Santiago nos muestra que, aunque Jehová es muy estricto con nosotros, también tiene un amor incondicional que pocas veces podemos comprender. En repetidas ocasiones, se hacen analogías entre el matrimonio o una boda (el novio y la novia) y Dios siendo el novio y la iglesia (nosotros) la novia. Es una forma de ayudarte a entender que aquellos seguidores de Cristo tienen una unión íntima con el Señor. No es un juego. No es una relación de sentimientos ni de chispazos. Es una relación como una pareja enamorada. En consecuencia, cuando comienzas a echar tus miradas al mundo y “coquetear” con él, estás dirigiéndote al camino de la infidelidad o adulterio. Si sigues en esos pasos, posteriormente te encontrarás tan envuelto por el mundo que será difícil darte cuenta que estás pecando e interrumpiendo tu relación con Dios.
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Santiago nos muestra que, aunque Jehová es muy estricto con nosotros, también tiene un amor incondicional que pocas veces podemos comprender. En repetidas ocasiones, se hacen analogías entre el matrimonio o una boda (el novio y la novia) y Dios siendo el novio y la iglesia (nosotros) la novia. Es una forma de ayudarte a entender que aquellos seguidores de Cristo tienen una unión íntima con el Señor. No es un juego. No es una relación de sentimientos ni de chispazos. Es una relación como una pareja enamorada. En consecuencia, cuando comienzas a echar tus miradas al mundo y “coquetear” con él, estás dirigiéndote al camino de la infidelidad o adulterio. Si sigues en esos pasos, posteriormente te encontrarás tan envuelto por el mundo que será difícil darte cuenta que estás pecando e interrumpiendo tu relación con Dios.
La amistad con el mundo es enemistad con Dios.