Según la ONU, tal y como se ha mostrado en muchos medios en los últimos días, el pasado lunes la Tierra alcanzó los 7.000 millones de habitantes. Es un número asombrosamente grande, sobre todo si tenemos en cuenta que hace 1.000 años la población del planeta apenas llegaba a los 310 millones de personas (según la ONU, otras fuentes estiman una población incluso menor, de entre los 250 y 275 millones). Entonces ¿cómo hemos crecido tan rápido?
Para empezar, vamos a pensar en cómo estaba distribuida la población hace 1.000 años. Por aquel entonces, la población de América y Oceanía era tan escasa que se puede estimar como nula. Entre África y Europa vivían unos 100 millones de personas. Y, al igual que sucede en la actualidad, el groso de la población se situaba en China, India y el resto de Asia.
Población mundial en el año 1000 (fuente)
Durante siglos el crecimiento fue muy lento. El crecimiento generado por los nuevos nacimientos, era compensado con la alta mortandad. Es verdad que las mujeres acostumbraban a tener más hijos de los que tienen en la actualidad, sobre todo por la falta de métodos anticonceptivos, pero la mortalidad infantil era mucho mayor que en la actualidad. Para hacernos una idea concreta, a mediados del siglo XIX, uno de cada cuatro niños no alcanzaba el año de edad, mientras que la mortalidad infantil en la actualidad está en torno a las 45 muertes por cada 1.000 nacimientos a nivel mundial.
Los grandes avances de la medicina unidos a la revolución científica de la química moderna, consiguieron que enfermedades que antes eran letales fueran curables. En los 207 años que hemos tardado en multiplicar la población por siete nos hemos enfrentado a grandes epidemias y enfermedades, como la gripe española, pero mucho más llamativos son avances como la invención de la penicilina o la erradicación de la viruela, una enfermedad en a finales del siglo XVIII mataba a un 0,2% de la población cada año.
Evolución de la población mundial 1750 – 2050 (fuente)
Otro punto a tener en cuenta es la agricultura. Este importante avance tuvo lugar hace más de 10.000 años en varios lugares del planeta de forma independiente y supuso el establecimiento de agrupaciones de población permanentes. Pero pese al gran beneficio que supuso en su momento, éste no se ha optimizado hasta para el crecimiento de la población hasta la introducción del liberalismo económico a finales del siglo XVIII y la privatización de las tierras para su explotación, sin pormenorizar los grandes avances de la ingeniería agrícola.
El impacto de las guerras también ha disminuido de forma notable en estos 200 años. Si bien es cierto que varias de las guerras más sanguinarias de la historia han tenido lugar a lo largo del siglo XX, el impacto porcentual en la población es mucho menor que otras guerras siglos atrás. Si bien la Primera y Segunda Guerra Mundial se llevaron por delante a un total de unos 80 millones de personas, en términos relativos sólo supuso en torno a un 3% de la población mundial, nada comparado con la Rebelión de An Lushan, con un 15% de la población mundial, o las conquistas de los Mongoles, con 13% de la población mundial.
Población mundial en el año 2011 (fuente)
Todo esto ha ayudado no sólo a disminuir la mortalidad infantil, sino también a aumentar la esperanza de vida del ser humano. Desde mediados del siglo XIX hasta el 2004, la esperanza de vida de un recién nacido se multiplicó por dos, pasando de 38,3 años a 75,7 años, lo que también facilita la cantidad de personas viviendo de forma simultánea en el planeta Tierra.
Ahora la pregunta sería, ¿hasta cuándo seguiremos creciendo a esta velocidad? Seguramente no mucho. Según las estimaciones de las Naciones Unidas, para finales del siglo XXI, la población mundial se estabilizará en torno a los 10.000 millones de personas. Lo cual dejaría una segunda pregunta en el aire, sobre la que no existe un consenso entre los expertos: ¿puede el mundo soportar el gasto de agua, comida y energía de tanta gente?
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Milhaud en Historia | 02/11/2011
¿Cómo ha crecido tan rápido la población mundial?
Según la ONU, tal y como se ha mostrado en muchos medios en los últimos días, el pasado lunes la Tierra alcanzó los 7.000 millones de habitantes. Es un número asombrosamente grande, sobre todo si tenemos en cuenta que hace 1.000 años la población del planeta apenas llegaba a los 310 millones de personas (según la ONU, otras fuentes estiman una población incluso menor, de entre los 250 y 275 millones). Entonces ¿cómo hemos crecido tan rápido?
Para empezar, vamos a pensar en cómo estaba distribuida la población hace 1.000 años. Por aquel entonces, la población de América y Oceanía era tan escasa que se puede estimar como nula. Entre África y Europa vivían unos 100 millones de personas. Y, al igual que sucede en la actualidad, el groso de la población se situaba en China, India y el resto de Asia.
Población mundial en el año 1000 (fuente)
Durante siglos el crecimiento fue muy lento. El crecimiento generado por los nuevos nacimientos, era compensado con la alta mortandad. Es verdad que las mujeres acostumbraban a tener más hijos de los que tienen en la actualidad, sobre todo por la falta de métodos anticonceptivos, pero la mortalidad infantil era mucho mayor que en la actualidad. Para hacernos una idea concreta, a mediados del siglo XIX, uno de cada cuatro niños no alcanzaba el año de edad, mientras que la mortalidad infantil en la actualidad está en torno a las 45 muertes por cada 1.000 nacimientos a nivel mundial.
Los grandes avances de la medicina unidos a la revolución científica de la química moderna, consiguieron que enfermedades que antes eran letales fueran curables. En los 207 años que hemos tardado en multiplicar la población por siete nos hemos enfrentado a grandes epidemias y enfermedades, como la gripe española, pero mucho más llamativos son avances como la invención de la penicilina o la erradicación de la viruela, una enfermedad en a finales del siglo XVIII mataba a un 0,2% de la población cada año.
Evolución de la población mundial 1750 – 2050 (fuente)
Otro punto a tener en cuenta es la agricultura. Este importante avance tuvo lugar hace más de 10.000 años en varios lugares del planeta de forma independiente y supuso el establecimiento de agrupaciones de población permanentes. Pero pese al gran beneficio que supuso en su momento, éste no se ha optimizado hasta para el crecimiento de la población hasta la introducción del liberalismo económico a finales del siglo XVIII y la privatización de las tierras para su explotación, sin pormenorizar los grandes avances de la ingeniería agrícola.
El impacto de las guerras también ha disminuido de forma notable en estos 200 años. Si bien es cierto que varias de las guerras más sanguinarias de la historia han tenido lugar a lo largo del siglo XX, el impacto porcentual en la población es mucho menor que otras guerras siglos atrás. Si bien la Primera y Segunda Guerra Mundial se llevaron por delante a un total de unos 80 millones de personas, en términos relativos sólo supuso en torno a un 3% de la población mundial, nada comparado con la Rebelión de An Lushan, con un 15% de la población mundial, o las conquistas de los Mongoles, con 13% de la población mundial.
Población mundial en el año 2011 (fuente)
Todo esto ha ayudado no sólo a disminuir la mortalidad infantil, sino también a aumentar la esperanza de vida del ser humano. Desde mediados del siglo XIX hasta el 2004, la esperanza de vida de un recién nacido se multiplicó por dos, pasando de 38,3 años a 75,7 años, lo que también facilita la cantidad de personas viviendo de forma simultánea en el planeta Tierra.
Ahora la pregunta sería, ¿hasta cuándo seguiremos creciendo a esta velocidad? Seguramente no mucho. Según las estimaciones de las Naciones Unidas, para finales del siglo XXI, la población mundial se estabilizará en torno a los 10.000 millones de personas. Lo cual dejaría una segunda pregunta en el aire, sobre la que no existe un consenso entre los expertos: ¿puede el mundo soportar el gasto de agua, comida y energía de tanta gente?