Realmente no podemos decir si sería más agradable o menos agradable, tener todos los caminos labrados en nuestra vida, que los obstáculos pasen por nuestro lado y no causen mayor estragos en nuestro camino, que siempre se presenten claras, amenas y precisas las oportunidades y que seamos especialmente certeros, en todo lo que elegimos y decidimos en nuestra vida.
Aunque no nos demos cuenta, la vida está llena de decisiones, cada día, día a día cada segundo, cada momento, implica una decisión por sencilla o difícil que parezca, vivimos constantemente negociando estrategias y alternativas, para progresar en nuestro camino y las decisiones, son parte importante de nuestro futuro inmediato, de nuestro presente y de nuestro momento.
Gran parte de lo que vivimos sino en su mayoría, obedece a las decisiones que tomamos y aunque muchas veces, quisiéramos no tener que tomar grandes decisiones, trascendentales o difíciles, son precisamente estas decisiones, las que marcan los grandes cambios, las transformaciones y los avances en nuestra vida.
En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, la mejor cosa siguiente es lo incorrecto y lo peor que puedes hacer es nada. Theodore Roosevelt
Decidirse por una carrera, decidir ser padre o madre, comprar esa vivienda, mudarse de país, formar una familia, casarse o divorciarse, siempre son decisiones trascendentales, decisiones que de alguna manera, condicionarán nuestro porvenir y que aunque pensemos y esperemos zafarnos de muchas de ellas, es prácticamente imposible no formar parte de tu propia vida y las decisiones son eso, gran parte de la vida.
Debemos asumir nuestro protagonismo en nuestra propia vida, no podemos delegar constantemente las elecciones que nos corresponden a alguien más, aunque en muchas oportunidades resulta sabio dejar que los demás decidan, cada elección que no hacemos la hará alguien más y lejos de pensar que nos ahorramos un problema, en sencillamente una actitud ante la vida, podemos definirnos como capaces o no de llevar las riendas de nuestro destino.
No temas decidir en tu vida, afronta las circunstancias y no temas al error, la experiencia de hoy es conciencia de mañana y nada podemos hacer o elegir en nuestro camino que no represente un aprendizaje, las decisiones más sencillas no requieren mayo ansiedad, sin embargo, cuando aparecen esas grandes elecciones que por lo general vienen acompañadas de cortos períodos de tiempo, más vale tener la voluntad y entereza de percibirlas, para que no quede únicamente el sabor de no haber tenido el ímpetu de decidir sobre tu propia vida.
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me tomo mucho tiempo espero te ayude :'c espero mi coronita plis :')
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Realmente no podemos decir si sería más agradable o menos agradable, tener todos los caminos labrados en nuestra vida, que los obstáculos pasen por nuestro lado y no causen mayor estragos en nuestro camino, que siempre se presenten claras, amenas y precisas las oportunidades y que seamos especialmente certeros, en todo lo que elegimos y decidimos en nuestra vida.
Aunque no nos demos cuenta, la vida está llena de decisiones, cada día, día a día cada segundo, cada momento, implica una decisión por sencilla o difícil que parezca, vivimos constantemente negociando estrategias y alternativas, para progresar en nuestro camino y las decisiones, son parte importante de nuestro futuro inmediato, de nuestro presente y de nuestro momento.
Gran parte de lo que vivimos sino en su mayoría, obedece a las decisiones que tomamos y aunque muchas veces, quisiéramos no tener que tomar grandes decisiones, trascendentales o difíciles, son precisamente estas decisiones, las que marcan los grandes cambios, las transformaciones y los avances en nuestra vida.
En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, la mejor cosa siguiente es lo incorrecto y lo peor que puedes hacer es nada. Theodore Roosevelt
Decidirse por una carrera, decidir ser padre o madre, comprar esa vivienda, mudarse de país, formar una familia, casarse o divorciarse, siempre son decisiones trascendentales, decisiones que de alguna manera, condicionarán nuestro porvenir y que aunque pensemos y esperemos zafarnos de muchas de ellas, es prácticamente imposible no formar parte de tu propia vida y las decisiones son eso, gran parte de la vida.
Debemos asumir nuestro protagonismo en nuestra propia vida, no podemos delegar constantemente las elecciones que nos corresponden a alguien más, aunque en muchas oportunidades resulta sabio dejar que los demás decidan, cada elección que no hacemos la hará alguien más y lejos de pensar que nos ahorramos un problema, en sencillamente una actitud ante la vida, podemos definirnos como capaces o no de llevar las riendas de nuestro destino.
No temas decidir en tu vida, afronta las circunstancias y no temas al error, la experiencia de hoy es conciencia de mañana y nada podemos hacer o elegir en nuestro camino que no represente un aprendizaje, las decisiones más sencillas no requieren mayo ansiedad, sin embargo, cuando aparecen esas grandes elecciones que por lo general vienen acompañadas de cortos períodos de tiempo, más vale tener la voluntad y entereza de percibirlas, para que no quede únicamente el sabor de no haber tenido el ímpetu de decidir sobre tu propia vida.
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