Ser veraces. No mentir, aunque nos cueste. Y decir siempre la verdad con amor.
Detectar la mentira. No dejarnos guiar por los criterios del mundo, lo que está de moda, lo ‘políticamente correcto’, lo que plantean los medios de comunicación. Examinarlo, cuestionarlo, descubrir su oculta intención.
Defender la verdad. Cuando captemos que se difunde una mentira, hacer lo posible por difundir la verdad.
Ayudar a quienes nos rodean a salir del error. Por ejemplo, al que está mal informado acerca de la fe católica, ayudarle a conocerla.
Cada noche examinar nuestro día con relación a la verdad: ¿fui veraz?, ¿dije verdades a medias?, ¿engañé a otros?, ¿‘glorifiqué’ la mentira?, ¿por qué?, ¿qué me indujo a ello y cómo puedo evitarlo en adelante?
Hoy cumpliré con toda mi tarea sin quejarme.
7. Ayudaré a mis hermanos en algo que necesiten.
8. Ofreceré un sacrificio por los sacerdotes.
9. Rezaré por el Papa.
10. Daré gracias a Dios por todo lo que me ha dado.