Aprimera vista, la palabra raza parece ser inocua, sobre todo en español. De manera figurativa puede significar cualquier categoría de personas o animales relacionados con ciertas características que los definen, como "una raza de aventureros". De hecho, se trata en el fondo de un concepto de identidad, pero también de distinción y discriminación que se asocia fácilmente con características físicas, de facciones y tez.
En cuanto al uso del color para legitimar procesos de discriminación existen antecedentes históricos significativos. En el segundo milenio antes de nuestra era, tribus indoeuropeas, los arios, invadieron el subcontinente indio y utilizaron el concepto de varna —asociado con tintes de piel— como una primera distinción estamentaria entre sacerdotes, guerreros, ciudadanos y labradores en general. Al surgir el sofisticado sistema de castas y subcastas (jati) endógamo, el elemento cromático otra vez simboliza significados políticos y sociales. Por cierto desde finales del siglo XV, como producto del encuentro ibérico con esta realidad social en la India, se consolida el concepto y la palabra de casta presente en sus variantes en los idiomas europeos. Obviamente en cualquier discriminación y distinción racial se trata siempre también de relaciones de poder.
Aristóteles (-384-322) al establecer en su libro La Política conceptos duraderos para la sociedad tradicional, introdujo la costumbre de hacer inventarios de este universo de investigación y convierte al hombre como animal político —zoon politikon— en un enfoque principal. En el proceso se convierte en innovador al expresarse categóricamente acerca de las "realidades esenciales" por él percibidas —llenas de potencial de desarrollo posterior— en la convivencia entre seres humanos. Además tomó una actitud dialéctica acerca de las relaciones forzosas aun entre parejas humanas:
Es obra de la necesidad, la aproximación de dos seres que no pueden nada el uno sin el otro: me refiero a la unión de los sexos para la reproducción. Y en esto no hay nada de arbitrario, porque lo mismo en el hombre que en todos los demás animales y en las plantas existe un deseo natural de querer dejar tras de sí un ser formado a su imagen.
Esta necesidad, en última instancia biológica, lo lleva a un brinco metafísico, por cierto completamente consistente con su postulación del hombre como zoon politikon, a la conclusión de que
la naturaleza, teniendo en cuenta la necesidad de la conservación, ha creado a unos seres para mandar y a otros para obedecer. La naturaleza ha fijado, por consiguiente, la condición especial de la mujer y la del esclavo. Ha querido que el ser dotado de razón y de previsión mande como dueño, así como también que el ser capaz por sus facultades corporales de ejecutar las órdenes, obedezca como esclavo, y de esta suerte el interés del señor y el del esclavo se confunden.
Respuesta:
Aprimera vista, la palabra raza parece ser inocua, sobre todo en español. De manera figurativa puede significar cualquier categoría de personas o animales relacionados con ciertas características que los definen, como "una raza de aventureros". De hecho, se trata en el fondo de un concepto de identidad, pero también de distinción y discriminación que se asocia fácilmente con características físicas, de facciones y tez.
En cuanto al uso del color para legitimar procesos de discriminación existen antecedentes históricos significativos. En el segundo milenio antes de nuestra era, tribus indoeuropeas, los arios, invadieron el subcontinente indio y utilizaron el concepto de varna —asociado con tintes de piel— como una primera distinción estamentaria entre sacerdotes, guerreros, ciudadanos y labradores en general. Al surgir el sofisticado sistema de castas y subcastas (jati) endógamo, el elemento cromático otra vez simboliza significados políticos y sociales. Por cierto desde finales del siglo XV, como producto del encuentro ibérico con esta realidad social en la India, se consolida el concepto y la palabra de casta presente en sus variantes en los idiomas europeos. Obviamente en cualquier discriminación y distinción racial se trata siempre también de relaciones de poder.
Aristóteles (-384-322) al establecer en su libro La Política conceptos duraderos para la sociedad tradicional, introdujo la costumbre de hacer inventarios de este universo de investigación y convierte al hombre como animal político —zoon politikon— en un enfoque principal. En el proceso se convierte en innovador al expresarse categóricamente acerca de las "realidades esenciales" por él percibidas —llenas de potencial de desarrollo posterior— en la convivencia entre seres humanos. Además tomó una actitud dialéctica acerca de las relaciones forzosas aun entre parejas humanas:
Es obra de la necesidad, la aproximación de dos seres que no pueden nada el uno sin el otro: me refiero a la unión de los sexos para la reproducción. Y en esto no hay nada de arbitrario, porque lo mismo en el hombre que en todos los demás animales y en las plantas existe un deseo natural de querer dejar tras de sí un ser formado a su imagen.
Esta necesidad, en última instancia biológica, lo lleva a un brinco metafísico, por cierto completamente consistente con su postulación del hombre como zoon politikon, a la conclusión de que
la naturaleza, teniendo en cuenta la necesidad de la conservación, ha creado a unos seres para mandar y a otros para obedecer. La naturaleza ha fijado, por consiguiente, la condición especial de la mujer y la del esclavo. Ha querido que el ser dotado de razón y de previsión mande como dueño, así como también que el ser capaz por sus facultades corporales de ejecutar las órdenes, obedezca como esclavo, y de esta suerte el interés del señor y el del esclavo se confunden.
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