allucard
La idea imperial de Carlos V, a veces calificada de monarquía universal, ha sido sujeta a muy distintas interpretaciones, sobre su modernidad o medievalidad. Fue debatida desde las mismas formulaciones de sus consejeros, el italiano canciller Mercurino Gattinara, su preceptor flamenco Adriano de Utrecht (futuro papa Adriano VI) y los castellanos Pedro Ruiz de la Mota (obispo de Badajoz, conocido como doctor Mota), fray Antonio de Guevara y otros, entre los que se pueden citar a Hugo de Moncada, a Fernando de Ávalos (marqués de Pescara) o a Alfonso de Valdés.1 Las oposiciones internas (Guerra de las Comunidades de Castilla y Reforma protestante en Alemania) y externas (fundamentalmente su rivalidad con Francisco I de Francia y su ambigua relación con el Papado, continuidad de la medieval entre los dos poderes universales) también fueron decisivas en su definición. En la historiografía es un tópico recurrente, sobre todo desde la polémica entre Karl Brandi y Ramón Menéndez Pidal (1937). El joven Carlos de Habsburgo, nacido en Gante en 1500, recibió en la corte flamenca una educación humanista y cristiana (era la época de Erasmo de Rotterdam). A medida que recibía a través de sucesivas herencias un vastísimo conjunto de territorios (a la muerte de su abuelo Fernando el Católico en 1516; y de su abuelo Maximiliano I de Habsburgo en 1519) y conseguía la elección imperial (1519, en pugna con Francisco I de Francia) fue configurando, con la intervención de varios consejeros, una idea (o sucesivas y distintas ideas) de cómo y en beneficio de qué utilizar ese inmenso poder, a caballo entre el providencialismo y la razón de estado; el universalismo y distintos lugares que podría considerar como el centro de su Imperio (Flandes, Borgoña, Alemania, Castilla...); hacia dónde expandirse (Colonización española de las Américas, Norte de África, Guerras de Italia, Este de Europa...) y quiénes eran sus enemigos (protestantes, turcos, franceses, el propio Papa...) y aliados (principalmente Portugal e Inglaterra). Se suele considerar como un fracaso la trayectoria de esa idea imperial, plasmado en sucesivas renuncias: la primera a los territorios del Archiducado de Austria, que cedió a su hermano Fernando I de Habsburgo, junto con la pretensión a sucederle en el Sacro Imperio y los territorios de la Corona de Hungría. Posteriormente esto originó la división de la dinastía en los Austrias de Viena y los Austrias de Madrid. Las más polémicas fueron las cesiones tanto políticas como religiosas en Alemania (Dieta de Worms, Dieta de Augsburgo). La última, las abdicaciones de Bruselas en su hijo Felipe II y su retirada al monasterio de Yuste.
El joven Carlos de Habsburgo, nacido en Gante en 1500, recibió en la corte flamenca una educación humanista y cristiana (era la época de Erasmo de Rotterdam). A medida que recibía a través de sucesivas herencias un vastísimo conjunto de territorios (a la muerte de su abuelo Fernando el Católico en 1516; y de su abuelo Maximiliano I de Habsburgo en 1519) y conseguía la elección imperial (1519, en pugna con Francisco I de Francia) fue configurando, con la intervención de varios consejeros, una idea (o sucesivas y distintas ideas) de cómo y en beneficio de qué utilizar ese inmenso poder, a caballo entre el providencialismo y la razón de estado; el universalismo y distintos lugares que podría considerar como el centro de su Imperio (Flandes, Borgoña, Alemania, Castilla...); hacia dónde expandirse (Colonización española de las Américas, Norte de África, Guerras de Italia, Este de Europa...) y quiénes eran sus enemigos (protestantes, turcos, franceses, el propio Papa...) y aliados (principalmente Portugal e Inglaterra).
Se suele considerar como un fracaso la trayectoria de esa idea imperial, plasmado en sucesivas renuncias: la primera a los territorios del Archiducado de Austria, que cedió a su hermano Fernando I de Habsburgo, junto con la pretensión a sucederle en el Sacro Imperio y los territorios de la Corona de Hungría. Posteriormente esto originó la división de la dinastía en los Austrias de Viena y los Austrias de Madrid. Las más polémicas fueron las cesiones tanto políticas como religiosas en Alemania (Dieta de Worms, Dieta de Augsburgo). La última, las abdicaciones de Bruselas en su hijo Felipe II y su retirada al monasterio de Yuste.