La historia transcurre en Ecuador en la primera mitad del siglo 20, siendo sus personajes principales los indios de los huasipungos, son pedazos de tierra del terreno inservible, los cuales eran dados por los patrones a sus trabajadores. Es una de las obras más representativas de la literatura indigenista, movimiento que precedió al realismo mágico y que enfatizaba un realismo brutal.
Las condiciones en que vivían aquellos sujetos eran deplorables e inhumanas, los niños, como único juguete, usaban su excremento y sus orines para hacer una masa y así entretenerse, mientras sus madres eran sometidas a diferentes trabajos, y mientras sus taitas eran sometidos a duras jornadas de trabajo forzado y el que se resistiera a este era castigado y aniquilado por los altos mandos. Cuando un indígena se aporreaba trabajando como es el caso de Andrés Chiliquinga -uno de los personajes principales-, que en un descuido se cortó el pie con el hacha, le ponían provisionalmente telarañas y vendas, pero si este empeoraba lo llevaban donde el curandero, que chupaba la infección del pie junto con sus gusanos, hasta que el paciente se desmayaba, luego el brujo preparaba una olla de barro con agua y hierbas, las cuales ponía al fuego y después procedía a meter el pie del herido en ella, procedimiento que repetía todos los días hasta que el longo se curara totalmente. Pero lo que es inaudito es que los terratenientes los obligaban a trabajar aunque estuvieran enfermos, cambiando la labor hasta que pudieran regresar a su antiguo trabajo.
El indígena era rebajado hasta su mínima expresión, el cura cobraba fuertes sumas de dinero para celebrar misas, y para los entierros engañaba a los indios diciéndoles que si no pagaban, sus seres queridos irían al infierno. Era tal el estado en el que estaba Tomachi que a Andrés y a varios indios les tocó desenterrar un buey que Alfonso había mandado sepultar. El cuerpo ya estaba putrefacto pero el hambre de aquellos indígenas con sus guaguas llorando de hambre lo pudo todo, al llevar la mortecina al huasipungo la asaron pero a la esposa de Andrés le cayó mal y murió; Andrés tuvo que robar una vaca para pagar el entierro de su esposa vendiendo aquella vaca a Sangolquí (pueblo vecino), pero corriendo con tal mala suerte que lo cogieron y lo sometieron a fuertes torturas, para que el pueblo tomara escarmiento y no hiciera esto nunca.
El tiempo pasaba en esta población y el cura explotaba a los "longos" cada vez más, en esta ocasión él era el único que tenía buses para comunicarse con los pueblos vecinos, entonces cobraba grandes sumas de dinero por el transporte de mercancía o de indios. El cura y el terrateniente eran una sola voz, lo que ellos dijeran era sagrado y tenía que ser respetado, el que no lo hiciera tendría que pagar con su propia vida. Ya en últimas cuando el pueblo perdía toda esperanza de una buena comida, empezaron a correr los rumores en el pueblo de que por fin iban a llegar los estadounidenses que los salvarían, los longos se preparan con banderas, barren sus calles y se asean un poco para recibir a los que serían su salvación, pero apenas empezaron a pasar los carros de los estadounidenses, se dieron cuenta que estos por el contrario los acabarían. Estos personajes se reunieron con Alfonso para hacer entrega del territorio, y empezaron a ordenar la limpieza de los huasipungos para que ellos pudieran construir sus casas lujosas.
Pero lo que no habían predicho era que los runas no estaban dispuestos a abandonar sus huasipungos para probar suerte en la montaña, cuando menos pensaron los indios estaban en rebelión y mataron a cinco hombres de la burguesía, inmediatamente pidieron refuerzos en Quito. Los soldados que llegaron con sofisticadas armas comenzaron a matar a todos los indios que se rebelaban, asesinando, mujeres, hombres, niñas y niños, fue horrible. Empezaron a quemar la casa de Andrés Chiliquinga con algunos refugiados. Entonces los indios empezaron a salir de la casa asfixiados por el humo y entre ellos salió Chiliquinga con su hijo. Las últimas palabras que se escucharon de él fueron ¡Ñucanchic Huasipungo!: "¡Nuestro Huasipungo!". Hasta que lo lograron, los pantanos y las calles ya estaban manchados de sangre indígena que algún día les sirvió y que nunca pensaron en defraudarlos, siempre fieles hasta que sus vidas corrieron peligro...
Espero que te ayude a tu tarea o lo que sea
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johan4782
Pero quien gano jaja no entiedo si los indigenas o los gringos
La historia transcurre en Ecuador en la primera mitad del siglo 20, siendo sus personajes principales los indios de los huasipungos, son pedazos de tierra del terreno inservible, los cuales eran dados por los patrones a sus trabajadores. Es una de las obras más representativas de la literatura indigenista, movimiento que precedió al realismo mágico y que enfatizaba un realismo brutal.
Las condiciones en que vivían aquellos sujetos eran deplorables e inhumanas, los niños, como único juguete, usaban su excremento y sus orines para hacer una masa y así entretenerse, mientras sus madres eran sometidas a diferentes trabajos, y mientras sus taitas eran sometidos a duras jornadas de trabajo forzado y el que se resistiera a este era castigado y aniquilado por los altos mandos. Cuando un indígena se aporreaba trabajando como es el caso de Andrés Chiliquinga -uno de los personajes principales-, que en un descuido se cortó el pie con el hacha, le ponían provisionalmente telarañas y vendas, pero si este empeoraba lo llevaban donde el curandero, que chupaba la infección del pie junto con sus gusanos, hasta que el paciente se desmayaba, luego el brujo preparaba una olla de barro con agua y hierbas, las cuales ponía al fuego y después procedía a meter el pie del herido en ella, procedimiento que repetía todos los días hasta que el longo se curara totalmente. Pero lo que es inaudito es que los terratenientes los obligaban a trabajar aunque estuvieran enfermos, cambiando la labor hasta que pudieran regresar a su antiguo trabajo.
El indígena era rebajado hasta su mínima expresión, el cura cobraba fuertes sumas de dinero para celebrar misas, y para los entierros engañaba a los indios diciéndoles que si no pagaban, sus seres queridos irían al infierno. Era tal el estado en el que estaba Tomachi que a Andrés y a varios indios les tocó desenterrar un buey que Alfonso había mandado sepultar. El cuerpo ya estaba putrefacto pero el hambre de aquellos indígenas con sus guaguas llorando de hambre lo pudo todo, al llevar la mortecina al huasipungo la asaron pero a la esposa de Andrés le cayó mal y murió; Andrés tuvo que robar una vaca para pagar el entierro de su esposa vendiendo aquella vaca a Sangolquí (pueblo vecino), pero corriendo con tal mala suerte que lo cogieron y lo sometieron a fuertes torturas, para que el pueblo tomara escarmiento y no hiciera esto nunca.
El tiempo pasaba en esta población y el cura explotaba a los "longos" cada vez más, en esta ocasión él era el único que tenía buses para comunicarse con los pueblos vecinos, entonces cobraba grandes sumas de dinero por el transporte de mercancía o de indios. El cura y el terrateniente eran una sola voz, lo que ellos dijeran era sagrado y tenía que ser respetado, el que no lo hiciera tendría que pagar con su propia vida. Ya en últimas cuando el pueblo perdía toda esperanza de una buena comida, empezaron a correr los rumores en el pueblo de que por fin iban a llegar los estadounidenses que los salvarían, los longos se preparan con banderas, barren sus calles y se asean un poco para recibir a los que serían su salvación, pero apenas empezaron a pasar los carros de los estadounidenses, se dieron cuenta que estos por el contrario los acabarían. Estos personajes se reunieron con Alfonso para hacer entrega del territorio, y empezaron a ordenar la limpieza de los huasipungos para que ellos pudieran construir sus casas lujosas.
Pero lo que no habían predicho era que los runas no estaban dispuestos a abandonar sus huasipungos para probar suerte en la montaña, cuando menos pensaron los indios estaban en rebelión y mataron a cinco hombres de la burguesía, inmediatamente pidieron refuerzos en Quito. Los soldados que llegaron con sofisticadas armas comenzaron a matar a todos los indios que se rebelaban, asesinando, mujeres, hombres, niñas y niños, fue horrible. Empezaron a quemar la casa de Andrés Chiliquinga con algunos refugiados. Entonces los indios empezaron a salir de la casa asfixiados por el humo y entre ellos salió Chiliquinga con su hijo. Las últimas palabras que se escucharon de él fueron ¡Ñucanchic Huasipungo!: "¡Nuestro Huasipungo!". Hasta que lo lograron, los pantanos y las calles ya estaban manchados de sangre indígena que algún día les sirvió y que nunca pensaron en defraudarlos, siempre fieles hasta que sus vidas corrieron peligro...
Espero que te ayude a tu tarea o lo que sea