tuvo una gran trascendencia en Europa tanto por la transmisión de textos clásicos como por su contribución en diversos campos del saber (medicina, botánica y farmacología, astronomía, matemáticas) de la técnica (seda, vidrio, cerámica) o del ocio (ajedrez).
En el siglo IX, Córdoba se convirtió en un importante centro cultural y científico gracias a los hombres procedentes de Oriente. La proclamación del califato de Córdoba (929) supuso el despegue científico cultural, prolongado durante los reinos de taifas. A Europa llegó a través de los mozárabes de la Marca Hispánica, y posteriormente de las escuelas catedralicias, las primeras universidades, y las cortes de Castilla y Aragón, centros de transmisión y traducción de textos clásicos e islámicos. Paralelamente a la fabricación del pergamino, se introdujo el papel que fue sustituyéndolo paulatinamente desde el siglo XI, convirtiéndose Játiva en el primer centro papelero europeo.
En medicina, se trasmitieron y tradujeron obras como la Materia Médica de Dioscórides (siglo X), en botánica se realizaron expediciones desde la Península Ibérica a Oriente, y los alquimistas construyeron instrumentos de laboratorio como los condensadores de alambique. Sus aportaciones en astronomía y construcción y uso de instrumentos científicos (astrolabio, cuadrante) y de observación (esfera armilar, azafeas) fueron propagadas por las cortes europeas o las cátedras de astrología en las nacientes universidades (Bolonia, Cracovia). En matemáticas, difundieron la numeración arábiga.
En el campo técnico, se introdujo la seda, el algodonero, el cordero merino, adquiriendo gran importancia los talleres de Almería, y se difundió la alfombra anudada. El empleo del plomo para el vidrio facilitó el soplado a molde, lo que lo hizo más translucido. En cerámica su principal contribución consistió en la impermeabilización mediante el vidriado y la técnica del reflejo metálico, difundida desde Samarra hasta llegar a al- Ándalus. Desde los alfares nazaríes y su importante centro en Málaga se transmitió la loza dorada, a Europa, y a los reinos hispano-cristianos, donde en Manises generaron un estilo propio, exportado a Francia e Italia.
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tuvo una gran trascendencia en Europa tanto por la transmisión de textos clásicos como por su contribución en diversos campos del saber (medicina, botánica y farmacología, astronomía, matemáticas) de la técnica (seda, vidrio, cerámica) o del ocio (ajedrez).
En el siglo IX, Córdoba se convirtió en un importante centro cultural y científico gracias a los hombres procedentes de Oriente. La proclamación del califato de Córdoba (929) supuso el despegue científico cultural, prolongado durante los reinos de taifas. A Europa llegó a través de los mozárabes de la Marca Hispánica, y posteriormente de las escuelas catedralicias, las primeras universidades, y las cortes de Castilla y Aragón, centros de transmisión y traducción de textos clásicos e islámicos. Paralelamente a la fabricación del pergamino, se introdujo el papel que fue sustituyéndolo paulatinamente desde el siglo XI, convirtiéndose Játiva en el primer centro papelero europeo.
En medicina, se trasmitieron y tradujeron obras como la Materia Médica de Dioscórides (siglo X), en botánica se realizaron expediciones desde la Península Ibérica a Oriente, y los alquimistas construyeron instrumentos de laboratorio como los condensadores de alambique. Sus aportaciones en astronomía y construcción y uso de instrumentos científicos (astrolabio, cuadrante) y de observación (esfera armilar, azafeas) fueron propagadas por las cortes europeas o las cátedras de astrología en las nacientes universidades (Bolonia, Cracovia). En matemáticas, difundieron la numeración arábiga.
En el campo técnico, se introdujo la seda, el algodonero, el cordero merino, adquiriendo gran importancia los talleres de Almería, y se difundió la alfombra anudada. El empleo del plomo para el vidrio facilitó el soplado a molde, lo que lo hizo más translucido. En cerámica su principal contribución consistió en la impermeabilización mediante el vidriado y la técnica del reflejo metálico, difundida desde Samarra hasta llegar a al- Ándalus. Desde los alfares nazaríes y su importante centro en Málaga se transmitió la loza dorada, a Europa, y a los reinos hispano-cristianos, donde en Manises generaron un estilo propio, exportado a Francia e Italia.