Era una tarde tranquila, mi abuela estaba sentada frente al jardín, su mirada, esos ojos eran como dos rubíes recordando posiblemente un ayer lleno de vida. Su tristeza no era de extrañar, pues siempre había una sonrisa dibujada en su rostro. Ella era tan pequeña como una flor , sus manos delicadas de algodón expresaban su amor a los demás solo con tocar el rostro de los demás. Era increíble verla respirar con alegría viéndola sentir que el viento le susurraba cada tarde su alegría de verla otra vez sentada frente al jardín. Llegada las seis de la tarde sonaba tilín, tilín, tilín, tilín; la campañilla anunciaba que era hora de tomar el té, mi abuela se despedía del jardín hasta el día siguiente.
Respuesta:
Mira de que grado es ssssssssssss