, no al huevo).
Explicación:
coronita plis