La huella volcánica del siglo XVIII en los bosques pirenaicos
Publicado por: arturolarena 23 enero, 2018 Barcelona
Los bosques centenarios de alta montaña del Pirineo aún conservan rastros químicos de erupciones volcánicas lejanas, como la del volcán Timanfaya (Lanzarote) en 1730 o la del Tambora (Indonesia) en 1815, según un estudio.
En este estudio, que revela el registro químico del cambio climático y de episodios globales en los bosques de la Península Ibérica, ha participado la profesora de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona (UB) Emilia Gutiérrez.
El trabajo, publicado por la revista Science of the Total Environment, revela que el rastro químico de los gases que liberaron a la atmósfera estas erupciones volcánicas se puede identificar hoy en día en los bosques más antiguos de coníferas de los Pirineos.
Erupción del siglo XVIII
En concreto, erupciones como las del volcán Timanfaya, en Lanzarote -una de las más poderosas en todo el país por su duración hasta el 1736 y por el volumen de materiales expulsados-, y el Tambora -uno de los episodios volcánicos más grandes que ha habido, que condujo al ‘año sin verano’ de 1816- desprendieron cantidades enormes de hierro que modificaron la composición química de los anillos anuales de crecimiento de los árboles pirenaicos.
Según el artículo, el estudio del registro de los anillos de crecimiento de los árboles (dendrocronología) podría ayudar a conocer la frecuencia y la intensidad de los fenómenos volcánicos en la era moderna.
El estudio, dirigido por la experta Andrea Hevia, investigadora del Centro Tecnológico Forestal y de la Madera (CETEMAS) de Asturias, ha analizado los cambios temporales de la composición química en los anillos anuales de crecimiento de los árboles centenarios de los Pirineos, en especial los de los bosques subalpinos de pino negro (Pinus uncinata) de los parques nacionales de Ordesa y Mont Perdut y de Aigüestortes y lago de Sant Maurici.
En la investigación también han participado Julio Camarero (Instituto Pirenaico de Ecología, IPE-CSIC, Zaragoza), Raúl Sánchez Salguero (Universidad Pablo de Olavide, Sevilla) y Allan Buras (Universidad Técnica de Munich, Alemania), entre otros expertos.
Según ha explicado Gutiérrez, por primera vez, esta investigación ha permitido analizar los efectos del cambio climático sobre los ciclos de nutrientes en los bosques, y ha confirmado que los bosques pirenaicos pueden registrar la huella química de episodios a escala global, como las erupciones volcánicas en lugares remotos, y los efectos de las emisiones de gases a la atmósfera desde la Revolución Industrial.
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sacosmu05
to nto era del siglo 17 no del 18 bo bo pen dejo sirva pa algo en su vida sin ofender con amor yo
Respuesta:
La huella volcánica del siglo XVIII en los bosques pirenaicos
Publicado por: arturolarena 23 enero, 2018 Barcelona
Los bosques centenarios de alta montaña del Pirineo aún conservan rastros químicos de erupciones volcánicas lejanas, como la del volcán Timanfaya (Lanzarote) en 1730 o la del Tambora (Indonesia) en 1815, según un estudio.
En este estudio, que revela el registro químico del cambio climático y de episodios globales en los bosques de la Península Ibérica, ha participado la profesora de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona (UB) Emilia Gutiérrez.
El trabajo, publicado por la revista Science of the Total Environment, revela que el rastro químico de los gases que liberaron a la atmósfera estas erupciones volcánicas se puede identificar hoy en día en los bosques más antiguos de coníferas de los Pirineos.
Erupción del siglo XVIII
En concreto, erupciones como las del volcán Timanfaya, en Lanzarote -una de las más poderosas en todo el país por su duración hasta el 1736 y por el volumen de materiales expulsados-, y el Tambora -uno de los episodios volcánicos más grandes que ha habido, que condujo al ‘año sin verano’ de 1816- desprendieron cantidades enormes de hierro que modificaron la composición química de los anillos anuales de crecimiento de los árboles pirenaicos.
Según el artículo, el estudio del registro de los anillos de crecimiento de los árboles (dendrocronología) podría ayudar a conocer la frecuencia y la intensidad de los fenómenos volcánicos en la era moderna.
El estudio, dirigido por la experta Andrea Hevia, investigadora del Centro Tecnológico Forestal y de la Madera (CETEMAS) de Asturias, ha analizado los cambios temporales de la composición química en los anillos anuales de crecimiento de los árboles centenarios de los Pirineos, en especial los de los bosques subalpinos de pino negro (Pinus uncinata) de los parques nacionales de Ordesa y Mont Perdut y de Aigüestortes y lago de Sant Maurici.
En la investigación también han participado Julio Camarero (Instituto Pirenaico de Ecología, IPE-CSIC, Zaragoza), Raúl Sánchez Salguero (Universidad Pablo de Olavide, Sevilla) y Allan Buras (Universidad Técnica de Munich, Alemania), entre otros expertos.
Según ha explicado Gutiérrez, por primera vez, esta investigación ha permitido analizar los efectos del cambio climático sobre los ciclos de nutrientes en los bosques, y ha confirmado que los bosques pirenaicos pueden registrar la huella química de episodios a escala global, como las erupciones volcánicas en lugares remotos, y los efectos de las emisiones de gases a la atmósfera desde la Revolución Industrial.