Sin duda que la generación de la energía solar nos genera mucha curiosidad, desde sus inicios, este noble sistema y amigo del medioambiente, ha sido un tema que nos ha causado esa intriga por saber de qué manera un aparato puede convertir los rayos UV en electricidad perfectamente consumible.
Probablemente, cuando pensamos en la energía solar, lo primero que se nos viene a la cabeza es una gran placa solar sobre nuestro tejado, vamos bien si es así. Pero adentrémonos un poco sobre la funcionalidad de estas placas y de qué manera pueden transformar la energía solar, en energía eléctrica.
Por lo general, estas placas están conformadas por células fotovoltaicas y éstas están formadas por una o varias láminas de material semiconductor, recubiertas de un vidrio transparente que deja colar toda la radiación solar posible, ayudando así a reducir las pérdidas de luz.
En estas pequeñas células radica buena parte de lo que es la absorción de la energía solar, por ejemplo, las células solares fotovoltaicas convencionales son fabricadas con silicio, un material que las vuelve muy eficientes, con un rendimiento promedio que ya alcanza e incluso supera el 17 por ciento.
En el caso de sistemas más complejos como los de concentración, se utilizan materiales que permiten la formación de multiuniones, incrementando el rendimiento con valores de hasta un 30 por ciento.
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Sin duda que la generación de la energía solar nos genera mucha curiosidad, desde sus inicios, este noble sistema y amigo del medioambiente, ha sido un tema que nos ha causado esa intriga por saber de qué manera un aparato puede convertir los rayos UV en electricidad perfectamente consumible.
Probablemente, cuando pensamos en la energía solar, lo primero que se nos viene a la cabeza es una gran placa solar sobre nuestro tejado, vamos bien si es así. Pero adentrémonos un poco sobre la funcionalidad de estas placas y de qué manera pueden transformar la energía solar, en energía eléctrica.
Por lo general, estas placas están conformadas por células fotovoltaicas y éstas están formadas por una o varias láminas de material semiconductor, recubiertas de un vidrio transparente que deja colar toda la radiación solar posible, ayudando así a reducir las pérdidas de luz.
En estas pequeñas células radica buena parte de lo que es la absorción de la energía solar, por ejemplo, las células solares fotovoltaicas convencionales son fabricadas con silicio, un material que las vuelve muy eficientes, con un rendimiento promedio que ya alcanza e incluso supera el 17 por ciento.
En el caso de sistemas más complejos como los de concentración, se utilizan materiales que permiten la formación de multiuniones, incrementando el rendimiento con valores de hasta un 30 por ciento.