Había una vez un conejo que se llamaba Serapio. Él vivía en lo más alto de una montaña con sus nietas Serafina y Séfora. Serapio era un conejo bueno y muy respetuoso con todos los animales de la montaña y por ello lo apreciaban mucho. Serapio siempre pedía disculpas por lo que ellas hacían.
Respuesta:
que él era respetuoso y bueno