-¡Mamani Poma Juaaan! -gritó el pagador con voz cansada.
-¡Mamani Pomaaaa! ¡Mamaniiii! -repitieron varias voces ásperas entre el grupo de mineros que esperaban su pago quincenal, parados frente a las ventanillas de unas casuchas achatadas, con paredes de barro y techo de calamina. Era la administración de la mina wólfram "Kami". El eterno frío de la cordillera de los andes, implacable enemigo de esta especie de gusanos envueltos en harapos y cubiertos de tierra oscura, parecía morder con más ferocidad que otras veces.
-¡Mamaniiiii! -gritó de nuevo el pagador y la última sílaba se adelgazó como un hilo. Los obreros se rieron ante el tono de irritación histérica del grito.
-¿Qué es de ese animal?
Volvió a mirar el cebadal y se paró. Sin darse cuenta regresó al pasado. Sus ojos dejaron de percibir la realidad presente y se perdieron en la perspectiva ilimitada del recuerdo. Como en un sueño, las delgadas y distantes espigas de cebada se agigantaron hasta convertirse en vigorosas cañas de maíz de color verde amarillo, a punto de madurar. Vio claramente el maizal de su chacra y escuchó incluso el murmullo del pequeño río a su vera.
-¡Mamani Poma Juaaan! -gritó el pagador con voz cansada.
-¡Mamani Pomaaaa! ¡Mamaniiii! -repitieron varias voces ásperas entre el grupo de mineros que esperaban su pago quincenal, parados frente a las ventanillas de unas casuchas achatadas, con paredes de barro y techo de calamina. Era la administración de la mina wólfram "Kami". El eterno frío de la cordillera de los andes, implacable enemigo de esta especie de gusanos envueltos en harapos y cubiertos de tierra oscura, parecía morder con más ferocidad que otras veces.
-¡Mamaniiiii! -gritó de nuevo el pagador y la última sílaba se adelgazó como un hilo. Los obreros se rieron ante el tono de irritación histérica del grito.
-¿Qué es de ese animal?
Volvió a mirar el cebadal y se paró. Sin darse cuenta regresó al pasado. Sus ojos dejaron de percibir la realidad presente y se perdieron en la perspectiva ilimitada del recuerdo. Como en un sueño, las delgadas y distantes espigas de cebada se agigantaron hasta convertirse en vigorosas cañas de maíz de color verde amarillo, a punto de madurar. Vio claramente el maizal de su chacra y escuchó incluso el murmullo del pequeño río a su vera.
Explicación:
espero y te ayude