Stravinsky se dio a conocer con "El Pájaro de Fuego", obra producida en 1900 por "Los Ballets Rusos" de Diaghilev.
Trece años más tarde "La Consagración de la Primavera", su ballet sobre un sacrificio pagano, ocasionó un legendario disturbio en su estreno.
La historiadora Barbara Tuchman acertadamente describió la obra como la "encarnación del siglo XX".
Igor Stravinsky
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El crítico musical del New Yorker, Alex Ross, la resumió: "Armónicamente, coloca a la vez dos acordes completamente disonantes y los repite una y otra vez; rítmicamente, comienza con un ritmo regular y, de repente, aparecen acentos inesperados que te hacen sentir como en un cuadrilátero ante un boxeador que golpea desde todos lados".
George Gershwin
Gershwin fue un profeta de la era del jazz. Su obra "Rapsodia en Blue" (1924) desestabilizó las categorías estéticas y su polémica ópera de 1935 Porgy & Bess llegó a definir una época.
George Gershwin
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Muchos compositores contemporáneos de Gershwin, incluyendo a Aaron Copland, criticaron duramente su populismo.
Pero un entusiasta público, sordo a un debate tan quisquilloso, lo ha seguido escuchando con cariño, a través de altibajos, épocas de guerra y de paz, e incontables cambios en el gusto y la moda.
Duke Ellington
Duke Ellington fue el compositor más prolífico del siglo. Un innovador espectacular, escribió música para toda clase de escenarios.
Duke Ellington
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Siempre directamente expresivo y engañosamente simple, sus composiciones de blues explotaron nociones comunes de forma, armonía y melodía.
Rompió nuestros corazones con baladas románticas, fue el puente para los éxitos de los más grandes cantantes de jazz de nuestra era y, por supuesto, nos puso a todos a bailar swing.
Dmitri Shostakovich
Perseguido por Stalin y declarado en 1936 como"enemigo del pueblo", tras haber sido el niño mimado de la escena musical soviética, Shostakovich es una figura que cautivó la imaginación pública tanto por razones políticas como musicales.
Dmitri Shostakovich
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Obligado a mantener a las autoridades contentas con sus obras sinfónicas – al menos hasta la muerte de Stalin – fue en otras piezas, como sus impresionantes quince cuartetos de cuerdas, donde pudo realmente extender los límites de su voz musical y conjurar un completo mundo emocional.
John Cage
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En 1952 Cage estrenó su legendaria obra "4’33" en Woodstock, Nueva York. El pianista David Tudor se sentó y no tocó una sola nota, limitándose a cerrar y abrir la tapa del teclado para indicar el final y el comienzo de cada uno de los tres movimientos.
Benjamin Britten
Musicalmente hablando, Britten fue más conservador que otros titanes del siglo, pero su influencia y visión son incalculables, especialmente en el campo de la ópera.
En su emblemática ópera "Peter Grimes" (1945) colocó, de forma radical, a un antihéroe en el centro de la trama. Musicalmente, es un impresionante viaje a los recovecos más oscuros tanto de la psicología individual como grupal.
Benjamin Britten
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Britten estaba convencido de que era necesario sacar la ópera de los teatros metropolitanos británicos.
Leonard Bernstein
Bernstein fue un populista. Sin remordimientos y con gran intensidad quería compartir la música que le apasionaba.
Y como compositor, director, presentador, escritor y educador buscaba hacerla accesible al gran público.
Leonard Bernstein
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Creció escuchando de todo y una absoluta falta de ostentación es evidente en su música, que incluye obras como "West Side Story", "Candide" y "Los Salmos de Chichester", consideradas entre las mejores del siglo.
Uno de sus pupilos, el director estadounidense Michael Tilson Thomas, apuntó que muchas de sus canciones son "perfectas e icónicas. La música de Berstein nos obsesiona, se entreteje dentro de nuestra propia vida… Además, creó el modelo del director generoso, opuesto al profesional remoto, ocupado".
Pierre Boulez
El compositor francés define la idea de lo que la música es en el presente, de cómo debería sonar y cómo podría ser en el futuro.
Pierre Boulez
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Ya en sus ochentas, en persona sigue siendo íntegramente cortés y circunspecto, y no da señales de bajar el ritmo.
Aún ejerce como director y sigue fiel a su feroz compromiso de educar a los artistas más jóvenes, ampliando los límites de su propia música. Una leyenda viviente.
Philip Glass
El compositor más imitado en el mundo es también uno de los más inteligentes y vorazmente curiosos.
Supuestamente "minimalista", su indudable producción es maximalista, con unas 30 óperas, 10 sinfonías, música de cámara, conciertos para violín, piano, timbal y saxofón.
Philip Glass
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Glass es también reconocido por laureadas bandas sonoras de películas como "The Hours", "The Thin Blue Line" y "El Show de Truman".
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Igor Stravinsky
Stravinsky se dio a conocer con "El Pájaro de Fuego", obra producida en 1900 por "Los Ballets Rusos" de Diaghilev.
Trece años más tarde "La Consagración de la Primavera", su ballet sobre un sacrificio pagano, ocasionó un legendario disturbio en su estreno.
La historiadora Barbara Tuchman acertadamente describió la obra como la "encarnación del siglo XX".
Igor Stravinsky
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El crítico musical del New Yorker, Alex Ross, la resumió: "Armónicamente, coloca a la vez dos acordes completamente disonantes y los repite una y otra vez; rítmicamente, comienza con un ritmo regular y, de repente, aparecen acentos inesperados que te hacen sentir como en un cuadrilátero ante un boxeador que golpea desde todos lados".
George Gershwin
Gershwin fue un profeta de la era del jazz. Su obra "Rapsodia en Blue" (1924) desestabilizó las categorías estéticas y su polémica ópera de 1935 Porgy & Bess llegó a definir una época.
George Gershwin
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Muchos compositores contemporáneos de Gershwin, incluyendo a Aaron Copland, criticaron duramente su populismo.
Pero un entusiasta público, sordo a un debate tan quisquilloso, lo ha seguido escuchando con cariño, a través de altibajos, épocas de guerra y de paz, e incontables cambios en el gusto y la moda.
Duke Ellington
Duke Ellington fue el compositor más prolífico del siglo. Un innovador espectacular, escribió música para toda clase de escenarios.
Duke Ellington
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Siempre directamente expresivo y engañosamente simple, sus composiciones de blues explotaron nociones comunes de forma, armonía y melodía.
Rompió nuestros corazones con baladas románticas, fue el puente para los éxitos de los más grandes cantantes de jazz de nuestra era y, por supuesto, nos puso a todos a bailar swing.
Dmitri Shostakovich
Perseguido por Stalin y declarado en 1936 como"enemigo del pueblo", tras haber sido el niño mimado de la escena musical soviética, Shostakovich es una figura que cautivó la imaginación pública tanto por razones políticas como musicales.
Dmitri Shostakovich
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Obligado a mantener a las autoridades contentas con sus obras sinfónicas – al menos hasta la muerte de Stalin – fue en otras piezas, como sus impresionantes quince cuartetos de cuerdas, donde pudo realmente extender los límites de su voz musical y conjurar un completo mundo emocional.
John Cage
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En 1952 Cage estrenó su legendaria obra "4’33" en Woodstock, Nueva York. El pianista David Tudor se sentó y no tocó una sola nota, limitándose a cerrar y abrir la tapa del teclado para indicar el final y el comienzo de cada uno de los tres movimientos.
Benjamin Britten
Musicalmente hablando, Britten fue más conservador que otros titanes del siglo, pero su influencia y visión son incalculables, especialmente en el campo de la ópera.
En su emblemática ópera "Peter Grimes" (1945) colocó, de forma radical, a un antihéroe en el centro de la trama. Musicalmente, es un impresionante viaje a los recovecos más oscuros tanto de la psicología individual como grupal.
Benjamin Britten
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY
Britten estaba convencido de que era necesario sacar la ópera de los teatros metropolitanos británicos.
Leonard Bernstein
Bernstein fue un populista. Sin remordimientos y con gran intensidad quería compartir la música que le apasionaba.
Y como compositor, director, presentador, escritor y educador buscaba hacerla accesible al gran público.
Leonard Bernstein
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Creció escuchando de todo y una absoluta falta de ostentación es evidente en su música, que incluye obras como "West Side Story", "Candide" y "Los Salmos de Chichester", consideradas entre las mejores del siglo.
Uno de sus pupilos, el director estadounidense Michael Tilson Thomas, apuntó que muchas de sus canciones son "perfectas e icónicas. La música de Berstein nos obsesiona, se entreteje dentro de nuestra propia vida… Además, creó el modelo del director generoso, opuesto al profesional remoto, ocupado".
Pierre Boulez
El compositor francés define la idea de lo que la música es en el presente, de cómo debería sonar y cómo podría ser en el futuro.
Pierre Boulez
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Ya en sus ochentas, en persona sigue siendo íntegramente cortés y circunspecto, y no da señales de bajar el ritmo.
Aún ejerce como director y sigue fiel a su feroz compromiso de educar a los artistas más jóvenes, ampliando los límites de su propia música. Una leyenda viviente.
Philip Glass
El compositor más imitado en el mundo es también uno de los más inteligentes y vorazmente curiosos.
Supuestamente "minimalista", su indudable producción es maximalista, con unas 30 óperas, 10 sinfonías, música de cámara, conciertos para violín, piano, timbal y saxofón.
Philip Glass
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Glass es también reconocido por laureadas bandas sonoras de películas como "The Hours", "The Thin Blue Line" y "El Show de Truman".