El sacramento de la Reconciliación es uno de los aspectos más singulares y bellos de la Iglesia Católica. Jesucristo, en Su abundante amor y misericordia, estableció el Sacramento de la Confesión, para que nosotros como pecadores tuviéramos la posibilidad de obtener el perdón de nuestros pecados y reconciliarnos con Dios y la Iglesia. El sacramento “nos lava y limpia”, y nos renueva en Cristo.
“Jesús les dijo nuevamente, ‘La paz sea con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.’ Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.’” (Juan 20:21-23).
El sacramento de la Reconciliación es uno de los aspectos más singulares y bellos de la Iglesia Católica. Jesucristo, en Su abundante amor y misericordia, estableció el Sacramento de la Confesión, para que nosotros como pecadores tuviéramos la posibilidad de obtener el perdón de nuestros pecados y reconciliarnos con Dios y la Iglesia. El sacramento “nos lava y limpia”, y nos renueva en Cristo.
“Jesús les dijo nuevamente, ‘La paz sea con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.’ Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.’” (Juan 20:21-23).