Explica en que consiste la constitución representativa
magayluchiLos partidos políticos y sus funciones[editar]
Algunos críticos de los partidos políticos exponen que los representantes se ven obligados a seguir líneas ideológicas, así como intereses específicos de su partido, en lugar de actuar según su propia voluntad o la de los electores. Por otra parte se puede pensar, y suele argumentarse, que los electores han expresado ya su voluntad en las elecciones, votando por un programa electoral que después se espera que los representantes cumplan, si bien dicha voluntad puede verse a su vez limitada por la escasez o existencia limitada de partidos políticos con presencia electoral, por una capacidad desigual de difusión y financiación de sus respectivas campañas electorales, por la presencia de listas cerradas, o por la escasez de diferencias entre sus respectivos programas políticos (algo particularmente frecuente en el caso de modelos fundamentalmente bipartidistas).
Otro problema importante de las democracias representativas es la corrupción política,esto es, el abuso de poder resultante de aprovechar un puesto de representante para obtener beneficios personales, lo que llevado al extremo puede llevar a la cleptocracia. Otro problema es el creciente coste de las campañas electorales, que puede hacer que los candidatos y partidos establezcan acuerdos con quienes han financiado su campaña, en el sentido de legislar a su favor una vez que el candidato haya sido elegido, promoviendo una plutocracia.
Otra crítica es el bipartidismo en el que desembocan muchos sistemas de partidos. Esta situación suele conllevar que dos partidos acaparen casi en exclusiva la atención de los medios y de la opinión pública, pasando el resto de partidos más o menos desapercibidos de cara al grueso de la población.
A pesar de todas estas críticas, mucha gente atribuye que la democracia representativa es el mejor sistema de gobierno posible, o al menos el más viable de todos los conocidos o practicados. Por ejemplo, Les Marshall, un experto en la expansión de la democracia hacia naciones que tradicionalmente no han sido democráticas, sostiene que "globalmente, no hay una alternativa a la democracia representativa basada en los partidos". La realidad es que la democracia representativa es el sistema de gobierno predominante en los países generalmente considerados por ella misma como democráticos, en los que tienden a predominar modelos económicos basados en la economía capitalista nacional de libre mercado (comúnmente asociada al liberalismo, particularmente político y económico).
Historia[editar]
El término democracia representativa es bastante reciente, contrariamente a las dos palabras que lo componen, ya que fue utilizado por primera vez en 1777 por Alexander Hamilton,2 mientras que la democracia ya era definida por los atenienses del siglo VI antes de nuestra era como la forma de gobierno en que todos los ciudadanos participan en las decisiones políticas,3 aceptación que tuvo continuación en la obra deAristóteles y su concepto de las seis formas de gobierno.4 Pero esta visión de lo que es la democracia no incluía la idea de la elección de representantes, más bien se acercaba a lo que hoy llamamos democracia directa.5
En el siglo XVIII, los filósofos no desvían mucho de esta visión. Para Rousseau, férreo defensor de la democracia, ésta consiste en que la soberanía reside en el pueblo y es intransferible, es decir, que no puede ser delegada a representantes.6 A medida que se acercan la Independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa, va ganando terreno la idea de la igualdad de derechos entre los todos los seres humanos y de la soberanía emanente del pueblo, el término democracia raras veces es sugerido como modelo de gobierno a seguir. Incluso John Adams, pilar de la fundación de los Estados Unidos, veía con malos ojos un gobierno democrático, considerando que los diferentes componentes del pueblo sólo obrarían por intereses propios y no por el bien común.7 Lo mismo pasa con James Madison, cuarto presidente de los Estados Unidos, quien ve en el régimen democrático una amenaza a la seguridad personal y al derecho de propiedad.8 Ambos oponen a aquella peligrosa democracia la República, en la que la elección de representantes por parte de la ciudadanía supuestamente garantiza que no se caiga en luchas de facciones al servicio de intereses sectarios.
Algunos críticos de los partidos políticos exponen que los representantes se ven obligados a seguir líneas ideológicas, así como intereses específicos de su partido, en lugar de actuar según su propia voluntad o la de los electores. Por otra parte se puede pensar, y suele argumentarse, que los electores han expresado ya su voluntad en las elecciones, votando por un programa electoral que después se espera que los representantes cumplan, si bien dicha voluntad puede verse a su vez limitada por la escasez o existencia limitada de partidos políticos con presencia electoral, por una capacidad desigual de difusión y financiación de sus respectivas campañas electorales, por la presencia de listas cerradas, o por la escasez de diferencias entre sus respectivos programas políticos (algo particularmente frecuente en el caso de modelos fundamentalmente bipartidistas).
Otro problema importante de las democracias representativas es la corrupción política,esto es, el abuso de poder resultante de aprovechar un puesto de representante para obtener beneficios personales, lo que llevado al extremo puede llevar a la cleptocracia. Otro problema es el creciente coste de las campañas electorales, que puede hacer que los candidatos y partidos establezcan acuerdos con quienes han financiado su campaña, en el sentido de legislar a su favor una vez que el candidato haya sido elegido, promoviendo una plutocracia.
Otra crítica es el bipartidismo en el que desembocan muchos sistemas de partidos. Esta situación suele conllevar que dos partidos acaparen casi en exclusiva la atención de los medios y de la opinión pública, pasando el resto de partidos más o menos desapercibidos de cara al grueso de la población.
A pesar de todas estas críticas, mucha gente atribuye que la democracia representativa es el mejor sistema de gobierno posible, o al menos el más viable de todos los conocidos o practicados. Por ejemplo, Les Marshall, un experto en la expansión de la democracia hacia naciones que tradicionalmente no han sido democráticas, sostiene que "globalmente, no hay una alternativa a la democracia representativa basada en los partidos". La realidad es que la democracia representativa es el sistema de gobierno predominante en los países generalmente considerados por ella misma como democráticos, en los que tienden a predominar modelos económicos basados en la economía capitalista nacional de libre mercado (comúnmente asociada al liberalismo, particularmente político y económico).
Historia[editar]El término democracia representativa es bastante reciente, contrariamente a las dos palabras que lo componen, ya que fue utilizado por primera vez en 1777 por Alexander Hamilton,2 mientras que la democracia ya era definida por los atenienses del siglo VI antes de nuestra era como la forma de gobierno en que todos los ciudadanos participan en las decisiones políticas,3 aceptación que tuvo continuación en la obra deAristóteles y su concepto de las seis formas de gobierno.4 Pero esta visión de lo que es la democracia no incluía la idea de la elección de representantes, más bien se acercaba a lo que hoy llamamos democracia directa.5
En el siglo XVIII, los filósofos no desvían mucho de esta visión. Para Rousseau, férreo defensor de la democracia, ésta consiste en que la soberanía reside en el pueblo y es intransferible, es decir, que no puede ser delegada a representantes.6 A medida que se acercan la Independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa, va ganando terreno la idea de la igualdad de derechos entre los todos los seres humanos y de la soberanía emanente del pueblo, el término democracia raras veces es sugerido como modelo de gobierno a seguir. Incluso John Adams, pilar de la fundación de los Estados Unidos, veía con malos ojos un gobierno democrático, considerando que los diferentes componentes del pueblo sólo obrarían por intereses propios y no por el bien común.7 Lo mismo pasa con James Madison, cuarto presidente de los Estados Unidos, quien ve en el régimen democrático una amenaza a la seguridad personal y al derecho de propiedad.8 Ambos oponen a aquella peligrosa democracia la República, en la que la elección de representantes por parte de la ciudadanía supuestamente garantiza que no se caiga en luchas de facciones al servicio de intereses sectarios.