El primer vértice del triángulo es la afinidad, que es el grado de cariño o afecto o ausencia de este; es el sentimiento de amor o afecto por algo o por alguien.
El segundo vértice del triángulo ARC se llama realidad, este se podría definir como “eso que aparenta ser”. La realidad es, básicamente, acuerdo. Lo que estamos de acuerdo en que es real, es real.
El tercer vértice del triángulo es la comunicación, que se define como el intercambio de ideas u objetos entre dos personas. En las relaciones humanas, este vértice del triángulo es más importante que los otros dos.
La interrelación en el triángulo resulta evidente de inmediato al preguntar: “¿Alguna vez has intentado hablar con un hombre enojado?”. Sin un alto nivel de agrado y sin cierta base de acuerdo, no hay comunicación. Sin comunicación y cierta base de respuesta emocional, no puede haber realidad. Sin cierta base para el acuerdo y sin comunicación, no puede haber afinidad.
Respuesta:
LOS COMPONENTES DE LA COMPRENSIÓN
Explicación:
El primer vértice del triángulo es la afinidad, que es el grado de cariño o afecto o ausencia de este; es el sentimiento de amor o afecto por algo o por alguien.
El segundo vértice del triángulo ARC se llama realidad, este se podría definir como “eso que aparenta ser”. La realidad es, básicamente, acuerdo. Lo que estamos de acuerdo en que es real, es real.
El tercer vértice del triángulo es la comunicación, que se define como el intercambio de ideas u objetos entre dos personas. En las relaciones humanas, este vértice del triángulo es más importante que los otros dos.
La interrelación en el triángulo resulta evidente de inmediato al preguntar: “¿Alguna vez has intentado hablar con un hombre enojado?”. Sin un alto nivel de agrado y sin cierta base de acuerdo, no hay comunicación. Sin comunicación y cierta base de respuesta emocional, no puede haber realidad. Sin cierta base para el acuerdo y sin comunicación, no puede haber afinidad.
Respuesta:
Espero que te sirva|;-)
Explicacion:
En los siglos XIV y XV, los príncipes y grandes nobles solían organizar espléndidos festines para exhibir todo su poder