El Islam, tras sus conquistas Buscar voz... desde el siglo VII, creó un espacio económico homogéneo, activo hasta el siglo XII, cuando se inicia, con la decadencia, su anacronismo y su pérdida de iniciativa. Ese gran espacio, integrado por unidades diversas complementarias, parte de mantener las bases anteriores de productos y consumos, pero, al englobar los ámbitos enfrentados del Oriente y el Occidente, imprime dinamismo al intercambio y hace del comercio la clave de su sistema económico, centrado éste en las ciudades, donde la producción industrial se orienta a una exportación de amplio radio. Fuera de esa red (en oposición incluso a ella, como ya indicó Ibn Jaldun en el siglo XIV) queda el campo, con economía agrícola o de pastoreo, supeditada al centro urbano más próximo. Al-Andalus Buscar voz... perteneció al espacio económico musulmán, y, aunque funcionó de forma bastante autárquica, contó en él como uno de los máximos proveedores de esclavos y de seda, además de producir en abundancia artículos de primera necesidad, lo cual redundaba en su baratura, notada por el geógrafo oriental, del siglo X, Ibn Hawqal. Fue también enclave importante en el eje África-Europa y en el eje mediterráneo. Las evoluciones deben estudiarse por bloques coherentes, propuestos por C. Cahen. A. Ubieto Buscar voz... expuso, iniciando esa vía, los ciclos económicos de la España musulmana, distinguiendo unos expansivos (de la conquista a Abd al-Rahman I%99; Abd al-Rahman III Buscar voz... y al-Hakam II Buscar voz...; períodos centrales de almorávides Buscar voz..., almohades y reino de Granada), y el resto recesivos.
• Bibliog.:
Cahen, C.: «Quelques problemes concernant l´expansion économique musulmane au haut Moyen Age», Settimane Spoleto, 1965.
Ubierto, A.: Ciclos económicos en la Edad Media Española; Valencia, 1969.
Vallvé, J.: «Notas de metrología hispano-árabe»; Al-Andalus, 1976 y 1977.
Martínez Montávez, P.: «La Economía de la España omeya»; Hispania, 1965 (reseña a S. M. Imamuddin, The economic history of Spain under the Umayyads, obra sin valor); ésta y otras reseñas en Chalmeta, P.: «De economía musulmana: mise au point crítico-bibliográfica»; Anuario de Historia Económica y Social, 1975, 663-693.
Barceló, M.: «El hiato en las acuñaciones de oro en Al-Andalus»; Moneda y Crédito, 1975.
Balaguer, A.: «Nuevos datos sobre la moneda transicional árabe-musulmana de Hispania y África»; Gaceta Numismática, 1976.
Chalmeta, P.: «Facteurs de la formation des prix dans l´lslam médiéval»; Actes I Congrès d´Histoire et de Civilisation du Maghreb, Túnez, 1979, I, 111-37.
l Islam, tras sus conquistas desde el siglo VII, creó un espacio económico homogéneo, activo hasta el siglo XII, cuando se inicia, con la decadencia, su anacronismo y su pérdida de iniciativa. Ese gran espacio, integrado por unidades diversas complementarias, parte de mantener las bases anteriores de productos y consumos, pero, al englobar los ámbitos enfrentados del Oriente y el Occidente, imprime dinamismo al intercambio y hace del comercio la clave de su sistema económico, centrado éste en las ciudades, donde la producción industrial se orienta a una exportación de amplio radio. Fuera de esa red (en oposición incluso a ella, como ya indicó Ibn Jaldun en el siglo XIV) queda el campo, con economía agrícola o de pastoreo, supeditada al centro urbano más próximo. Al-Andalus perteneció al espacio económico musulmán, y, aunque funcionó de forma bastante autárquica, contó en él como uno de los máximos proveedores de esclavos y de seda, además de producir en abundancia artículos de primera necesidad, lo cual redundaba en su baratura, notada por el geógrafo oriental, del siglo X, Ibn Hawqal. Fue también enclave importante en el eje África-Europa y en el eje mediterráneo. Las evoluciones deben estudiarse por bloques coherentes, propuestos por C. Cahen. A. Ubieto expuso, iniciando esa vía, los ciclos económicos de la España musulmana, distinguiendo unos expansivos y el resto recesivos.
El Islam, tras sus conquistas Buscar voz... desde el siglo VII, creó un espacio económico homogéneo, activo hasta el siglo XII, cuando se inicia, con la decadencia, su anacronismo y su pérdida de iniciativa. Ese gran espacio, integrado por unidades diversas complementarias, parte de mantener las bases anteriores de productos y consumos, pero, al englobar los ámbitos enfrentados del Oriente y el Occidente, imprime dinamismo al intercambio y hace del comercio la clave de su sistema económico, centrado éste en las ciudades, donde la producción industrial se orienta a una exportación de amplio radio. Fuera de esa red (en oposición incluso a ella, como ya indicó Ibn Jaldun en el siglo XIV) queda el campo, con economía agrícola o de pastoreo, supeditada al centro urbano más próximo. Al-Andalus Buscar voz... perteneció al espacio económico musulmán, y, aunque funcionó de forma bastante autárquica, contó en él como uno de los máximos proveedores de esclavos y de seda, además de producir en abundancia artículos de primera necesidad, lo cual redundaba en su baratura, notada por el geógrafo oriental, del siglo X, Ibn Hawqal. Fue también enclave importante en el eje África-Europa y en el eje mediterráneo. Las evoluciones deben estudiarse por bloques coherentes, propuestos por C. Cahen. A. Ubieto Buscar voz... expuso, iniciando esa vía, los ciclos económicos de la España musulmana, distinguiendo unos expansivos (de la conquista a Abd al-Rahman I%99; Abd al-Rahman III Buscar voz... y al-Hakam II Buscar voz...; períodos centrales de almorávides Buscar voz..., almohades y reino de Granada), y el resto recesivos.
• Bibliog.:
Cahen, C.: «Quelques problemes concernant l´expansion économique musulmane au haut Moyen Age», Settimane Spoleto, 1965.
Ubierto, A.: Ciclos económicos en la Edad Media Española; Valencia, 1969.
Vallvé, J.: «Notas de metrología hispano-árabe»; Al-Andalus, 1976 y 1977.
Martínez Montávez, P.: «La Economía de la España omeya»; Hispania, 1965 (reseña a S. M. Imamuddin, The economic history of Spain under the Umayyads, obra sin valor); ésta y otras reseñas en Chalmeta, P.: «De economía musulmana: mise au point crítico-bibliográfica»; Anuario de Historia Económica y Social, 1975, 663-693.
Barceló, M.: «El hiato en las acuñaciones de oro en Al-Andalus»; Moneda y Crédito, 1975.
Balaguer, A.: «Nuevos datos sobre la moneda transicional árabe-musulmana de Hispania y África»; Gaceta Numismática, 1976.
Chalmeta, P.: «Facteurs de la formation des prix dans l´lslam médiéval»; Actes I Congrès d´Histoire et de Civilisation du Maghreb, Túnez, 1979, I, 111-37.
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l Islam, tras sus conquistas desde el siglo VII, creó un espacio económico homogéneo, activo hasta el siglo XII, cuando se inicia, con la decadencia, su anacronismo y su pérdida de iniciativa. Ese gran espacio, integrado por unidades diversas complementarias, parte de mantener las bases anteriores de productos y consumos, pero, al englobar los ámbitos enfrentados del Oriente y el Occidente, imprime dinamismo al intercambio y hace del comercio la clave de su sistema económico, centrado éste en las ciudades, donde la producción industrial se orienta a una exportación de amplio radio. Fuera de esa red (en oposición incluso a ella, como ya indicó Ibn Jaldun en el siglo XIV) queda el campo, con economía agrícola o de pastoreo, supeditada al centro urbano más próximo. Al-Andalus perteneció al espacio económico musulmán, y, aunque funcionó de forma bastante autárquica, contó en él como uno de los máximos proveedores de esclavos y de seda, además de producir en abundancia artículos de primera necesidad, lo cual redundaba en su baratura, notada por el geógrafo oriental, del siglo X, Ibn Hawqal. Fue también enclave importante en el eje África-Europa y en el eje mediterráneo. Las evoluciones deben estudiarse por bloques coherentes, propuestos por C. Cahen. A. Ubieto expuso, iniciando esa vía, los ciclos económicos de la España musulmana, distinguiendo unos expansivos y el resto recesivos.