En 1990 la estructura del movimiento indígena logró ser visible y convertirse en un actor político desde su poder organizativo, de convocatoria de sus bases y desde el pensamiento político-económico, para generar y presentar propuestas alternativas al modelo imperante, es así que por las grandes jornadas de lucha se han logrado victorias y reivindicaciones, disputando con los poderes políticos y el mismo Estado. Históricamente la CONAIE con sus regionales: Confeniae, Ecuarunari y Conaice, junto a sus organizaciones de base y gobiernos comunitarios se movilizan por la defensa de la tierra, los territorios, los recursos naturales, la cultura y saberes ancestrales, los derechos de participación política y toma de decisiones, el reconocimiento de políticas públicas y derechos constitucionales, sin embargo, la lucha sigue.
En octubre del 2019 el poder del movimiento indígena sumado a las fuerzas sociales del sector sindical, estudiantil, barrios y colectivos sociales frenaron el decreto 883 y las pretensiones nefastas direccionadas por el FMI y más organismos de crédito multilateral, se puso un alto a un gobierno impopular – antipopular y sumiso a los grupos económicos y financieros. En octubre de 2019 se demostró la verdadera unidad del pueblo ecuatoriano desde el campo y la ciudad y se convirtió nuevamente en un referente de lucha para Latinoamérica. Sin embargo, la lucha y protesta social debe continuar. En Ecuador, Lenín Moreno, luego de un desastroso manejo de la pandemia, aprovechó el contexto Covid-19, la declaratoria de emergencia sanitaria y el estado de excepción para radicalizar las medidas de ajuste neoliberal dictados por el FMI, grupos de poder hegemónicos nacionales y la banca privada, que descaradamente trasladaron el peso de la crisis a la clase trabajadora, donde también confluyen los indígenas y campesinos, empobreciendo aún más a miles de familias.
Lenín Moreno con su ministro Richard Martínez aprovecharon la pandemia para burlar al pueblo ecuatoriano, con la mal llamada Ley Humanitaria se perjudica enormemente a la clase trabajadora, 150 mil despidos, inestabilidad, precarización y flexibilización laboral, con vía libre para que las empresas asfixien a los trabajadores y se permitan abusos e irrespeto a los derechos laborales conquistados por décadas, la clase media y popular sobre sus hombros debe asumir las malas decisiones de un gobierno empapado en corrupción. El descontento social aumenta por las políticas que empobrecen al país, por esto es necesario radicalizar la unidad del pueblo, de los más empobrecidos del campo y la ciudad. El movimiento indígena de forma progresiva irá siendo parte en estas nuevas jornadas de resistencia, con su estrategia organizativa, unidad y respaldo social y con propuestas consecuentes con su agenda y proyecto político.
Después de 30 años del levantamiento indígena de 1990, las demandas de los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador permanecen, Lenín Moreno y su gobierno han radicalizado las imposiciones del FMI y promovido la acumulación del capital en grupos monopólicos que evaden impuestos en favor de sus ganancias y propician la fuga de capitales a paraísos fiscales; como en el pasado, los grandes terratenientes, la oligarquía y la burguesía nacional se han declarado enemigos de los indígenas, de la clase trabajadora, de los campesinos, de los estudiantes, al amparo de un gobierno cómplice y partícipe de actos de corrupción graves, frente a este escenario queda la unidad y solidaridad de clase entre los indígenas, campesinos, los trabajadores, los desempleados, los estudiantes, los empobrecidos del campo – ciudad y de todos los sectores afectados por las malas decisiones del gobierno, la lucha va porque va.
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En 1990 la estructura del movimiento indígena logró ser visible y convertirse en un actor político desde su poder organizativo, de convocatoria de sus bases y desde el pensamiento político-económico, para generar y presentar propuestas alternativas al modelo imperante, es así que por las grandes jornadas de lucha se han logrado victorias y reivindicaciones, disputando con los poderes políticos y el mismo Estado. Históricamente la CONAIE con sus regionales: Confeniae, Ecuarunari y Conaice, junto a sus organizaciones de base y gobiernos comunitarios se movilizan por la defensa de la tierra, los territorios, los recursos naturales, la cultura y saberes ancestrales, los derechos de participación política y toma de decisiones, el reconocimiento de políticas públicas y derechos constitucionales, sin embargo, la lucha sigue.
En octubre del 2019 el poder del movimiento indígena sumado a las fuerzas sociales del sector sindical, estudiantil, barrios y colectivos sociales frenaron el decreto 883 y las pretensiones nefastas direccionadas por el FMI y más organismos de crédito multilateral, se puso un alto a un gobierno impopular – antipopular y sumiso a los grupos económicos y financieros. En octubre de 2019 se demostró la verdadera unidad del pueblo ecuatoriano desde el campo y la ciudad y se convirtió nuevamente en un referente de lucha para Latinoamérica. Sin embargo, la lucha y protesta social debe continuar. En Ecuador, Lenín Moreno, luego de un desastroso manejo de la pandemia, aprovechó el contexto Covid-19, la declaratoria de emergencia sanitaria y el estado de excepción para radicalizar las medidas de ajuste neoliberal dictados por el FMI, grupos de poder hegemónicos nacionales y la banca privada, que descaradamente trasladaron el peso de la crisis a la clase trabajadora, donde también confluyen los indígenas y campesinos, empobreciendo aún más a miles de familias.
Lenín Moreno con su ministro Richard Martínez aprovecharon la pandemia para burlar al pueblo ecuatoriano, con la mal llamada Ley Humanitaria se perjudica enormemente a la clase trabajadora, 150 mil despidos, inestabilidad, precarización y flexibilización laboral, con vía libre para que las empresas asfixien a los trabajadores y se permitan abusos e irrespeto a los derechos laborales conquistados por décadas, la clase media y popular sobre sus hombros debe asumir las malas decisiones de un gobierno empapado en corrupción. El descontento social aumenta por las políticas que empobrecen al país, por esto es necesario radicalizar la unidad del pueblo, de los más empobrecidos del campo y la ciudad. El movimiento indígena de forma progresiva irá siendo parte en estas nuevas jornadas de resistencia, con su estrategia organizativa, unidad y respaldo social y con propuestas consecuentes con su agenda y proyecto político.
Después de 30 años del levantamiento indígena de 1990, las demandas de los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador permanecen, Lenín Moreno y su gobierno han radicalizado las imposiciones del FMI y promovido la acumulación del capital en grupos monopólicos que evaden impuestos en favor de sus ganancias y propician la fuga de capitales a paraísos fiscales; como en el pasado, los grandes terratenientes, la oligarquía y la burguesía nacional se han declarado enemigos de los indígenas, de la clase trabajadora, de los campesinos, de los estudiantes, al amparo de un gobierno cómplice y partícipe de actos de corrupción graves, frente a este escenario queda la unidad y solidaridad de clase entre los indígenas, campesinos, los trabajadores, los desempleados, los estudiantes, los empobrecidos del campo – ciudad y de todos los sectores afectados por las malas decisiones del gobierno, la lucha va porque va.
Espero haber ayudado <3
Sophie G
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