La Ley de Ingresos de la Federación, LIF, puede considerarse como la política pública más importante que el gobierno posee para lograr sus objetivos de (a) reducción en la desigualdad de ingresos de la sociedad y de (b) fomento a las actividades productivas y estratégicas de la nación. Ésta, siendo una ley, rige la cantidad de recursos que el Estado deberá disponer para un año fiscal, acorde con otros objetivos de (c) reducción de la pobreza y de (d) desarrollo económico, plasmados éstos dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación, PEF. Salvo por las contribuciones[1], en México no se pueden etiquetar ingresos públicos a gastos específicos del propio gobierno. Por esto, técnicamente, la LIF se encuentra limitada para lograr –o, al menos, no se espera de ella– una reducción en la pobreza[2], debido a que no provee directamente bienes ni servicios a la sociedad; únicamente se limita a recaudar, buscando, en el proceso, que esto tenga una estructura progresiva. Lo anterior no sucede necesariamente con el PEF, pues puede lograr objetivos tanto de reducción de pobreza como de desigualdad. Sin embargo, esto no significa que ambas tengan la misma eficiencia para un mismo objetivo.
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La Ley de Ingresos de la Federación, LIF, puede considerarse como la política pública más importante que el gobierno posee para lograr sus objetivos de (a) reducción en la desigualdad de ingresos de la sociedad y de (b) fomento a las actividades productivas y estratégicas de la nación. Ésta, siendo una ley, rige la cantidad de recursos que el Estado deberá disponer para un año fiscal, acorde con otros objetivos de (c) reducción de la pobreza y de (d) desarrollo económico, plasmados éstos dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación, PEF. Salvo por las contribuciones[1], en México no se pueden etiquetar ingresos públicos a gastos específicos del propio gobierno. Por esto, técnicamente, la LIF se encuentra limitada para lograr –o, al menos, no se espera de ella– una reducción en la pobreza[2], debido a que no provee directamente bienes ni servicios a la sociedad; únicamente se limita a recaudar, buscando, en el proceso, que esto tenga una estructura progresiva. Lo anterior no sucede necesariamente con el PEF, pues puede lograr objetivos tanto de reducción de pobreza como de desigualdad. Sin embargo, esto no significa que ambas tengan la misma eficiencia para un mismo objetivo.