Durante la II Guerra Mundial, las emisiones radiofónicas se escuchaban a menudo de forma fragmentaria, por lo que lo que los mensajes recibidos no se ajustaban muchas veces a lo que literalmente acababan de contar los locutores: “People tune in late and tune out early” (“la gente enciende la radio demasiado tarde y la apaga demasiado pronto”), se decía en Gran Bretaña para explicar que muchos ingleses dijeran “digo” donde alguien había dicho “Diego”. Algo parecido parece haber ocurrido en el 2014, hasta el punto de que la expresión “¡es que no escuchas!” comienza a ser habitual. Eduard Punset se ha referido a este fenómeno en un post titulado “Hablamos en exceso y no escuchamos lo suficiente” en el que ha aprovechado para hacer autocrítica: “¿Cuántas veces, al cerrar la puerta de mis clases de economía, tecnología o gestión emocional, no he constatado que había soltado mi rollo, en lugar de estar atento a lo que podía interesar a mis alumnos para ayudarlos a construir su futuro individual?”.
También Álex Rovira, el autor de, entre otros títulos, La buena suerte, se ha decidido a tratar este asunto en un artículo titulado “Saber escuchar, saber hablar” tras oír decir en una conferencia al periodista Manuel Campo Vidal que no se nos enseña a escuchar. En Estados Unidos también hay personas que parecen haber oído las mismas campanas, caso de Nicholas Carr, autor de Superficiales. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? (Taurus), al apreciar que empiezan a verse de forma masiva casos de escucha superficial.
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Durante la II Guerra Mundial, las emisiones radiofónicas se escuchaban a menudo de forma fragmentaria, por lo que lo que los mensajes recibidos no se ajustaban muchas veces a lo que literalmente acababan de contar los locutores: “People tune in late and tune out early” (“la gente enciende la radio demasiado tarde y la apaga demasiado pronto”), se decía en Gran Bretaña para explicar que muchos ingleses dijeran “digo” donde alguien había dicho “Diego”. Algo parecido parece haber ocurrido en el 2014, hasta el punto de que la expresión “¡es que no escuchas!” comienza a ser habitual. Eduard Punset se ha referido a este fenómeno en un post titulado “Hablamos en exceso y no escuchamos lo suficiente” en el que ha aprovechado para hacer autocrítica: “¿Cuántas veces, al cerrar la puerta de mis clases de economía, tecnología o gestión emocional, no he constatado que había soltado mi rollo, en lugar de estar atento a lo que podía interesar a mis alumnos para ayudarlos a construir su futuro individual?”.
También Álex Rovira, el autor de, entre otros títulos, La buena suerte, se ha decidido a tratar este asunto en un artículo titulado “Saber escuchar, saber hablar” tras oír decir en una conferencia al periodista Manuel Campo Vidal que no se nos enseña a escuchar. En Estados Unidos también hay personas que parecen haber oído las mismas campanas, caso de Nicholas Carr, autor de Superficiales. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? (Taurus), al apreciar que empiezan a verse de forma masiva casos de escucha superficial.
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debes debatir por qué es buena tu participación