La oración no es un invento humano. No es algo que se nos haya ocurrido con el afán de comunicarnos con Dios. De hecho, si meditamos un poco en esto, nos resulta sorprendente que exista una posibilidad de comunicación con un ser tan excelso y santo, quizás por eso la mayoría de los pueblos pensaron que sus dioses no podrían escucharlos a menos que les ofrecieran diversos sacrificios. Pero en el caso de nuestro Dios, del que sabemos por la Biblia que es un Ser misericordioso y lleno de buena voluntad para con el hombre, es él quien ha tomado la iniciativa y nos ha invitado a darle a conocer nuestras peticiones a través de la oración.
La oración no es un invento humano. No es algo que se nos haya ocurrido con el afán de comunicarnos con Dios. De hecho, si meditamos un poco en esto, nos resulta sorprendente que exista una posibilidad de comunicación con un ser tan excelso y santo, quizás por eso la mayoría de los pueblos pensaron que sus dioses no podrían escucharlos a menos que les ofrecieran diversos sacrificios. Pero en el caso de nuestro Dios, del que sabemos por la Biblia que es un Ser misericordioso y lleno de buena voluntad para con el hombre, es él quien ha tomado la iniciativa y nos ha invitado a darle a conocer nuestras peticiones a través de la oración.
Las promesas de Dios.