Imperialismo y nacionalismo son dos cosas distintas, que se pueden expresar de muchas maneras y cuya mutua relación es contingente. Comencemos con unas definiciones. Nacionalismo es básicamente una ideología política, históricamente de mucha importancia por su influencia en el desarrollo de movimientos políticos y formaciones político estatales. Esta ideología se basa en lo que desde el siglo XIX han llamado el principio nacional: estado y nación deben ser congruentes. Como decía Hans Kohn (2005), el nacionalismo plantea que la lealtad política suprema del individuo es al estado nacional realmente existente o deseado. El nacionalismo se basa en una particular interpretación de la soberanía. El nacionalismo exalta a la nación y la concibe como el pueblo soberano.
Como ideología el nacionalismo es muy variado, porque existe siempre en combinación con diversidad de ideologías políticas. El nacionalismo puede ser de izquierda o derecha; puede ser liberal o conservador, etc. Puede ser cemento social para el orden político establecido como también puede ser amenaza mortal al estado.
En cuanto al imperialismo nos podríamos referir aquí a un orden socioeconómico, a una formación política particular, a una combinación de tales cosas, como también a la ideología que fomenta y defiende tales estructuras de desigualdad de poder. Imperialismo podemos decir son las acciones y actitudes que defienden lo que de alguna forma podemos llamar imperio. En sus diversas formas, imperialismo se trata del control o dominación de un pueblo o país sobre otros. Imperialismo e imperio van de la mano.
La palabra imperio viene del latín. “Imperium” era equivalente a soberanía o estado. “Imperator”, de donde viene la palabra emperador en español, significaba originalmente general victorioso, con connotaciones tanto militares como judiciales, creador de leyes. Adelanto una posible definición de imperio: unidad política multiétnica o multinacional que es de gran extensión territorial, de origen mixto en su formación, por lo general creada a través de conquistas y dividida entre un centro dominante y una periferia subordinada, que a veces existe a gran distancia del centro.
Ahora bien, han existido y existen distintos tipos de imperio y no todos aceptan llamarse así. Michael Mann (2013) distingue entre cinco tipos de imperio, uno de los cuales lo prefiere llamar “hegemonía”. Los cinco tipos son formas de dominación que se dan desde zonas centrales sobre zonas periféricas. Hay imperios entonces, según Mann, de tipo directo y de tipo indirecto. Habría también imperios informales, en donde un centro imperial domina sobre estados formalmente independientes a través de la intimidación, que muy bien puede ser militar. El cuarto tipo sería el imperialismo económico, aquí el control se ejerce principalmente a través de la coerción económica.
Para el quinto tipo Mann utiliza la palabra hegemonía. Este término lo usa en un sentido gramsciano para hablar de un liderato que, ejercido por el centro sobre los estados periféricos, se ha hecho rutina y es considerado como normal. Como ejemplo de hegemonía da lo que él llama el “señorío del dólar”. (“dollar seigniorage”) La hegemonía de la que él está hablando es la hegemonía americana. Según Mann esta es una forma de dominación que se transmuta en mutua interdependencia. Estos tipos no se debe olvidar son ‘tipos ideales’. En la práctica la dominación americana ha sido una gran mezcla de tipos, como lo fue anteriormente el imperio británico.
Imperio y estado nacional
Imperio y estado nacional son formas distintas de organizar el poder, pero no se pueden ignorar sus parecidos. Krishan Kumar (2010) señala que imperio y estado nacional, aunque basados en principios diferentes, muchas veces funcionan de manera similar. El estado nacional, en términos de su tipo ideal, encapsula o busca encapsular una cultura común. Predica un igualitarismo radical: todos los miembros de la nación son en principio iguales. Los estados nacionales son intensamente particulturalistas. Las naciones se celebran a ellas mismas, por el hecho mismo de existir, sin necesidad de cualquier otro motivo o causa que justifique su existencia.
Respuesta:
CREO QUE TODO ESTO TE PUEDE AYUDAR
LEELO Y SACA LOS PARRAFOS
Explicación:
Imperialismo y nacionalismo son dos cosas distintas, que se pueden expresar de muchas maneras y cuya mutua relación es contingente. Comencemos con unas definiciones. Nacionalismo es básicamente una ideología política, históricamente de mucha importancia por su influencia en el desarrollo de movimientos políticos y formaciones político estatales. Esta ideología se basa en lo que desde el siglo XIX han llamado el principio nacional: estado y nación deben ser congruentes. Como decía Hans Kohn (2005), el nacionalismo plantea que la lealtad política suprema del individuo es al estado nacional realmente existente o deseado. El nacionalismo se basa en una particular interpretación de la soberanía. El nacionalismo exalta a la nación y la concibe como el pueblo soberano.
Como ideología el nacionalismo es muy variado, porque existe siempre en combinación con diversidad de ideologías políticas. El nacionalismo puede ser de izquierda o derecha; puede ser liberal o conservador, etc. Puede ser cemento social para el orden político establecido como también puede ser amenaza mortal al estado.
En cuanto al imperialismo nos podríamos referir aquí a un orden socioeconómico, a una formación política particular, a una combinación de tales cosas, como también a la ideología que fomenta y defiende tales estructuras de desigualdad de poder. Imperialismo podemos decir son las acciones y actitudes que defienden lo que de alguna forma podemos llamar imperio. En sus diversas formas, imperialismo se trata del control o dominación de un pueblo o país sobre otros. Imperialismo e imperio van de la mano.
La palabra imperio viene del latín. “Imperium” era equivalente a soberanía o estado. “Imperator”, de donde viene la palabra emperador en español, significaba originalmente general victorioso, con connotaciones tanto militares como judiciales, creador de leyes. Adelanto una posible definición de imperio: unidad política multiétnica o multinacional que es de gran extensión territorial, de origen mixto en su formación, por lo general creada a través de conquistas y dividida entre un centro dominante y una periferia subordinada, que a veces existe a gran distancia del centro.
Ahora bien, han existido y existen distintos tipos de imperio y no todos aceptan llamarse así. Michael Mann (2013) distingue entre cinco tipos de imperio, uno de los cuales lo prefiere llamar “hegemonía”. Los cinco tipos son formas de dominación que se dan desde zonas centrales sobre zonas periféricas. Hay imperios entonces, según Mann, de tipo directo y de tipo indirecto. Habría también imperios informales, en donde un centro imperial domina sobre estados formalmente independientes a través de la intimidación, que muy bien puede ser militar. El cuarto tipo sería el imperialismo económico, aquí el control se ejerce principalmente a través de la coerción económica.
Para el quinto tipo Mann utiliza la palabra hegemonía. Este término lo usa en un sentido gramsciano para hablar de un liderato que, ejercido por el centro sobre los estados periféricos, se ha hecho rutina y es considerado como normal. Como ejemplo de hegemonía da lo que él llama el “señorío del dólar”. (“dollar seigniorage”) La hegemonía de la que él está hablando es la hegemonía americana. Según Mann esta es una forma de dominación que se transmuta en mutua interdependencia. Estos tipos no se debe olvidar son ‘tipos ideales’. En la práctica la dominación americana ha sido una gran mezcla de tipos, como lo fue anteriormente el imperio británico.
Imperio y estado nacional
Imperio y estado nacional son formas distintas de organizar el poder, pero no se pueden ignorar sus parecidos. Krishan Kumar (2010) señala que imperio y estado nacional, aunque basados en principios diferentes, muchas veces funcionan de manera similar. El estado nacional, en términos de su tipo ideal, encapsula o busca encapsular una cultura común. Predica un igualitarismo radical: todos los miembros de la nación son en principio iguales. Los estados nacionales son intensamente particulturalistas. Las naciones se celebran a ellas mismas, por el hecho mismo de existir, sin necesidad de cualquier otro motivo o causa que justifique su existencia.