Los cambios en el clima entrañan cambios en los océanos. Aunque se desconoce la totalidad de los efectos del cambio climático en los océanos, los estudios prevén, entre otras cosas, subidas de las temperaturas, aumentos del nivel del mar y cambios en la química de los océanos, por ejemplo, su acidificación. El OIEA presta apoyo a los Estados Miembros en la utilización de las técnicas nucleares e isotópicas para desarrollar un conocimiento científico de los cambios en los océanos y respaldar las actividades de vigilancia y adaptación al cambio climático.
Con la absorción anual de cerca de una cuarta parte de las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono producidas por el hombre, ya se están dando cambios en la química del agua del mar. Las técnicas nucleares e isotópicas son instrumentos muy eficaces para estudiar el ciclo del carbono y la acidificación de los océanos, y han sido de gran ayuda para saber más de las condiciones presentes y pasadas de los océanos y para prever los efectos del cambio climático.
Acidificación de los océanos
Con la absorción por los océanos del dióxido de carbono (CO2) que se emite a la atmósfera procedente de actividades humanas, se altera la química de los carbonatos y la acidez del agua de mar en un proceso denominado acidificación de los océanos. Si bien esto reduce el dióxido de carbono de la atmósfera y mitiga de manera sustancial el cambio climático, la acidificación de los océanos, que en ocasiones se denomina el “otro problema del CO2”, un importante problema mundial debido a su capacidad de afectar a los organismos marinos y los ciclos biogeoquímicos.
Las técnicas nucleares e isotópicas se utilizan para estudiar la acidificación de los océanos y han contribuido en gran medida a la comprensión de esta materia, tanto en lo que respecta a la investigación de los cambios en la acidez de los océanos en el pasado como a la de los efectos de la acidificación oceánica en los organismos marinos, entre otras cosas mediante el estudio de procesos biológicos como la calcificación.
Aunque ya se ha detectado un descenso del pH (sigla de “potencial de hidrógeno”, que es una medida de la acidez o la alcalinidad) de la superficie del océano, es difícil estimar todas las consecuencias de la acidificación de los océanos en la biota marina. Los estudios realizados muestran un amplio abanico de efectos posibles, tanto positivos como negativos, ya que las distintas especies presentan distintos niveles de resiliencia y adaptabilidad.
Por debajo de un determinado pH y de la correspondiente concentración de carbonatos, las condiciones ambientales se vuelven corrosivas para el carbonato de calcio, que muchos organismos emplean para fabricar conchas y esqueletos. Algunos corales, pterópodos, moluscos bivalvos y fitoplancton calcificador pueden ser especialmente vulnerables a los cambios de la química del agua de mar. La energía gastada para superar condiciones de mayor acidez puede reducir la energía disponible para procesos fisiológicos como la reproducción y el crecimiento. Los científicos de los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente utilizan técnicas isotópicas para examinar los efectos de la acidificación de los océanos y su interacción con otros factores de estrés ambiental
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Los cambios en el clima entrañan cambios en los océanos. Aunque se desconoce la totalidad de los efectos del cambio climático en los océanos, los estudios prevén, entre otras cosas, subidas de las temperaturas, aumentos del nivel del mar y cambios en la química de los océanos, por ejemplo, su acidificación. El OIEA presta apoyo a los Estados Miembros en la utilización de las técnicas nucleares e isotópicas para desarrollar un conocimiento científico de los cambios en los océanos y respaldar las actividades de vigilancia y adaptación al cambio climático.
Con la absorción anual de cerca de una cuarta parte de las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono producidas por el hombre, ya se están dando cambios en la química del agua del mar. Las técnicas nucleares e isotópicas son instrumentos muy eficaces para estudiar el ciclo del carbono y la acidificación de los océanos, y han sido de gran ayuda para saber más de las condiciones presentes y pasadas de los océanos y para prever los efectos del cambio climático.
Acidificación de los océanos
Con la absorción por los océanos del dióxido de carbono (CO2) que se emite a la atmósfera procedente de actividades humanas, se altera la química de los carbonatos y la acidez del agua de mar en un proceso denominado acidificación de los océanos. Si bien esto reduce el dióxido de carbono de la atmósfera y mitiga de manera sustancial el cambio climático, la acidificación de los océanos, que en ocasiones se denomina el “otro problema del CO2”, un importante problema mundial debido a su capacidad de afectar a los organismos marinos y los ciclos biogeoquímicos.
Las técnicas nucleares e isotópicas se utilizan para estudiar la acidificación de los océanos y han contribuido en gran medida a la comprensión de esta materia, tanto en lo que respecta a la investigación de los cambios en la acidez de los océanos en el pasado como a la de los efectos de la acidificación oceánica en los organismos marinos, entre otras cosas mediante el estudio de procesos biológicos como la calcificación.
Aunque ya se ha detectado un descenso del pH (sigla de “potencial de hidrógeno”, que es una medida de la acidez o la alcalinidad) de la superficie del océano, es difícil estimar todas las consecuencias de la acidificación de los océanos en la biota marina. Los estudios realizados muestran un amplio abanico de efectos posibles, tanto positivos como negativos, ya que las distintas especies presentan distintos niveles de resiliencia y adaptabilidad.
Por debajo de un determinado pH y de la correspondiente concentración de carbonatos, las condiciones ambientales se vuelven corrosivas para el carbonato de calcio, que muchos organismos emplean para fabricar conchas y esqueletos. Algunos corales, pterópodos, moluscos bivalvos y fitoplancton calcificador pueden ser especialmente vulnerables a los cambios de la química del agua de mar. La energía gastada para superar condiciones de mayor acidez puede reducir la energía disponible para procesos fisiológicos como la reproducción y el crecimiento. Los científicos de los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente utilizan técnicas isotópicas para examinar los efectos de la acidificación de los océanos y su interacción con otros factores de estrés ambiental