En el fondo de mi alma tenía ya esta devoción a san José, que os he inculcado[2]. Esta devoción está presente, sólida y clara, en escritos de 1933 —aunque san Josemaría la vivía ya desde tiempo atrás, como se puede ver en Santo Rosario, de 1931— y se mantiene viva y cálida hasta el final de su vida, experimentando un crecimiento notable en sus últimos años[3].
Respuesta:
En el fondo de mi alma tenía ya esta devoción a san José, que os he inculcado[2]. Esta devoción está presente, sólida y clara, en escritos de 1933 —aunque san Josemaría la vivía ya desde tiempo atrás, como se puede ver en Santo Rosario, de 1931— y se mantiene viva y cálida hasta el final de su vida, experimentando un crecimiento notable en sus últimos años[3].
Explicación:
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