Este último año, Colombia ha estado repleta de eventos históricos. Paros agrarios, negociaciones de paz, consultas populares, grandes manifestaciones estudiantiles, en fin, un gran dinamismo en el entorno de los movimientos sociales. Aunque no sea lo suficientemente masivo para cambiar la balanza del poder, si es lo suficiente para que se vislumbre el camino a la esperanza para este pueblo al que tanto ésta se le ha negado.
Negociaciones de paz
Ya hace un año que representantes de las FARC-EP y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos se encuentran en negociaciones en la ciudad de la Habana, Cuba con el fin de buscar el fin del conflicto armado en ese país andino.
Estas conversaciones que se iniciaron bajo un “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, no son meramente diálogos entre fuerzas opuestas para lograr un consenso. Son y reflejan la dura realidad colombiana que afecta a la gran mayoría de su población. Exponen la enorme desigualdad que existe en este país, lo que hace imposible una paz con justicia social. Exponen también la falta de garantías democráticas para quienes se opongan a las políticas neoliberales impuestas por los EE.UU. y llevadas a cabo por el gobierno nacional.
La insurgencia armada, tanto las FARC-EP como el ELN, no son sino la expresión de un pueblo ante tanta pobreza, hambre y desamparo sin otra posibilidad de lucha. En Colombia, la lucha por los derechos humanos, sociales y sindicales se paga con sangre y con la vida, como lo han demostrado las cientos de miles de personas muertas, activistas sociales, de derechos humanos, campesinos, afrodescendientes, estudiantes, sindicalistas, etc.
Es por esto que este Proceso de Paz va dirigido a toda la población colombiana. De hecho, las FARC han creado una página en el internet “mesadeconversaciones.com.co” donde no solo están las propuestas, sino que se pide a la población en general escribir sus comentarios y propuestas. Éstas han sido estudiadas por la insurgencia en la mesa de diálogos e incorporadas a las propuestas dirigidas al gobierno. La mesa de diálogo también hizo una convocatoria para la celebración de foros temáticos en Colombia y así fomentar la participación activa en las negociaciones.
De los seis puntos de la agenda de discusiones, (1) política de desarrollo agrario integral, (2) participación política, (3) fin del conflicto, (4) solución al problema de las drogas ilícitas, (5) víctimas y (6) la implementación, verificación y refrendación, sólo los primeros dos han concluido.
Cada paso de las conversaciones se ha visto entorpecido por una clara renuencia del gobierno a lograr una solución que no sea otra que la insurgencia deponga sus armas unilateralmente. Por una parte el gobierno ha negado la posibilidad de un cese a las confrontaciones armadas mientras se lleve a cabo el proceso, y por otra no ha permitido un diálogo abierto de la ciudadanía con las fuerzas insurgentes.
Sólo hace muy poco, el 1º de octubre, se vio en la televisión colombiana una entrevista por el periodista Antonio Caballero a Pablo Catatumbo e Iván Márquez, voceros de las FARC desde Cuba, en el programa “Las Claves” en el Canal Capital donde explican al pueblo cómo se están desarrollando las conversaciones.
Este último año, Colombia ha estado repleta de eventos históricos. Paros agrarios, negociaciones de paz, consultas populares, grandes manifestaciones estudiantiles, en fin, un gran dinamismo en el entorno de los movimientos sociales. Aunque no sea lo suficientemente masivo para cambiar la balanza del poder, si es lo suficiente para que se vislumbre el camino a la esperanza para este pueblo al que tanto ésta se le ha negado.
Negociaciones de paz
Ya hace un año que representantes de las FARC-EP y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos se encuentran en negociaciones en la ciudad de la Habana, Cuba con el fin de buscar el fin del conflicto armado en ese país andino.
Estas conversaciones que se iniciaron bajo un “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, no son meramente diálogos entre fuerzas opuestas para lograr un consenso. Son y reflejan la dura realidad colombiana que afecta a la gran mayoría de su población. Exponen la enorme desigualdad que existe en este país, lo que hace imposible una paz con justicia social. Exponen también la falta de garantías democráticas para quienes se opongan a las políticas neoliberales impuestas por los EE.UU. y llevadas a cabo por el gobierno nacional.
La insurgencia armada, tanto las FARC-EP como el ELN, no son sino la expresión de un pueblo ante tanta pobreza, hambre y desamparo sin otra posibilidad de lucha. En Colombia, la lucha por los derechos humanos, sociales y sindicales se paga con sangre y con la vida, como lo han demostrado las cientos de miles de personas muertas, activistas sociales, de derechos humanos, campesinos, afrodescendientes, estudiantes, sindicalistas, etc.
Es por esto que este Proceso de Paz va dirigido a toda la población colombiana. De hecho, las FARC han creado una página en el internet “mesadeconversaciones.com.co” donde no solo están las propuestas, sino que se pide a la población en general escribir sus comentarios y propuestas. Éstas han sido estudiadas por la insurgencia en la mesa de diálogos e incorporadas a las propuestas dirigidas al gobierno. La mesa de diálogo también hizo una convocatoria para la celebración de foros temáticos en Colombia y así fomentar la participación activa en las negociaciones.
De los seis puntos de la agenda de discusiones, (1) política de desarrollo agrario integral, (2) participación política, (3) fin del conflicto, (4) solución al problema de las drogas ilícitas, (5) víctimas y (6) la implementación, verificación y refrendación, sólo los primeros dos han concluido.
Cada paso de las conversaciones se ha visto entorpecido por una clara renuencia del gobierno a lograr una solución que no sea otra que la insurgencia deponga sus armas unilateralmente. Por una parte el gobierno ha negado la posibilidad de un cese a las confrontaciones armadas mientras se lleve a cabo el proceso, y por otra no ha permitido un diálogo abierto de la ciudadanía con las fuerzas insurgentes.
Sólo hace muy poco, el 1º de octubre, se vio en la televisión colombiana una entrevista por el periodista Antonio Caballero a Pablo Catatumbo e Iván Márquez, voceros de las FARC desde Cuba, en el programa “Las Claves” en el Canal Capital donde explican al pueblo cómo se están desarrollando las conversaciones.