El Motín de Aranjuez fue un levantamiento ocurrido entre el 17 y el 19 de marzo de 1808 por las calles de esta localidad madrileña. Se desencadenó debido a varias causas, entre ellas las consecuencias de la derrota de Trafalgar, que recayó fundamentalmente en las clases bajas. A ello hay que sumarle el descontento de la nobleza, la impaciencia del Príncipe de Asturias (el futuro Fernando VII) por reinar, la acción de los agentes de Napoleón, las intrigas de la Corte -donde se iba creando un núcleo opositor en torno al Príncipe de Asturias, formado por aristócratas recelosos del poder de Manuel Godoy, y escandalizados por las supuestas relaciones de este con la reina María Luisa de Parma-, así como el temor del clero a las medidasdesamortizadoras.
La presencia de tropas francesas en España, en virtud del tratado de Fontainebleau, se había ido haciendo amenazante a medida que iban ocupando (sin ningún respaldo del tratado) diversas localidades españolas (Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona o Figueras). El total de soldados franceses acantonados en España ascendía a unos 65.000, que controlaban no solo las comunicaciones con Portugal, sino también con Madrid, así como la frontera francesa.
La presencia de estas tropas terminó por alarmar a Godoy. En marzo de 1808, temiéndose lo peor, la familia real se retiró a Aranjuez para, en caso de necesidad, seguir camino hacia el sur, hacia Sevilla y embarcarse para América, como ya había hecho Juan VI de Portugal.
El 17 de marzo de 1808, tras correr por las calles de Aranjuez el rumor del viaje de los reyes, una pequeña multitud (compuesta por empleados de los nobles llegados al efecto, puesto que al ser sitio Real y no Villa, Aranjuez no tenía una población villana que pudiera alzarse por sí sola) , dirigida por miembros del partido fernandino -nobles cercanos al Príncipe de Asturias-, se agolpa frente al Palacio Real y asalta el palacio de Godoy, quemando aquellos enseres que no fueron directamente saqueados. El motín perseguía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en Fernando. El día 19, por la mañana, Godoy es encontrado escondido entre esteras de su palacio y trasladado hasta el Cuartel de Guardias de Corps, en medio de una lluvia de golpes. Ante esta situación y el temor de un linchamiento, interviene el príncipe Fernando, verdadero dueño de la situación, en el que abdica su padre al mediodía de ese mismo día, convirtiéndolo en Fernando VII.
Los acontecimientos de Aranjuez fueron los primeros estertores de la agonía del Antiguo Régimen en España. El pueblo había sido manipulado, pero en cualquier caso, su intervención fue decisiva, puesto que no solo consiguió la renuncia de un ministro odiado (ya había ocurrido en el motín de Esquilache, en 1766), sino también la renuncia de un soberano y el acceso al trono de un nuevo rey, legitimado por la voluntad popular. Caro fue el precio pagado: la sangre de la guerra de la independencia y un posterior reinado de Fernando VII nefasto y que acabaría en la primera guerra carlista, ya que debido a esta situación, Carlos IV escribió a Napoleón "ponerse en los brazos de un gran monarca, aliado suyo"; buscando la recuperación del trono usurpado por su propio hijo. Esto provocó que Napoleón confirmara su idea sobre la debilidad e ineficiencia de la corona española y se decidiera a invadir España.
El Motín de Aranjuez fue un levantamiento ocurrido entre el 17 y el 19 de marzo de 1808 por las calles de esta localidad madrileña. Se desencadenó debido a varias causas, entre ellas las consecuencias de la derrota de Trafalgar, que recayó fundamentalmente en las clases bajas. A ello hay que sumarle el descontento de la nobleza, la impaciencia del Príncipe de Asturias (el futuro Fernando VII) por reinar, la acción de los agentes de Napoleón, las intrigas de la Corte -donde se iba creando un núcleo opositor en torno al Príncipe de Asturias, formado por aristócratas recelosos del poder de Manuel Godoy, y escandalizados por las supuestas relaciones de este con la reina María Luisa de Parma-, así como el temor del clero a las medidasdesamortizadoras.
La presencia de tropas francesas en España, en virtud del tratado de Fontainebleau, se había ido haciendo amenazante a medida que iban ocupando (sin ningún respaldo del tratado) diversas localidades españolas (Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona o Figueras). El total de soldados franceses acantonados en España ascendía a unos 65.000, que controlaban no solo las comunicaciones con Portugal, sino también con Madrid, así como la frontera francesa.
La presencia de estas tropas terminó por alarmar a Godoy. En marzo de 1808, temiéndose lo peor, la familia real se retiró a Aranjuez para, en caso de necesidad, seguir camino hacia el sur, hacia Sevilla y embarcarse para América, como ya había hecho Juan VI de Portugal.
El 17 de marzo de 1808, tras correr por las calles de Aranjuez el rumor del viaje de los reyes, una pequeña multitud (compuesta por empleados de los nobles llegados al efecto, puesto que al ser sitio Real y no Villa, Aranjuez no tenía una población villana que pudiera alzarse por sí sola) , dirigida por miembros del partido fernandino -nobles cercanos al Príncipe de Asturias-, se agolpa frente al Palacio Real y asalta el palacio de Godoy, quemando aquellos enseres que no fueron directamente saqueados. El motín perseguía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en Fernando. El día 19, por la mañana, Godoy es encontrado escondido entre esteras de su palacio y trasladado hasta el Cuartel de Guardias de Corps, en medio de una lluvia de golpes. Ante esta situación y el temor de un linchamiento, interviene el príncipe Fernando, verdadero dueño de la situación, en el que abdica su padre al mediodía de ese mismo día, convirtiéndolo en Fernando VII.
Los acontecimientos de Aranjuez fueron los primeros estertores de la agonía del Antiguo Régimen en España. El pueblo había sido manipulado, pero en cualquier caso, su intervención fue decisiva, puesto que no solo consiguió la renuncia de un ministro odiado (ya había ocurrido en el motín de Esquilache, en 1766), sino también la renuncia de un soberano y el acceso al trono de un nuevo rey, legitimado por la voluntad popular. Caro fue el precio pagado: la sangre de la guerra de la independencia y un posterior reinado de Fernando VII nefasto y que acabaría en la primera guerra carlista, ya que debido a esta situación, Carlos IV escribió a Napoleón "ponerse en los brazos de un gran monarca, aliado suyo"; buscando la recuperación del trono usurpado por su propio hijo. Esto provocó que Napoleón confirmara su idea sobre la debilidad e ineficiencia de la corona española y se decidiera a invadir España.