la moraleja la deducen inmediatamente sus adversarios, casi sin pensárselo por lo evidente que resulta: Es justo quien hace lo que el Padre quería. Lo correcto se verifica en la ejecuci0N del deseo del padre. No basta el asentimiento inUTI/ sin realización práctica y concreta. Nos lo decimos muchas veces: “Obras son amores y no buenas razones...”, “el amor está en las obras más que en las palabras”, “no el que dice Señor, Señor, sino el que cumple la voluntad de mi Padre...”.
Qué importancia tan decisiva da Jesús a cumplir la voluntad del Padre! La delantera en el Reino la llevarán siempre los que realicen con docilidad la voluntad de Dios, aunque sus palabras, reacciones inmediatas y apariencias sean tan escandalosas como la de las prostitu*** y los publicanos. El verdadero creyente no es el petulante que se cree superior a los demás por sus altísimos deseos, sino que el que se pone manos a la obra. Solo cree en verdad el que obedece. Serán las obras, y ninguna otra cosa, las que liberen nuestra vida cristiana de la tiranía de las apariencias.
Respuesta:
la moraleja la deducen inmediatamente sus adversarios, casi sin pensárselo por lo evidente que resulta: Es justo quien hace lo que el Padre quería. Lo correcto se verifica en la ejecuci0N del deseo del padre. No basta el asentimiento inUTI/ sin realización práctica y concreta. Nos lo decimos muchas veces: “Obras son amores y no buenas razones...”, “el amor está en las obras más que en las palabras”, “no el que dice Señor, Señor, sino el que cumple la voluntad de mi Padre...”.
Qué importancia tan decisiva da Jesús a cumplir la voluntad del Padre! La delantera en el Reino la llevarán siempre los que realicen con docilidad la voluntad de Dios, aunque sus palabras, reacciones inmediatas y apariencias sean tan escandalosas como la de las prostitu*** y los publicanos. El verdadero creyente no es el petulante que se cree superior a los demás por sus altísimos deseos, sino que el que se pone manos a la obra. Solo cree en verdad el que obedece. Serán las obras, y ninguna otra cosa, las que liberen nuestra vida cristiana de la tiranía de las apariencias.