El propósito de recoger en la Colección BAMBALINAS una serie de piezas breves de uso inmediato en la escuela nos lleva a replantearnos, siquiera superficialmente, el problema de la dramatización en la misma, en particular por lo que se refiere a la Enseñanza General Básica.
El término dramatización de por sí es polivalente y como tal sugiere distintos objetivos. Limitar las prácticas de dramatización en la escuela a la enseñanza del mimo o de la expresión corporal o al fomento de la creatividad dramática del niño, entendiendo por tal el teatro de niños -el escrito, interpretado, montado y dirigido por niños-, según se ha explicado en otra parte1, supone recortar peligrosamente las posibilidades educativas de la dramatización. Primordialmente dramatizar significa dar forma y condiciones dramáticas. Interesa, por tanto, relacionar su práctica en la escuela con los textos dramáticos de los que en expresión más o menos amplia no se puede prescindir. En el caso del mimo, el texto vendrá anotado sencillamente por un guión, o, si se quiere, incluso por el anuncio del tema. En el caso de la creatividad total y exclusiva del niño, tendrá que redactarlo el propio niño, aunque no llegue a escribirlo, y en el caso del teatro para niños -el representado por mayores que él, adultos o no, para él- el texto, compuesto por una persona adulta, tiene que reunir determinadas condiciones.
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La dramatización en la escuela
El propósito de recoger en la Colección BAMBALINAS una serie de piezas breves de uso inmediato en la escuela nos lleva a replantearnos, siquiera superficialmente, el problema de la dramatización en la misma, en particular por lo que se refiere a la Enseñanza General Básica.
El término dramatización de por sí es polivalente y como tal sugiere distintos objetivos. Limitar las prácticas de dramatización en la escuela a la enseñanza del mimo o de la expresión corporal o al fomento de la creatividad dramática del niño, entendiendo por tal el teatro de niños -el escrito, interpretado, montado y dirigido por niños-, según se ha explicado en otra parte1, supone recortar peligrosamente las posibilidades educativas de la dramatización. Primordialmente dramatizar significa dar forma y condiciones dramáticas. Interesa, por tanto, relacionar su práctica en la escuela con los textos dramáticos de los que en expresión más o menos amplia no se puede prescindir. En el caso del mimo, el texto vendrá anotado sencillamente por un guión, o, si se quiere, incluso por el anuncio del tema. En el caso de la creatividad total y exclusiva del niño, tendrá que redactarlo el propio niño, aunque no llegue a escribirlo, y en el caso del teatro para niños -el representado por mayores que él, adultos o no, para él- el texto, compuesto por una persona adulta, tiene que reunir determinadas condiciones.
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Ahí esta, espero y te ayudé!