leninponce13
El hombre, a diferencia de los animales, tiene el talento para pensar, es decir que es un ser capaz de razonar y decidir, con libertad, acerca de sus problemas (situaciones de la vida diaria) para llegar a una solución. La libertad le es otorga a todos los seres humanos desde el momento de su nacimiento y es tan importante que está consagrada como uno de los derechos fundamentales. Sin embargo, ésta capacidad se ve afectada cuando empieza a ser influenciada, consciente o inconscientemente, por distintos factores para lograr un objetivo. La libertad es una realidad porque, indiscutiblemente, es una aptitud de la que goza el hombre para decidir sobre su propio destino; es él quien lo construye con sus actos y él es libre de decidir qué o no hacer para obtener el resultado esperado. No obstante, el hombre es un ser que depende de otros dentro de una sociedad. Un sujeto no puede aislarse de todo el mundo porque así dejaría de permanecer como un ser social y no podría coexistir. Por lo tanto, la libertad se vuelve un sueño al suponer que se sabe cómo usarla cuando no es así. Es decir, se cree ser autónomo (libre) cuando se empieza a tomar decisiones propias, pero se pasa por alto que todo ente vive dentro de una cultura, la cual rige unas normas que denominan lo que está o no dentro de lo común, lo aceptable. Por eso es que las decisiones empiezan a tener cierto aire de influencia dada por la civilización (cultura) sin que el influenciado se percate de ello, en su mayoría de veces. Por ejemplo: en la cultura occidental no está bien que un hombre o una mujer tenga más de un cónyuge a la vez, por lo tanto, ver a alguien que rompe con esto es visto de mala manera, por eso es que la mayoría de los occidentales (por no decir todos) se casan con una sola persona. Ésta decisión está influenciada, ya que desde muy temprana edad se enseña que la familia sólo consta de un padre y una madre, además de los hijos. Sin embargo, en algunos países de oriente, es una acción común y no se ve como algo inadecuado; en razón que la cultura en la que viven así lo dispone. Igualmente con muchas otras situaciones, como la de no comer carne de perro: el occidental no lo hace porque en su cultura no es algo aceptable, debido a que estos animales son vistos como mascotas y no como alimento, por lo tanto, llegar a comerlos es algo desagradable; pero el oriental si lo hace porque es algo propio de él, de su cultura. Estas y muchas más situaciones llevan al hombre a no ser libre totalmente, a no ser autónomo. La libertad está ahí, con él, esa es la realidad; pero al ser un individuo que vive dentro de una cultura se convierte en una entidad influenciable para existir dentro de lo ordinario y ser aceptado. Convertirse en alguien totalmente autónomo, además de ser difícil, se ve como algo extraño, pues de esa forma se llega a hacer cosas que no están dentro de lo habitual para muchos, pero sólo así se logra ser completamente independiente para poder gozar de una verdadera libertad.
La libertad le es otorga a todos los seres humanos desde el momento de su nacimiento y es tan importante que está consagrada como uno de los derechos fundamentales. Sin embargo, ésta capacidad se ve afectada cuando empieza a ser influenciada, consciente o inconscientemente, por distintos factores para lograr un objetivo.
La libertad es una realidad porque, indiscutiblemente, es una aptitud de la que goza el hombre para decidir sobre su propio destino; es él quien lo construye con sus actos y él es libre de decidir qué o no hacer para obtener el resultado esperado. No obstante, el hombre es un ser que depende de otros dentro de una sociedad. Un sujeto no puede aislarse de todo el mundo porque así dejaría de permanecer como un ser social y no podría coexistir.
Por lo tanto, la libertad se vuelve un sueño al suponer que se sabe cómo usarla cuando no es así. Es decir, se cree ser autónomo (libre) cuando se empieza a tomar decisiones propias, pero se pasa por alto que todo ente vive dentro de una cultura, la cual rige unas normas que denominan lo que está o no dentro de lo común, lo aceptable. Por eso es que las decisiones empiezan a tener cierto aire de influencia dada por la civilización (cultura) sin que el influenciado se percate de ello, en su mayoría de veces. Por ejemplo: en la cultura occidental no está bien que un hombre o una mujer tenga más de un cónyuge a la vez, por lo tanto, ver a alguien que rompe con esto es visto de mala manera, por eso es que la mayoría de los occidentales (por no decir todos) se casan con una sola persona. Ésta decisión está influenciada, ya que desde muy temprana edad se enseña que la familia sólo consta de un padre y una madre, además de los hijos. Sin embargo, en algunos países de oriente, es una acción común y no se ve como algo inadecuado; en razón que la cultura en la que viven así lo dispone. Igualmente con muchas otras situaciones, como la de no comer carne de perro: el occidental no lo hace porque en su cultura no es algo aceptable, debido a que estos animales son vistos como mascotas y no como alimento, por lo tanto, llegar a comerlos es algo desagradable; pero el oriental si lo hace porque es algo propio de él, de su cultura.
Estas y muchas más situaciones llevan al hombre a no ser libre totalmente, a no ser autónomo. La libertad está ahí, con él, esa es la realidad; pero al ser un individuo que vive dentro de una cultura se convierte en una entidad influenciable para existir dentro de lo ordinario y ser aceptado.
Convertirse en alguien totalmente autónomo, además de ser difícil, se ve como algo extraño, pues de esa forma se llega a hacer cosas que no están dentro de lo habitual para muchos, pero sólo así se logra ser completamente independiente para poder gozar de una verdadera libertad.