Con una superficie de más de 43 316 000 km², es la segunda masa de tierra más grande del globo, cubriendo el 8,4 % de la superficie total del planeta y el 30,2 % de la tierra emergida, y además concentrando cerca del 12 % de la población humana. Las mayores aglomeraciones urbanas de América son Ciudad de México, Nueva York, São Paulo, Los Ángeles, Río de Janeiro, Buenos Aires y Santiago de Chile.
Debido a su gran tamaño y sus características geográficas, en algunas culturas, América se divide tradicionalmente en América del Norte, América Central, y América del Sur.[4] Algunos geógrafos consideran a América Central como una subregión dentro de América del Norte. Atendiendo a sus características culturales, se distinguen América Anglosajona y América Latina.
América fue poblada desde el Asia oriental y evolucionó durante miles de años sin tener contacto con otros continentes, estableciéndose diversas culturas a lo largo de todo su territorio y generando sus propias revoluciones neolíticas. A partir de la llegada de los españoles en 1492, el continente estableció un intercambio social y ecológico significativo con Eurasia y África.
Explicación:
Con una superficie de más de 43 316 000 km², es la segunda masa de tierra más grande del globo, cubriendo el 8,4 % de la superficie total del planeta y el 30,2 % de la tierra emergida, y además concentrando cerca del 12 % de la población humana. Las mayores aglomeraciones urbanas de América son Ciudad de México, Nueva York, São Paulo, Los Ángeles, Río de Janeiro, Buenos Aires y Santiago de Chile.
Debido a su gran tamaño y sus características geográficas, en algunas culturas, América se divide tradicionalmente en América del Norte, América Central, y América del Sur.[4] Algunos geógrafos consideran a América Central como una subregión dentro de América del Norte. Atendiendo a sus características culturales, se distinguen América Anglosajona y América Latina.
América fue poblada desde el Asia oriental y evolucionó durante miles de años sin tener contacto con otros continentes, estableciéndose diversas culturas a lo largo de todo su territorio y generando sus propias revoluciones neolíticas. A partir de la llegada de los españoles en 1492, el continente estableció un intercambio social y ecológico significativo con Eurasia y África.