El desarrollo tecnológico e industrial temprano en los Estados Unidos estuvo facilitado por una confluencia única de factores geográficos, sociales y económicos. La disponibilidad de tierras y mano de obra educada, la ausencia de terratenientes, la diversidad de clima y un mercado de productos de calidad contribuyeron a la rápida industrialización de Estados Unidos. También contribuyeron con ello la disponibilidad de capital, la presencia abundante de canales navegables, ríos y vías fluviales costeras, y la abundancia de recursos naturales que facilitaron la extracción de energía barata.
Las colonias americanas obtuvieron su independencia al mismo tiempo que experimentaron cambios profundos en la coordinación y producción industrial. El transporte rápido por medio del gran sistema de ferrocarriles construido a mediados del siglo XIX, y el Sistema Interestatal de Autopistas construido en el siglo XX, amplió los mercados y redujo los costos de envío y de producción. Impedidos de comerciar con Europa por el embargo y bloqueo británico durante la guerra de 1812, los emprendedores abrieron fábricas en el nordeste que dispusieron el escenario para la rápida industrialización moldeada sobre las innovaciones británicas.
A principios del siglo XX, la industria estadounidense sobrepasó a sus contrapartes europeas en términos económicos y la nación empezó a afirmar su poder militar. EE. UU. emergió de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial como una de las superpotencias mundiales. En la segunda mitad del siglo XX, entró en una competencia con la Unión Soviética por la supremacía política, económica y militar, durante la cual el gobierno invirtió fuertemente en investigación científica y desarrollo tecnológico, de lo surgieron avances en vuelos espaciales, informática y biotecnología.
La ciencia, la tecnología y la industria no sólo han marcado profundamente el éxito económico de EE. UU. sino que también han contribuido a sus características instituciones políticas, estructura social, sistema educativo e identidad cultural.
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El desarrollo tecnológico e industrial temprano en los Estados Unidos estuvo facilitado por una confluencia única de factores geográficos, sociales y económicos. La disponibilidad de tierras y mano de obra educada, la ausencia de terratenientes, la diversidad de clima y un mercado de productos de calidad contribuyeron a la rápida industrialización de Estados Unidos. También contribuyeron con ello la disponibilidad de capital, la presencia abundante de canales navegables, ríos y vías fluviales costeras, y la abundancia de recursos naturales que facilitaron la extracción de energía barata.
Las colonias americanas obtuvieron su independencia al mismo tiempo que experimentaron cambios profundos en la coordinación y producción industrial. El transporte rápido por medio del gran sistema de ferrocarriles construido a mediados del siglo XIX, y el Sistema Interestatal de Autopistas construido en el siglo XX, amplió los mercados y redujo los costos de envío y de producción. Impedidos de comerciar con Europa por el embargo y bloqueo británico durante la guerra de 1812, los emprendedores abrieron fábricas en el nordeste que dispusieron el escenario para la rápida industrialización moldeada sobre las innovaciones británicas.
A principios del siglo XX, la industria estadounidense sobrepasó a sus contrapartes europeas en términos económicos y la nación empezó a afirmar su poder militar. EE. UU. emergió de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial como una de las superpotencias mundiales. En la segunda mitad del siglo XX, entró en una competencia con la Unión Soviética por la supremacía política, económica y militar, durante la cual el gobierno invirtió fuertemente en investigación científica y desarrollo tecnológico, de lo surgieron avances en vuelos espaciales, informática y biotecnología.
La ciencia, la tecnología y la industria no sólo han marcado profundamente el éxito económico de EE. UU. sino que también han contribuido a sus características instituciones políticas, estructura social, sistema educativo e identidad cultural.