Hoy, más que nunca, es necesario construir “La Civilización del Amor” que no puede tener mejores cimientos que dentro de la estructura familiar.
La civilización es siempre una expresión del hombre; y el amor, la demostración de un hombre pleno.
A la familia le corresponde, entonces, construir la civilización del amor, es decir, una cultura impregnada de valores, que le permita al hombre desarrollarse integralmente y que pueda permear a otros ambientes.
Hoy, más que nunca, es necesario construir “La Civilización del Amor” que no puede tener mejores cimientos que dentro de la estructura familiar.
La civilización es siempre una expresión del hombre; y el amor, la demostración de un hombre pleno.
A la familia le corresponde, entonces, construir la civilización del amor, es decir, una cultura impregnada de valores, que le permita al hombre desarrollarse integralmente y que pueda permear a otros ambientes.