Cuando alguien que amamos nos ofende nos frustramos, porque quizás no esperábamos esa reacción de su parte. Y, además, si ya estábamos mal por algún otro motivo, nos enojamos por lo que sucedió y reaccionamos rechazándolo y evitándolo.
Otras veces, las personas que amamos se enojan con nosotros sin un motivo aparente. Pero, en ambos casos, hasta no hacer nuestra parte para superar este incidente nos seguiremos sintiendo mal cada vez que lo recordemos, porque afectará nuestra tranquilidad mental y la capacidad de disfrutar las cosas lindas del día.
Explicación:
En primer lugar, ten cuidado de ti mismo. Es una advertencia para tener en cuenta a nuestro principal enemigo: el ego. Así que, la próxima vez que te sientas mal por haber sido ofendido, recuerda que esta es la raíz y no la otra persona. La actitud negativa de nuestros ofensores solo pone de manifiesto cómo está nuestro ego. Es una regla que cuanto peor estoy conmigo mismo me ofendo con más facilidad y luego utilizo a las personas como una buena excusa para justificar mi enojo y victimizarme.
En segundo lugar, si alguien te ofende, amonéstalo. Aquí la palabra amonestar literalmente significa “advertir a alguien instruyéndolo”. No es tarea fácil, pero esta es nuestra parte para restaurar las relaciones. Algunas ideas básicas para amonestar instruyendo:
Busca el momento oportuno, el lugar y la forma adecuada para hablar con tu ofensor.
Cuando hablen, no busquen culpables sino soluciones.
Que tus palabras sean pocas y claras.
El tercer principio que presenta Jesús es: perdónalo. ¿Cuál es el concepto cristiano del perdón? Perdonar no es olvidar, tampoco una reacción emocional. A veces, las ofensas causan dolor y enojo por mucho tiempo. Perdonar es elegir no tomarle en cuenta la ofensa al agresor. Nos daremos cuenta de que esto es realidad cuando dejemos de querer “cobrarle” al otro con actitudes de recriminación.
Y el cuarto principio es perdonar siempre. Sí, siempre es siempre. Aunque los vínculos no vuelvan a ser iguales., aunque, a veces, tengamos que tomar distancia y quizás no podamos volver a ver a esa persona.
Respuesta:
Cuando alguien que amamos nos ofende nos frustramos, porque quizás no esperábamos esa reacción de su parte. Y, además, si ya estábamos mal por algún otro motivo, nos enojamos por lo que sucedió y reaccionamos rechazándolo y evitándolo.
Otras veces, las personas que amamos se enojan con nosotros sin un motivo aparente. Pero, en ambos casos, hasta no hacer nuestra parte para superar este incidente nos seguiremos sintiendo mal cada vez que lo recordemos, porque afectará nuestra tranquilidad mental y la capacidad de disfrutar las cosas lindas del día.
Explicación:
En primer lugar, ten cuidado de ti mismo. Es una advertencia para tener en cuenta a nuestro principal enemigo: el ego. Así que, la próxima vez que te sientas mal por haber sido ofendido, recuerda que esta es la raíz y no la otra persona. La actitud negativa de nuestros ofensores solo pone de manifiesto cómo está nuestro ego. Es una regla que cuanto peor estoy conmigo mismo me ofendo con más facilidad y luego utilizo a las personas como una buena excusa para justificar mi enojo y victimizarme.
En segundo lugar, si alguien te ofende, amonéstalo. Aquí la palabra amonestar literalmente significa “advertir a alguien instruyéndolo”. No es tarea fácil, pero esta es nuestra parte para restaurar las relaciones. Algunas ideas básicas para amonestar instruyendo:
Busca el momento oportuno, el lugar y la forma adecuada para hablar con tu ofensor.
Cuando hablen, no busquen culpables sino soluciones.
Que tus palabras sean pocas y claras.
El tercer principio que presenta Jesús es: perdónalo. ¿Cuál es el concepto cristiano del perdón? Perdonar no es olvidar, tampoco una reacción emocional. A veces, las ofensas causan dolor y enojo por mucho tiempo. Perdonar es elegir no tomarle en cuenta la ofensa al agresor. Nos daremos cuenta de que esto es realidad cuando dejemos de querer “cobrarle” al otro con actitudes de recriminación.
Y el cuarto principio es perdonar siempre. Sí, siempre es siempre. Aunque los vínculos no vuelvan a ser iguales., aunque, a veces, tengamos que tomar distancia y quizás no podamos volver a ver a esa persona.