Escucha el cuento “La esmeralda encantada” (Anexo A) y escribe al menos diez oraciones
en las que puedas resaltar:
1) Sujeto y predicado (Si es predicado verbal o nominal)
2) Los componentes de un sintagma que escojan (nominal, verbal, adjetival).
3) Si las oraciones tienen complemento directo
cuento
Hace muchos, muchos años, hubo una vez un niño que solía jugar debajo de un gran
pino cercano a su casa.
Después de cada lluvia, alrededor del árbol brotaban muchos hongos alineados en forma
de círculo, que servían de asiento a un grupo de pequeños gnomos, tan chiquitos como
muñequitos, pero capaces de hacer cosas maravillosas. Al poco tiempo de conocerse,
el muchacho y los gnomos ya eran grandes amigos.
Francisco, que así se llamaba el niño, mantenía en secreto esa amistad, porque la gente
no suele creer en los gnomos, pero se divertía mucho con ellos.
Pero llegó el invierno y el padre del muchacho decidió hacer leña ese pino. Francisco
le rogó de todas formas que no cortara ese árbol, ya que era la morada de sus extraños
amigos. El padre aceptó su pedido a condición de que Francisco se ocupara de conseguir
la leña para la casa durante todo el invierno.
El chico pasó ese invierno trabajando muy duro, recorriendo la comarca y juntando leña
para cumplir la promesa que salvaría al pino; y el padre cumplió la suya, porque así son
los padres.
Llegada la primavera los gnomos se enteraron del sacrificio realizado por Francisco para
salvar su viejo árbol y decidieron recompensarlo regalándole una cadena de oro con
una gran esmeralda.
Esta piedra -le dijeron- tiene poderes mágicos que te darán toda la felicidad; mientras
la lleves en el cuello serás amado, conseguirás para ti todo lo que quieras y llegarás a
ser inmensamente rico. Para el resto de los hombres sólo será una piedra; muy valiosa,
pero sin esos poderes.
Muy pronto Francisco comprobó la verdad de esas palabras: tenía cuanto deseaba y
todo lo que emprendía le salían bien sin ningún esfuerzo, aunque como no ambicionaba
riquezas, poco uso le daba a su esmeralda encantada.
Pero ese verano hubo una gran sequía y el hambre se apoderó de hombres y animales,
porque se perdieron todas las cosechas.
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Francisco intentó solucionar esos males con su piedra encantada, pero todo fue en
vano; sus poderes sólo actuaban para él, pero no para los demás. Podría salvarse del
hambre y la miseria, pero nunca ayudar a sus semejantes.
Rápidamente corrió hasta la ciudad más cercana, vendió la piedra por la cual le dieron
una fortuna, y volvió a su comarca con una enorme carreta cargada de alimentos, ropas
y hasta grano para los animales. Para que nadie se enterara de que había sido él quien
trajera todo eso, lo fue dejando frente a las casas de noche sin que lo vieran.
A la mañana siguiente todos encontraron los grandes paquetes frente a sus puertas y
fue como un día de reyes. Hubo alegría y alivio, aunque nadie sabía a quién darle las
gracias.
Pero Francisco estaba preocupado porque tendría que confesar a sus amigos, los
gnomos, que se había desprendido de la maravillosa piedra que le regalaran.
Lo hizo con un poco de miedo, pensando que se enojarían.
Pero los gnomos comprendieron que Francisco no necesitaba una piedra encantada
para ser feliz, le bastaba con su propia bondad. Por eso le hicieron otro obsequio para
que llevara en su cuello; esta vez le dieron un humilde pañuelo, ajustado con un pequeño
anillo, echo con un hueso de caracú.
Ese pañuelo -tan parecido al que usan los escuchas- le recordaría siempre que de nada
valen las riquezas ni la propia felicidad cuando no se las puede compartir, que lo que se
consigue sin esfuerzo carece de verdadero valor y que el amor al prójimo es la mayor
alegría que alguien puede gozar, porque no hay felicidad más linda que dar felicidad
pliss ayuda doy corona al que me ayude
Respuesta:
ni bendita idea e ibai canta bonitooooooooooo
Explicación:
puntos