La relación de la ciudad y los servicios de los ecosistemas
23 marzo, 2015 Escrito por transitando
La ciudad como socio-ecosistema
A continuación compartimos la entrada publicada en nuestro blog de la web de la revista Ciudad Sostenible, “La relación de la ciudad y los servicios de los ecosistemas”, el 23 de marzo de 2015.
En los últimos años muchos conceptos científicos han estado transitando de unas disciplinas a otras e incluso en algunos casos entre el propio ámbito científico y otros ámbitos como la política o la gestión. Uno de ellos es el de los servicios de los ecosistemas.
Naciones Unidas lanzó en el año 2000 la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, con el objetivo de analizar las consecuencias de las alteraciones que se estaban produciendo en los ecosistemas del planeta y la pérdida de su biodiversidad.
Desde entonces, este concepto se ha convertido en uno de los más utilizados no sólo en literatura científica sino también en los estudios y normativas de gestión para la conservación de la biodiversidad. Sirvan como ejemplo de su creciente uso la Estrategia de Biodiversidad de la UE para 2020 o la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios de los Ecosistemas
Pero alguien se preguntará: ¿Qué tiene esto que ver con las ciudades?
Pues bien, los servicios de los ecosistemas, entendidos como las contribuciones directas e indirectas de los ecosistemas al bienestar humano, permiten abordar el análisis de los ecosistemas desde un punto de vista integral por dos razones:
se incorpora a la especie humana como una más y se contemplan los sistemas artificiales que ha creado como ecosistemas. Por tanto podemos aplicar la misma metodología de análisis a la ciudad que a otros ecosistemas y
se considera la conservación de la biodiversidad como un elemento clave para mejorar la calidad de vida de las personas. En un mundo urbano, la ciudad va a tener por tanto un papel fundamental.
Las ciudades al igual que el resto de ecosistemas generan una serie de servicios de abastecimiento (producción de alimentos, energía, agua, materias primas…) de regulación (climática, calidad del aire, hídrica, erosión…) y culturales (conocimiento científico, actividades recreativas, educación ambiental…) que han ido cambiando en el tránsito que ha sufrido la ciudad compacta mediterránea que ha existido tradicionalmente en nuestro país a la tipología de ciudad dispersa anglosajona que se ha dado en los desarrollos urbanísticos de los últimos años. En la mayoría de los casos se ha perdido la capacidad de generar estos servicios debido a la preeminencia de la urbanización, a la creación de “infraestructuras grises” y a un patrón de movilidad basado en el vehículo privado motorizado, principal ocupante del espacio público.
La mayor o menor capacidad de nuestras ciudades para provisionar estos servicios está directamente relacionada con su resiliencia (de la que hablaremos en posteriores posts) y por tanto con su capacidad de hacer frente a las crisis (climática, social y económica) que ya están sufriendo.
Si analizamos la ciudad utilizando este concepto nos resultará mucho más sencillo entender la necesidad de incorporar en la planificación y gestión de las ciudades aspectos relacionados con la agricultura urbana, la creación de infraestructuras verdes, la autosuficiencia energética e hídrica, la movilidad no dependiente de combustibles fósiles, la gobernanza participativa, la economía circular, etc.
En 2009 comenzó la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio en España y entre los 14 tipos de ecosistemas analizados se incluyó el ecosistema urbano. Os invitamos a que visitéis esta plataforma, en la que podréis acceder a una nueva forma de entender las ciudades dentro del entramado de ecosistemas que forman el territorio.
El modelo de intercambio de materia y energía de una ciudad es opuesto al de un ecosistema natural, ya que en éstos los ciclos son muy cortos y el transporte de materias y energía es eminentemente vertical.
Respuesta:
La relación de la ciudad y los servicios de los ecosistemas
23 marzo, 2015 Escrito por transitando
La ciudad como socio-ecosistema
A continuación compartimos la entrada publicada en nuestro blog de la web de la revista Ciudad Sostenible, “La relación de la ciudad y los servicios de los ecosistemas”, el 23 de marzo de 2015.
En los últimos años muchos conceptos científicos han estado transitando de unas disciplinas a otras e incluso en algunos casos entre el propio ámbito científico y otros ámbitos como la política o la gestión. Uno de ellos es el de los servicios de los ecosistemas.
Naciones Unidas lanzó en el año 2000 la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, con el objetivo de analizar las consecuencias de las alteraciones que se estaban produciendo en los ecosistemas del planeta y la pérdida de su biodiversidad.
Desde entonces, este concepto se ha convertido en uno de los más utilizados no sólo en literatura científica sino también en los estudios y normativas de gestión para la conservación de la biodiversidad. Sirvan como ejemplo de su creciente uso la Estrategia de Biodiversidad de la UE para 2020 o la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios de los Ecosistemas
Pero alguien se preguntará: ¿Qué tiene esto que ver con las ciudades?
Pues bien, los servicios de los ecosistemas, entendidos como las contribuciones directas e indirectas de los ecosistemas al bienestar humano, permiten abordar el análisis de los ecosistemas desde un punto de vista integral por dos razones:
se incorpora a la especie humana como una más y se contemplan los sistemas artificiales que ha creado como ecosistemas. Por tanto podemos aplicar la misma metodología de análisis a la ciudad que a otros ecosistemas y
se considera la conservación de la biodiversidad como un elemento clave para mejorar la calidad de vida de las personas. En un mundo urbano, la ciudad va a tener por tanto un papel fundamental.
Las ciudades al igual que el resto de ecosistemas generan una serie de servicios de abastecimiento (producción de alimentos, energía, agua, materias primas…) de regulación (climática, calidad del aire, hídrica, erosión…) y culturales (conocimiento científico, actividades recreativas, educación ambiental…) que han ido cambiando en el tránsito que ha sufrido la ciudad compacta mediterránea que ha existido tradicionalmente en nuestro país a la tipología de ciudad dispersa anglosajona que se ha dado en los desarrollos urbanísticos de los últimos años. En la mayoría de los casos se ha perdido la capacidad de generar estos servicios debido a la preeminencia de la urbanización, a la creación de “infraestructuras grises” y a un patrón de movilidad basado en el vehículo privado motorizado, principal ocupante del espacio público.
La mayor o menor capacidad de nuestras ciudades para provisionar estos servicios está directamente relacionada con su resiliencia (de la que hablaremos en posteriores posts) y por tanto con su capacidad de hacer frente a las crisis (climática, social y económica) que ya están sufriendo.
Si analizamos la ciudad utilizando este concepto nos resultará mucho más sencillo entender la necesidad de incorporar en la planificación y gestión de las ciudades aspectos relacionados con la agricultura urbana, la creación de infraestructuras verdes, la autosuficiencia energética e hídrica, la movilidad no dependiente de combustibles fósiles, la gobernanza participativa, la economía circular, etc.
En 2009 comenzó la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio en España y entre los 14 tipos de ecosistemas analizados se incluyó el ecosistema urbano. Os invitamos a que visitéis esta plataforma, en la que podréis acceder a una nueva forma de entender las ciudades dentro del entramado de ecosistemas que forman el territorio.
Respuesta:
El modelo de intercambio de materia y energía de una ciudad es opuesto al de un ecosistema natural, ya que en éstos los ciclos son muy cortos y el transporte de materias y energía es eminentemente vertical.
Explicación: