Explicación:CADA UNO DE NOSOTROS en todo momento, emitimos y percibimos olores, olemos y nos huelen, y tales olores tienen papeles muy importantes en virtualmente todas las áreas de la interacción social: al comer y beber, en la salud, el hogar, la terapia, al reducir el estrés, en la religión, la industria, el transporte, en las relaciones de clase y étnicas, y en el cuidado personal. Los olores están por doquier ejercen una amplia variedad de funciones.
Los olores también son un buen negocio. En 1990, la industria de las fragancias en los Estados Unidos se estimó en 2.25 mil millones de dólares (Strong y Poor, 1990: H39). Para 1999, se había duplicado, y alcanzó los 4.8 mil millones; una tercera parte correspondía a la cantidad gastada en fragancias para hombres (Fragrance Foundation, 2002: 4). Pero la industria de las fragancias representa sólo veinte por ciento del total de la industria de la olfacción, que incluye a los detergentes, aromatizantes de ambiente, ceras y aceites, la industria de la comida, entre otros (Ackerman, 1990: 39). Por tanto, en total, la industria tiene un valor de cerca de veinticuatro mil millones de dólares. Dicen que el dinero habla; de ser así, nos dice que los olores son muy importantes.
¿Qué importancia tienen estos olores? ¿Cómo se construyen sus significados? ¿Existen algunos significados universales, o todos son relativos? ¿De qué manera afectan los olores a la interacción social? ¿Cómo arrojan luz, por así decirlo, sobre nuestra cultura?
Antes que nada, debemos distinguir entre diferentes tipos de olores: naturales (los corporales), manufacturados o fabricados (perfumes, contaminación) y simbólicos (metáforas olfatorias). Estos tres tipos no están aislados unos de otros; de hecho, en cualquier situación social, bien pueden estar presentes los tres, entremezclados. Sin embargo, en lo conceptual sí están separados, y es el olor simbólico el que nos interesa.
La olfacción (acción de oler) es un área especialmente crítica de investigación; no sólo por su ubicuidad ni por su economía sino también por muchas otras razones, que en gran parte explican su fuerte importancia social y económica. 1) La olfacción con frecuencia es "pasada por alto", frase ésta que describe la hegemonía de la vista y que es parte del problema del olfato, que 2) con frecuencia es subliminal, o, como lo describe Tom Robbins (1984), "mágico"; 3) es algo muy personal, hacer una "inhalación" olfatoria del otro; 4) es una inmediatez fisiológica; 5) es evocadora de recuerdos 6) y de emociones, 7) es un recurso para modificar el comportamiento, pero, y éste es el punto que quiero resaltar, 8) la olfacción constituye asimismo una construcción moral de la realidad.
Los sociólogos rara vez estudian los sentidos —Simmel (1908/ 1921) fue y es la excepción—, y el olfato en especial ha sido descuidado. De hecho, el único, por cierto excelente, artículo general es el de Largey y Watson, "La sociología de los olores" (1972). La antropología está más avanzada en el estudio de los sentidos, como podemos constatar por el trabajo de David Howes, The Varieties of Sensory Experience [Las variedades de experiencia sensorial], pero incluso en este campo, el olfato es el sentido que menos atención recibe.1 No obstante, el tema tiene gran relevancia social. El olor representa muchas cosas: algo que marca límites, un símbolo de estatus, algo que mantiene distancias, una técnica para dejar una buena impresión, una broma o protesta de un escolar, y una señal de peligro. Los olores avivan recuerdos y despiertan el apetito, tanto el culinario como el sexual. Asimismo, pueden emplearse como herramientas de mercadotecnia, para mejorar el ánimo y ayudar a sanar o a provocar náusea. Pero ante todo, los olores son manifestaciones de lo que uno es, no sólo de manera literal, como signo de identidad, sino de manera metafórica. Los olores definen al individuo y al grupo, al igual que los define la vista, el oído y los otros sentidos; el olfato, como los demás, media en las interacciones sociales.
En este trabajo primero consideraré el bajo estatus del olfato en la jerarquía de los sentidos, lo que en parte puede explicar la ausencia relativa de investigaciones sociológicas sobre el tema. Sin embargo, sugiero que esta falta de estatus no es "merecido" y que, como sociólogos, debemos atender a nuestros sentidos ejerciendo mayor percepción. Posteriormente, discuto el papel del olor en la construcción moral del individuo y de varios grupos, a saber, clase, raza y género. Concluyo con una discusión sobre las implicaciones prácticas y teóricas que tiene la olfacción.
Mire aver si esto le sirve es de un libro no se si sirve
Andres8112
El olor no sólo contribuye a la construcción moral del yo, también a la construcción moral del grupo. El olfato no es simplemente una emanación individual y una declaración moral, es asimismo un atributo social, real o imaginado. o esto le servira
Respuesta:
Explicación:CADA UNO DE NOSOTROS en todo momento, emitimos y percibimos olores, olemos y nos huelen, y tales olores tienen papeles muy importantes en virtualmente todas las áreas de la interacción social: al comer y beber, en la salud, el hogar, la terapia, al reducir el estrés, en la religión, la industria, el transporte, en las relaciones de clase y étnicas, y en el cuidado personal. Los olores están por doquier ejercen una amplia variedad de funciones.
Los olores también son un buen negocio. En 1990, la industria de las fragancias en los Estados Unidos se estimó en 2.25 mil millones de dólares (Strong y Poor, 1990: H39). Para 1999, se había duplicado, y alcanzó los 4.8 mil millones; una tercera parte correspondía a la cantidad gastada en fragancias para hombres (Fragrance Foundation, 2002: 4). Pero la industria de las fragancias representa sólo veinte por ciento del total de la industria de la olfacción, que incluye a los detergentes, aromatizantes de ambiente, ceras y aceites, la industria de la comida, entre otros (Ackerman, 1990: 39). Por tanto, en total, la industria tiene un valor de cerca de veinticuatro mil millones de dólares. Dicen que el dinero habla; de ser así, nos dice que los olores son muy importantes.
¿Qué importancia tienen estos olores? ¿Cómo se construyen sus significados? ¿Existen algunos significados universales, o todos son relativos? ¿De qué manera afectan los olores a la interacción social? ¿Cómo arrojan luz, por así decirlo, sobre nuestra cultura?
Antes que nada, debemos distinguir entre diferentes tipos de olores: naturales (los corporales), manufacturados o fabricados (perfumes, contaminación) y simbólicos (metáforas olfatorias). Estos tres tipos no están aislados unos de otros; de hecho, en cualquier situación social, bien pueden estar presentes los tres, entremezclados. Sin embargo, en lo conceptual sí están separados, y es el olor simbólico el que nos interesa.
La olfacción (acción de oler) es un área especialmente crítica de investigación; no sólo por su ubicuidad ni por su economía sino también por muchas otras razones, que en gran parte explican su fuerte importancia social y económica. 1) La olfacción con frecuencia es "pasada por alto", frase ésta que describe la hegemonía de la vista y que es parte del problema del olfato, que 2) con frecuencia es subliminal, o, como lo describe Tom Robbins (1984), "mágico"; 3) es algo muy personal, hacer una "inhalación" olfatoria del otro; 4) es una inmediatez fisiológica; 5) es evocadora de recuerdos 6) y de emociones, 7) es un recurso para modificar el comportamiento, pero, y éste es el punto que quiero resaltar, 8) la olfacción constituye asimismo una construcción moral de la realidad.
Los sociólogos rara vez estudian los sentidos —Simmel (1908/ 1921) fue y es la excepción—, y el olfato en especial ha sido descuidado. De hecho, el único, por cierto excelente, artículo general es el de Largey y Watson, "La sociología de los olores" (1972). La antropología está más avanzada en el estudio de los sentidos, como podemos constatar por el trabajo de David Howes, The Varieties of Sensory Experience [Las variedades de experiencia sensorial], pero incluso en este campo, el olfato es el sentido que menos atención recibe.1 No obstante, el tema tiene gran relevancia social. El olor representa muchas cosas: algo que marca límites, un símbolo de estatus, algo que mantiene distancias, una técnica para dejar una buena impresión, una broma o protesta de un escolar, y una señal de peligro. Los olores avivan recuerdos y despiertan el apetito, tanto el culinario como el sexual. Asimismo, pueden emplearse como herramientas de mercadotecnia, para mejorar el ánimo y ayudar a sanar o a provocar náusea. Pero ante todo, los olores son manifestaciones de lo que uno es, no sólo de manera literal, como signo de identidad, sino de manera metafórica. Los olores definen al individuo y al grupo, al igual que los define la vista, el oído y los otros sentidos; el olfato, como los demás, media en las interacciones sociales.
En este trabajo primero consideraré el bajo estatus del olfato en la jerarquía de los sentidos, lo que en parte puede explicar la ausencia relativa de investigaciones sociológicas sobre el tema. Sin embargo, sugiero que esta falta de estatus no es "merecido" y que, como sociólogos, debemos atender a nuestros sentidos ejerciendo mayor percepción. Posteriormente, discuto el papel del olor en la construcción moral del individuo y de varios grupos, a saber, clase, raza y género. Concluyo con una discusión sobre las implicaciones prácticas y teóricas que tiene la olfacción.
Mire aver si esto le sirve es de un libro no se si sirve
Respuesta: no es toy segura
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