Melanyamada
Quizá ningún verso, frase o poema describa mejor a Guayaquil que aquel que cantó el vate porteño Pablo Hanníbal Vela, con su “ciudad cosmopolita, hogar profundo...”.Fundada, finalmente, hace 479 años, entre corceles y arcabuces, la urbe ha ido viendo, con el absorto de su gente sencilla y laboriosa, no solo cómo le crecieron rascacielos por todos lados y se le multiplicaron los centros comerciales, sino cómo se fue llenando de gentes venidas de todas partes del país, justamente, a sentir su calor de tierra amplia, solidaria y progresar en ella.De norte a sur y de este a oeste, la ciudad siempre ha tenido sus puertas abiertas para todos, desde cuencanos hasta esmeraldeños, desde europeos hasta colombianos.Descolgada desde el cerrito verde con su manojo de casas humildes, la ciudad ha sobrevivido a la voracidad del fuego, a los ataques piratas, a los invasores, pero también al manejo irresponsable de quienes, incluso, en sus afanes electoreros, permitieron cordones de miseria, engordaron a Juan Pueblo, le pusieron guayabera y le quitaron el tradicional sombrero que concibió el genio artístico de Virgilio Jaime Salinas en las añejas páginas de Diario El Telégrafo.El pueblo de Pancho Segura, de Medardo Ángel Silva, de Julio Jaramillo y de Los Cuatro Mosqueteros, de Barcelona y Emelec, de “los 5 como un puño”, ese que siempre tuvo su alma subordinada al Guayas y al Salado, con sus barcos y sus canoas, en estos casi 5 siglos ha cambiado de fisonomía, pero ha mantenido de pie su estirpe huancavilca, esa que le ha permitido ser el eje de los hechos fundamentales para la patria.Una trascendencia históricaNo en vano aquí se gestaron el 9 de Octubre de 1820 -cuando se proclamó aquella frase histórica y decisiva de “Guayaquil por la patria”-; el 5 de Junio de 1895, quizás la revolución más transformadora de todas cuantas ha habido, y que recuperó el sentido humanista del Ecuador.De igual manera, la Revolución Juliana, que echó a José Luis Tamayo y que tuvo como antecedente la matanza de los obreros de 1922, magistralmente retratada por la pluma de Joaquín Gallegos Lara en su obra cumbre “Las cruces sobre el agua”; el 28 de mayo de 1944 contra Arroyo del Río, que aunque no fue una revolución propiamente dicha, dejó en claro que siempre ha estado para grandes acontecimientos.
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guadanielita12
Es cosmo politica por que guayaquil es politica