Eran anónimos contables que, como los escribas, a la sombra de sus hojas garabateadas de cifras caligráficamente impolutas, eran los ojos y los oídos del Faraón. Nadie les conocía pero ellos lo conocían todo; custodios del tesoro.
Eran anónimos contables que, como los escribas, a la sombra de sus hojas garabateadas de cifras caligráficamente impolutas, eran los ojos y los oídos del Faraón. :)
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Eran anónimos contables que, como los escribas, a la sombra de sus hojas garabateadas de cifras caligráficamente impolutas, eran los ojos y los oídos del Faraón. Nadie les conocía pero ellos lo conocían todo; custodios del tesoro.
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eran anónimos contables
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Eran anónimos contables que, como los escribas, a la sombra de sus hojas garabateadas de cifras caligráficamente impolutas, eran los ojos y los oídos del Faraón. :)