Respuesta:
Abstract. In this paper I argue that attributions of certain cognitive abilities to some ani-
mal species, based on inter-species empathy, are supported on a presupposition according to
which those animal species are minded creatures. This implicit premise gives support to a
“transcendental” argument, based on empathy, in favor of animal cognition, that justifies the
anthropomorphic character of ordinary psychological attributions. Furthermore, abundant
empirical grounds and theoretical hypothesis explain the nature and the adaptive functions
of empathy and anthropomorphism, shaping a complementary “cognitive-evolutive” argu-
ment. The two faces of this “empathic argument”, the trascendental and the empirical one,
strengthen the idea of a line of relative continuity between our ordinary point of view about
us and our ordinary point of view about some animal species, that is founded on the exis-
tence of a line of continuity between species, and therefore, on an evolutionary explanation
of these socio-cognitive basic abilities.
Keywords: Inter-species empathy; anthropomorphism; cognitive ethology; folk psychology.
El surgimiento y la rápida consolidación de la etología cognitiva (Griffin 1977; 1978)
entendida como un nuevo paradigma (Keeley 2004; Skipper 2004; Klopfer 2005),
produjo un extraordinario desarrollo en los estudios sobre la cognición animal en
las últimas décadas. Nuevas hipótesis para los estudios de campo y en laboratorios
así como una variedad de investigaciones empíricas, modelos teóricos y marcos con-
ceptuales en constante revisión, modificaron dramáticamente los estudios sobre el
comportamiento animal. Con la notoria excepción de Hume (1739),1
la tradición fi-
losófica elaboró un amplio consenso escéptico acerca de las capacidades mentales de
los animales, en una línea que une a Descartes2
con Davidson.3 El escepticismo acerca
de la mentalidad animal ha sido también predominante en las disciplinas científicas
(Jamieson 1998), y en consecuencia, las descripciones del comportamiento animal
mediante atribuciones psicológicas eran consideradas como la expresión de un antro-
pomorfismo reprochable. Desde estas perspectivas, todavía persistentes en filosofía
y en ciencia, la actual etología cognitiva estaría dominada por un “nuevo antropo-
morfismo” que haría retrotraer los estudios del comportamiento animal a una era
pre-conductista (Kennedy 1992).
En este trabajo me propongo explorar un argumento que va en la dirección de
objetar ese escepticismo, que denomino “argumento empático”. Para ello analizaré
primero el papel de las atribuciones de ciertas capacidades cognitivas a algunas es-
pecies animales, propias del fenómeno de la empatía entre-especies, con el objeto de
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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Respuesta:
Abstract. In this paper I argue that attributions of certain cognitive abilities to some ani-
mal species, based on inter-species empathy, are supported on a presupposition according to
which those animal species are minded creatures. This implicit premise gives support to a
“transcendental” argument, based on empathy, in favor of animal cognition, that justifies the
anthropomorphic character of ordinary psychological attributions. Furthermore, abundant
empirical grounds and theoretical hypothesis explain the nature and the adaptive functions
of empathy and anthropomorphism, shaping a complementary “cognitive-evolutive” argu-
ment. The two faces of this “empathic argument”, the trascendental and the empirical one,
strengthen the idea of a line of relative continuity between our ordinary point of view about
us and our ordinary point of view about some animal species, that is founded on the exis-
tence of a line of continuity between species, and therefore, on an evolutionary explanation
of these socio-cognitive basic abilities.
Keywords: Inter-species empathy; anthropomorphism; cognitive ethology; folk psychology.
El surgimiento y la rápida consolidación de la etología cognitiva (Griffin 1977; 1978)
entendida como un nuevo paradigma (Keeley 2004; Skipper 2004; Klopfer 2005),
produjo un extraordinario desarrollo en los estudios sobre la cognición animal en
las últimas décadas. Nuevas hipótesis para los estudios de campo y en laboratorios
así como una variedad de investigaciones empíricas, modelos teóricos y marcos con-
ceptuales en constante revisión, modificaron dramáticamente los estudios sobre el
comportamiento animal. Con la notoria excepción de Hume (1739),1
la tradición fi-
losófica elaboró un amplio consenso escéptico acerca de las capacidades mentales de
los animales, en una línea que une a Descartes2
con Davidson.3 El escepticismo acerca
de la mentalidad animal ha sido también predominante en las disciplinas científicas
(Jamieson 1998), y en consecuencia, las descripciones del comportamiento animal
mediante atribuciones psicológicas eran consideradas como la expresión de un antro-
pomorfismo reprochable. Desde estas perspectivas, todavía persistentes en filosofía
y en ciencia, la actual etología cognitiva estaría dominada por un “nuevo antropo-
morfismo” que haría retrotraer los estudios del comportamiento animal a una era
pre-conductista (Kennedy 1992).
En este trabajo me propongo explorar un argumento que va en la dirección de
objetar ese escepticismo, que denomino “argumento empático”. Para ello analizaré
primero el papel de las atribuciones de ciertas capacidades cognitivas a algunas es-
pecies animales, propias del fenómeno de la empatía entre-especies, con el objeto de