En el momento que el hombre descubre la agricultura comienza el sedentarismo y el periodo neolítico, lo cual marcó el desarrollo de las civilizaciones.
Al domesticar animales, mantener el ganado para consumo e intercambio comercial y producir vegetales, hortalizas, verduras y frutas, se fue consolidando la permanencia de los grupos sociales en los diversos territorios y ha sido tan importante esta actividad que hoy día tanto la agricultura como la ganadería son actividades primordiales en la economía, desarrollo y seguridad alimentaria del mundo.
Entonces una de las principales consecuencias del descubrimiento de la agricultura y la ganadería fue el inicio de la formación de los asentamientos humanos y la posterior consolidación de la civilización.
Este factor socio-productivo permitió el aumento poblacional y los modos de vida propios del sedentarismo que posteriormente, abono el camino para la formación de las primeras ciudades, lo que a su vez devino en la generación de las normas de convivencia, leyes y políticas relacionadas con la organización social, la propiedad y el territorio.
Es importante destacar que los primeros asentamientos agropecuarios se dieron en las cercanías de los ríos, pues se entendía la necesidad de contar con el vital líquido para mantener a los animales y el cultivo.
A medida que las civilizaciones fueron conociendo el medio natural y fueron tecnificando su actividad productiva, los asentamientos fueron adentrándose en los territorios y el agua podía ser traída por canales conocidos hasta hoy como acueductos, ya el agua no solo llegaba para mantener la producción primaria, sino para el consumo de las personas, lo que consolidó aún más las ciudades.
Ejemplo de ello lo vemos en la antigua Roma con sus elaborados acueductos de piedra y las termas. Así mismo es un ejemplo de alta tecnología lo que los Incas hicieron en Machupicho, al diseñar y construir el sistema de riego y distribución de agua a través de canales a ras de suelo y drenajes subterráneos, no solo para efectos de la producción agrícola, sino para evitar el deslizamiento de los taludes que soportaban la ciudad.
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En el momento que el hombre descubre la agricultura comienza el sedentarismo y el periodo neolítico, lo cual marcó el desarrollo de las civilizaciones.
Al domesticar animales, mantener el ganado para consumo e intercambio comercial y producir vegetales, hortalizas, verduras y frutas, se fue consolidando la permanencia de los grupos sociales en los diversos territorios y ha sido tan importante esta actividad que hoy día tanto la agricultura como la ganadería son actividades primordiales en la economía, desarrollo y seguridad alimentaria del mundo.
Entonces una de las principales consecuencias del descubrimiento de la agricultura y la ganadería fue el inicio de la formación de los asentamientos humanos y la posterior consolidación de la civilización.
Este factor socio-productivo permitió el aumento poblacional y los modos de vida propios del sedentarismo que posteriormente, abono el camino para la formación de las primeras ciudades, lo que a su vez devino en la generación de las normas de convivencia, leyes y políticas relacionadas con la organización social, la propiedad y el territorio.
Es importante destacar que los primeros asentamientos agropecuarios se dieron en las cercanías de los ríos, pues se entendía la necesidad de contar con el vital líquido para mantener a los animales y el cultivo.
A medida que las civilizaciones fueron conociendo el medio natural y fueron tecnificando su actividad productiva, los asentamientos fueron adentrándose en los territorios y el agua podía ser traída por canales conocidos hasta hoy como acueductos, ya el agua no solo llegaba para mantener la producción primaria, sino para el consumo de las personas, lo que consolidó aún más las ciudades.
Ejemplo de ello lo vemos en la antigua Roma con sus elaborados acueductos de piedra y las termas. Así mismo es un ejemplo de alta tecnología lo que los Incas hicieron en Machupicho, al diseñar y construir el sistema de riego y distribución de agua a través de canales a ras de suelo y drenajes subterráneos, no solo para efectos de la producción agrícola, sino para evitar el deslizamiento de los taludes que soportaban la ciudad.