Ginebra, 25 de noviembre de 2019 - Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los niveles de los gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera han alcanzado un nuevo récord sin precedentes. Esta tendencia continua a largo plazo significa que las generaciones futuras tendrán que hacer frente a unos efectos cada vez más graves del cambio climático, como el aumento de las temperaturas, unos fenómenos meteorológicos más extremos, un mayor estrés hídrico, la subida del nivel del mar y la alteración de los ecosistemas marinos y terrestres.
El Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero ha mostrado que la concentración media mundial de dióxido de carbono (CO2) alcanzó las 407,8 partes por millón (ppm) en 2018, tras haber sido de 405,5 ppm en 2017.
El incremento de CO2 que se produjo de 2017 a 2018 fue muy similar al observado de 2016 a 2017 y se situó justo por encima de la media del último decenio. Los niveles mundiales de CO2 sobrepasaron el simbólico e importante umbral de 400 partes por millón en 2015.
El CO2 permanece en la atmósfera durante siglos y aún más tiempo en los océanos.
Por su parte, las concentraciones de metano y óxido nitroso se dispararon y ascendieron en mayores cantidades que durante los últimos diez años, según las observaciones de la red de la Vigilancia de la Atmósfera Global, que cuenta con estaciones en las regiones remotas del Ártico, en zonas montañosas y en islas tropicales.
Desde 1990 ha habido un incremento del 43 % del forzamiento radiativo total —que tiene un efecto de calentamiento del clima— provocado por los gases de efecto invernadero de larga duración. Según las cifras proporcionadas por la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de los Estados Unidos de América que se citan en el Boletín de la OMM, el CO2 contribuyó en casi un 80 % a ese incremento.
“No hay indicios de que se vaya a dar una desaceleración, y mucho menos una disminución, de la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera a pesar de todos los compromisos asumidos en virtud del Acuerdo de París sobre el cambio climático”, manifestó el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas. “Tenemos que plasmar los compromisos en acción y aumentar el nivel de ambición en aras del bienestar futuro de la humanidad”, afirmó.
“Cabe recordar que la última vez que se dio en la Tierra una concentración de CO2 comparable, fue hace entre 3 y 5 millones de años. En ese entonces, la temperatura era de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual”, explicó el señor Taalas.
Disparidad en las emisiones
En el Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero se informa de las concentraciones atmosféricas de los gases de efecto invernadero. Se entiende por emisión la cantidad de gas que se libera a la atmósfera y por concentración la cantidad que se queda en la atmósfera después de las complejas interacciones que tienen lugar entre la atmósfera, la biosfera, la criosfera y los océanos. Aproximadamente una cuarta parte de las emisiones totales son absorbidas por los océanos y otra cuarta parte por la biosfera.
No se prevé que las emisiones mundiales alcancen su punto máximo de aquí a 2030, ni mucho menos en 2020, si se mantienen las políticas climáticas y los niveles de ambición actuales de las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN). De las conclusiones preliminares del Informe de 2019 sobre la disparidad en las emisiones se desprende que las emisiones de gases de efecto invernadero siguieron aumentando en 2018 y, más concretamente, según un capítulo preliminar de ese Informe, publicado como parte del Informe de síntesis United in Science (Unidos en la Ciencia) para la Cumbre sobre la Acción Climática del Secretario General de las Naciones Unidas en septiembre.
En el Informe United in Science, elaborado gracias a la labor de las principales organizaciones asociadas en el ámbito de la investigación sobre el cambio climático mundial, se subrayó la manifiesta, y cada vez mayor, disparidad entre los objetivos acordados para resolver el problema del calentamiento global y la realidad.
“Las conclusiones del Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero y el Informe sobre la disparidad en las emisiones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) nos marcan una dirección clara: en este período crítico, debemos intensificar las medidas y realizar acciones concretas para reducir las emisiones”, dijo Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA. “Estamos frente a una difícil situación: podemos emprender las transformaciones radicales que necesitamos hoy o deberemos enfrentar las consecuencias de un planeta radicalmente modificado por el cambio climático
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Ginebra, 25 de noviembre de 2019 - Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los niveles de los gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera han alcanzado un nuevo récord sin precedentes. Esta tendencia continua a largo plazo significa que las generaciones futuras tendrán que hacer frente a unos efectos cada vez más graves del cambio climático, como el aumento de las temperaturas, unos fenómenos meteorológicos más extremos, un mayor estrés hídrico, la subida del nivel del mar y la alteración de los ecosistemas marinos y terrestres.
El Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero ha mostrado que la concentración media mundial de dióxido de carbono (CO2) alcanzó las 407,8 partes por millón (ppm) en 2018, tras haber sido de 405,5 ppm en 2017.
El incremento de CO2 que se produjo de 2017 a 2018 fue muy similar al observado de 2016 a 2017 y se situó justo por encima de la media del último decenio. Los niveles mundiales de CO2 sobrepasaron el simbólico e importante umbral de 400 partes por millón en 2015.
El CO2 permanece en la atmósfera durante siglos y aún más tiempo en los océanos.
Por su parte, las concentraciones de metano y óxido nitroso se dispararon y ascendieron en mayores cantidades que durante los últimos diez años, según las observaciones de la red de la Vigilancia de la Atmósfera Global, que cuenta con estaciones en las regiones remotas del Ártico, en zonas montañosas y en islas tropicales.
Desde 1990 ha habido un incremento del 43 % del forzamiento radiativo total —que tiene un efecto de calentamiento del clima— provocado por los gases de efecto invernadero de larga duración. Según las cifras proporcionadas por la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de los Estados Unidos de América que se citan en el Boletín de la OMM, el CO2 contribuyó en casi un 80 % a ese incremento.
“No hay indicios de que se vaya a dar una desaceleración, y mucho menos una disminución, de la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera a pesar de todos los compromisos asumidos en virtud del Acuerdo de París sobre el cambio climático”, manifestó el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas. “Tenemos que plasmar los compromisos en acción y aumentar el nivel de ambición en aras del bienestar futuro de la humanidad”, afirmó.
“Cabe recordar que la última vez que se dio en la Tierra una concentración de CO2 comparable, fue hace entre 3 y 5 millones de años. En ese entonces, la temperatura era de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual”, explicó el señor Taalas.
Disparidad en las emisiones
En el Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero se informa de las concentraciones atmosféricas de los gases de efecto invernadero. Se entiende por emisión la cantidad de gas que se libera a la atmósfera y por concentración la cantidad que se queda en la atmósfera después de las complejas interacciones que tienen lugar entre la atmósfera, la biosfera, la criosfera y los océanos. Aproximadamente una cuarta parte de las emisiones totales son absorbidas por los océanos y otra cuarta parte por la biosfera.
No se prevé que las emisiones mundiales alcancen su punto máximo de aquí a 2030, ni mucho menos en 2020, si se mantienen las políticas climáticas y los niveles de ambición actuales de las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN). De las conclusiones preliminares del Informe de 2019 sobre la disparidad en las emisiones se desprende que las emisiones de gases de efecto invernadero siguieron aumentando en 2018 y, más concretamente, según un capítulo preliminar de ese Informe, publicado como parte del Informe de síntesis United in Science (Unidos en la Ciencia) para la Cumbre sobre la Acción Climática del Secretario General de las Naciones Unidas en septiembre.
En el Informe United in Science, elaborado gracias a la labor de las principales organizaciones asociadas en el ámbito de la investigación sobre el cambio climático mundial, se subrayó la manifiesta, y cada vez mayor, disparidad entre los objetivos acordados para resolver el problema del calentamiento global y la realidad.
“Las conclusiones del Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero y el Informe sobre la disparidad en las emisiones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) nos marcan una dirección clara: en este período crítico, debemos intensificar las medidas y realizar acciones concretas para reducir las emisiones”, dijo Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA. “Estamos frente a una difícil situación: podemos emprender las transformaciones radicales que necesitamos hoy o deberemos enfrentar las consecuencias de un planeta radicalmente modificado por el cambio climático
Dióxido de carbono